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El cerebro: sus funciones y enfermedades
El ser humano tiene la capacidad de obtener e interpretar la información que obtiene de su medio ambiente para generar una respuesta, en forma de movimiento.
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El ser humano tiene la capacidad de obtener e interpretar la información que obtiene de su medio ambiente para generar una respuesta, en forma de movimiento. El órgano del cuerpo que integra toda esta información es el cerebro, a través del sistema nervioso central, y sus diferentes componentes como los hemisferios cerebrales, el cerebelo, el tallo cerebral y la médula espinal. Cada una de estas estructuras realiza actividades particulares y especializadas que permiten que el cuerpo humano funcione adecuadamente.

El sistema nervioso central está conformado por dos tipos de células: 1) las neuronas, y 2) las glías. Las neuronas son células altamente especializadas que tienen la capacidad de generar actividad eléctrica, la cual es fundamental para enviar mensajes a diferentes partes del cerebro y a las diferentes partes del cuerpo. El segundo tipo de células, las glías, son imprescindibles para la supervivencia de las neuronas, y se clasifican en tres subtipos principales: los astrocitos, que aportan nutrientes y condiciones óptimas para el bienestar de las neuronas; los oligodendrocitos que producen la mielina, una sustancia que favorece el flujo de la información en el cerebro; y las células de la microglía, que conforman el sistema de defensa de las neuronas.

La función correcta y coordinada de todas estas estructuras con el cerebro nos permite ver, escuchar, sentir, pensar, imaginar, aprender, recordar, caminar, respirar, hablar y todas las actividades que realizamos en nuestro día a día. Desafortunadamente, existen algunas condiciones en las que las células del sistema nervioso se alteran e incluso mueren, generando las llamadas enfermedades neurodegenerativas. Dentro de éstas, las más conocidas son: la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Huntington y la esclerosis lateral amiotrófica.

Debido a la variedad de enfermedades que pueden afectar al cerebro, surgen las preguntas: ¿todas se originan del mismo modo?, ¿todas provocan el mismo daño o las mismas consecuencias? Durante varios años se han realizado diversos estudios científicos sobre estas enfermedades y ahora sabemos mucho sobre su desarrollo, sin embargo, no se conoce del todo el origen preciso de cada una y, en muchos casos, surgen de manera espontánea. Aquí mencionamos un breve panorama de cómo se afectan las células del cerebro en cada una de estas enfermedades.

En la enfermedad de Alzheimer, las células del cerebro generan, de manera excesiva, unas fibras que, una vez producidas, no se pueden deshacer, lo que da como resultado su acumulación y, en consecuencia, las neuronas comienzan a morir. Este proceso de muerte de neuronas incrementa con el paso de los años y esto genera problemas de aprendizaje y memoria, por lo que los pacientes llegan a olvidar para qué sirven las cosas, e incluso no son capaces de reconocer o recordar a sus seres más queridos.

Por otra parte, se sabe que, en la enfermedad de Parkinson, un grupo de neuronas muy particulares (que normalmente producen una sustancia llamada dopamina) se degeneran y mueren. Cuando estas neuronas faltan, no hay dopamina, lo que lleva a problemas en la coordinación de movimientos, presentándose temblores involuntarios e incontrolados que deterioran la calidad de vida de las personas con esta patología.

De forma parecida, las personas que padecen la enfermedad de Huntington tienen problemas motrices y desarrollan movimientos involuntarios debido a una activación no controlada de los músculos. Esto sucede porque diversas neuronas encargadas de la coordinación del movimiento se deterioran y mueren. Sin embargo, a diferencia de la enfermedad de Parkinson, esta patología tiene un origen genético, es decir, puede ser hereditaria.

En la esclerosis lateral amiotrófica, los pacientes conservan intactas sus capacidades mentales cognitivas, sin embargo, las células que activan a los músculos del cuerpo (llamadas motoneuronas) mueren progresivamente, lo que provoca pérdida del movimiento. Esta degeneración de motoneuronas incrementa con el tiempo, hasta que los pacientes quedan en completa inmovilidad.

Aunque, como ya se ha mencionado, hay factores hereditarios que predisponen a algunas de estas enfermedades neurodegenerativas, existe una proporción muy grande de pacientes que, desafortunadamente, desarrollan alguna de estas patologías espontáneamente, por lo que es de gran importancia mantener buenos hábitos en nuestra vida cotidiana como son una dieta balanceada, descanso suficiente y ejercicio físico y mental, todo esto con la intención de disminuir la probabilidad de desarrollar alguno de estos padecimientos. 


Escrito por Dr. Orlando Ramírez Jarquín

Instituto de Fisiología Celular, UNAM. Facultad de Ciencias, UNAM


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