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En los partidos de la autodenominada “izquierda mexicana” existe un grupo de políticos que, desde hace tres décadas han alternado su presencia en el Congreso de la Unión como diputados y senadores, pero ninguno de ellos destaca por algún mérito legislativo o por haber defendido los derechos laborales y sociales de la clase trabajadora.
Varios de estos “legisladores” se han eternizado en estos cargos de representación popular gracias a su fidelidad “ideológica”, a su estrecha amistad con sus dirigentes de partido o porque cuentan con familiares en altas posiciones de las burocracias federal y estatales.
Algunos de ellos incluso han accedido ininterrumpidamente a un escaño o una curul sin el voto ciudadano porque son “plurinominales”, es decir, fueron electos por representación proporcional y, por tal motivo, no desarrollaron campañas político-electorales “ni se empolvaron o mojaron sus zapatos o zapatillas”.
Éste es el caso de los políticos más conocidos de Morena, la mayoría cercanos al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y exmilitantes del Partido de la Revolución Democrática (PRD), organización a la que antes también perteneció el tabasqueño.
Entre ellos se hallan Dolores Padierna Luna, Yeidckol Polevnsky, Leonel Godoy, Julio César Moreno, Félix Salgado Macedonio, Aleida Alavés, Víctor Varela y Pablo Gómez Álvarez, quien actualmente tiene permiso del Congreso para ocupar un cargo en la Fiscalía General de la República (FGR).
Sin embargo, esa práctica se da también entre los militantes de otros partidos políticos; y los ejemplos más connotados son Alberto Anaya Gutiérrez, fundador y “dueño” del Partido del Trabajo (PT), quien está por cumplir 30 años en curules o escaños del Congreso de la Unión, al igual que su colega Gerardo Fernández Noroña.
Entre los priistas, los casos más señalados son los de Augusto Gómez Villanueva, Manlio Fabio Beltrones, Carlos Aceves del Olmo, dirigente de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y Ana Lilia Herrera, además de los que recientemente dejaron el Partido Revolucionario Institucional (PRI) para afiliarse a Morena u otros partidos.
Otros políticos que han recurrido al “trapecismo” para vivir del erario con trajes de color partidista distinto son Dante Delgado Rannauro, fundador y dirigente eterno de Movimiento Ciudadano (MC) y exgobernador priista de Veracruz, a quien el expresidente Carlos Salinas de Gortari metió a la cárcel por corrupción:
La exgobernadora perredista de Zacatecas, Amalia García Medina, la experredista Alejandra Barrales y Clemente Castañeda, el todavía coordinador de la bancada del PRD en el Senado permanecerán otros seis años en esta cámara porque logró reelegirse el pasado dos de junio.
Los legisladores más “repetidores” del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) son Carlos Puente, Karen Castrejón Trujillo, Nayeli Fernández, Fátima Cruz, Jesús Sesma Suárez, entre otros; los del Partido Acción Nacional (PAN) Kenia López Rabadán, Jorge Romero, Genoveva Huerta y Germán Martínez Cázares, “morenista” de ocasión en el inicio de este gobierno sexenal.
La mayoría de estos políticos que, durante muchos años, han cobrado tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado no han dejado una huella, al menos ínfima, de su paso por estos recintos ni en sus distritos electorales y entidades de origen.