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CIDE
Con sus ataques a las instituciones educativas y culturales, López Obrador pretende eliminar el pensamiento crítico, una actitud retrógrada muy parecida a la que hace varios siglos desembocó en el asesinato de judíos en la primera mitad del Siglo XX.
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Le pedí a un taxista, hace unos 10 años, que me llevara al CIDE y me contestó: ¿A dónde?, de lo cual deduje que no sabía sobre la existencia de esta institución académica; y me di a la tarea de explicarle: el CIDE es el Centro de Investigación y Docencia Económicas, institución de alto nivel académico y con gran nivel de exigencia. El proceso de selección de los alumnos es muy riguroso. Por ejemplo, los estudiantes que tienen un promedio regular, pero que en la entrevista a que son sometidos exhiben cualidades académicas y conocimientos superiores a los del nivel preparatorio o “propedéutico” pueden ser aceptados.

Una vez aceptados, tienen la obligación de obtener calificaciones promedio por encima de 8.0, pues de no ser así, son dados de baja; o si obtienen 7.9 y tienen un buen desempeño, se les admite en el siguiente nivel semestral, pero con la condición de que deben alcanzar la calificación de 8.0; y en caso de no lograrlo, se les da de baja de manera inmediata. En el caso de los estudiantes de posgrado, señalé a nuestro amigo el taxista interesado en el tema, se hace una rigurosa selección y, una vez aprobados, casi todos reciben una beca del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

En ese entonces, el autor de este artículo era profesor de tiempo completo del CIDE y puedo decir que mis alumnos de maestría provenían de las clases bajas. No eran “fifís” ni gente “derechizada”, como hoy se les acusa. Algunos alumnos del nivel licenciatura tenían notablemente mejores condiciones económicas, pues se cobraba el acceso a la licenciatura, pero no por ello se les exigía menos y mis alumnos de licenciatura eran críticos y muy aplicados. Se preparaban con entusiasmo. Puedo decir que quienes egresan del CIDE son jóvenes con gran capacidad analítica y con posibilidades de resolver problemas complejos en situaciones de alta presión, como las que se requieren en muchas tareas de gobierno, de la academia o de la iniciativa privada.

Puedo contarles con alegría que, en una de las negociaciones que el Movimiento Antorchista hizo en la Secretaría de Hacienda (SHCP), ubicada en Constituyentes 1001, tuve el agrado de encontrarme con uno de mis alumnos recién egresado de una maestría en el CIDE y me sentí satisfecho por haber contribuido a su formaciíon académica. Sin una maestría o licenciatura de esta institución educativa, muchos jóvenes no lograrían un empleo con los niveles de conocimientos que exige la SHCP.

Con sus ataques a las instituciones educativas y culturales mediante la acusación de que son reaccionarias, conservadoras, “fifís”, de derecha, neoliberales, etc., el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) pretende eliminar el pensamiento crítico, una actitud retrógrada y muy parecida a la que se hace varios siglos desembocó en la expulsión de los jesuitas o en el asesinato de judíos en la primera mitad del Siglo XX. Sin embargo, la historia ha demostrado que el razonamiento crítico no se acaba con medidas administrativas ni con el autoritarismo, la muerte o la represión. Hoy recordamos a Giordano Bruno o a Galileo Galilei, quienes se opusieron a los regímenes de su época y, pese a que al primero lo quemaron vivo y al segundo lo recluyeron para impedirle que siguiera haciendo ciencia, sus verdades sobrevivieron y hoy nadie las puede ocultar, pues la Tierra se mueve y desde entonces “ya no es” el centro del Universo.

La primera acción arbitraria contra el CIDE, como las muchas en que ha incurrido este gobierno, fue cancelar el fideicomiso con que se sustentaba parcialmente –también recibe recursos privados y extranjeros– para tomar ese dinero como si fuera suyo. El segundo acto impositivo fue la persecución política y la campaña de prensa contra su director anterior, el doctor Sergio López Ayllón, a quien se obligó a renunciar para que en agosto pasado fuera nombrado por el Conacyt, como director interino, el doctor José Romero Tellaeche. El tercer acto impositivo provino de éste mediante la destitución, primero, del director del CIDE-Aguascalientes, el doctor Alejandro Madrazo, con el argumento de que se le había “perdido la confianza”(lo que debe entenderse como su “no sometimiento irrestricto a la 4T y a AMLO), y luego la de la doctora Catherine Andrews, Secretaria Académica del CIDE, a la que Romero Tellaeche destituyó por un “acto de rebeldía”.

Sí, ahora resulta que quien cuestiona a los morenistas encumbrados incurre en “actos de rebeldía” y tienen que ser destituido de su puesto. El nuevo director quería violentar los lineamientos de la institución posponiendo arbitrariamente las evaluaciones, a lo que se opuso la doctora Catherine y por eso fue destituida. Ésa es la represión y el autoritarismo del gobierno del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que, hasta ahora, se ha lanzado contra las instituciones académicas de alto nivel; pero que con el tiempo seguramente lo hará contra otras instituciones culturales, políticas y sociales. Al tiempo.

Conozco al doctor Romero, pues fue mi maestro en El Colegio de México. No estaba catalogado entre los mejores maestros del Colmex, no era exigente y no se le conocían actitudes autoritarias. Sin embargo, Romero Tellaeche fue ratificado por el Conacyt como director oficial del CIDE pese a las protestas de los estudiantes y su comunidad académica.

Todo esto conforma el proyecto dictatorial de AMLO para cuya consecución requiere la destrucción de las instituciones académicas donde prevalece el pensamiento crítico. El Presidente acusó, sin bases, a la institución por “haberse derechizado”, olvidando o desconociendo que no hay ciencia de derecha ni ciencia de izquierda y, para probarlo, basta un ejemplo muy sencillo: la ley de la gravedad descubierta por Sir Isaac Newton, ¿es de derecha porque la matematizó un Sir?

En la ceremonia donde rindió protesta como director del CIDE –después de un proceso nada transparente– José Romero afirmó que garantizará la “libertad de cátedra”. ¿En serio? ¿No que ya se había derechizado el CIDE?

Como exmiembro de la comunidad del CIDE conozco el nivel de exigencia de la institución, me manifiesto a favor de las demandas de los estudiantes y los conmino a que no desistan. Espíritu crítico ante todo y uso pacifico, pero enérgico, de sus derechos constitucionales. #YoDefiendoAlCIDE


Escrito por Brasil Acosta Peña

Doctor en Economía por El Colegio de México, con estancia en investigación en la Universidad de Princeton. Fue catedrático en el CIDE.


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