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Los 340 habitantes de la colonia Berenice Bonilla, ubicada en el área conocida como Castillotla de la capital de Puebla, son objeto de una difamatoria campaña periodística orquestada por los habitantes de los fraccionamientos colindantes.
Entre las falsas acusaciones difundidas contra los colonos, todos de bajos recursos económicos, destacan las versiones de que sus 85 lotes “invaden” la zona arqueológica Tres Cerritos y la ribera del río Atoyac, al que rellenan con cascajo; y sus casas afectan la flora y fauna de Castillotla.
Sin embargo, los habitantes de la colonia Berenice Bonilla rechazan rotundamente estas afirmaciones porque ésta se ubica a por lo menos 30 metros de la ribera, a más de 150 metros del cauce del río Atoyac, a 200 metros de los fraccionamientos Cipreses de Mayorazgo, La Vista Country Club y Rinconada Los Arcos y a más de 300 metros de la Universidad Politécnica de Puebla (UPP) y la zona arqueológica Tres Cerritos.
Los habitantes de la colonia Berenice Bonilla desmintieron una nota informativa publicada el pasado 15 de enero en el portal e-consulta.com en la que vecinos del fraccionamiento La Vista los acusan de aventar escombros, así como de invadir y alterar el cauce del río Atoyac.
El mismo portal informó el pasado siete de febrero: “Este tiradero está trayendo daños irreversibles al río Atoyac donde aún hay fauna, inundaciones, problemas de drenaje, afectaciones en las viviendas y calles”.
Pero los ciudadanos imputados refutaron esta información con otra ampliamente conocida por todos los habitantes de Puebla-capital: que los responsables de la contaminación del río Atoyac son las empresas que, desde hace muchos años, descargan sus desechos en las aguas de este afluente.
Y aclararon, además, que en su compromiso por dignificar las condiciones de vida de los pobladores, Antorcha Campesina, organización a la que están afiliados, gestionó la introducción de un colector sanitario con contrato No. SOAPAP/PROSANEAR-2023-007-OP ante el Sistema Operador de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Puebla (SOAPAP), que es construido para beneficiar a todos los habitantes de esa región.
“Tampoco son nuestra responsabilidad las afectaciones en viviendas, calles y drenajes que se presenten en los fraccionamientos; pues tanto éstos como la colonia se encuentran cercados y el acceso está restringido”, reveló a buzos, Blanca Hermila, presidenta de la asociación de colonos.
Una de las vistas aéreas de la aplicación Google maps no sitúa ninguna de las casas de la colonia Berenice Bonilla al costado inmediato de la ribera del río Atoyac. “En efecto, el afluente pasa relativamente cerca; pero nos separan más de 30 metros de él. Nosotros respetamos los 15 metros establecidos por la ley federal entre las orillas de afluentes, ríos o mares y la construcción de infraestructura pública o privada”, reportó Blanca Hermila.
La colonia tampoco se asienta en la zona arqueológica Tres cerritos, que se ubica detrás de la UPP y se localiza al cruzar el barranco. “Los primeros que deberían ser sometidos a investigación son los de la universidad, que están literalmente a un lado. A nosotros nos separan más de 100 metros de esa zona, donde además pasa el ríoˮ, añadió la dirigente.
Otra de las habitantes aclaró que el Movimiento Antorchista Nacional (MAN) no tiene responsabilidad en ninguno de los problemas. “Por el contrario, trabajamos arduamente por hacer que nuestra colonia tenga las condiciones necesarias para dignificar la vida de nuestras familias y de todas las que quieran llegar. Se trata, pues, de problemas de origen social”.
Los colonos denunciaron que a diario sufren el hostigamiento de los drones enviados por los vecinos de los fraccionamientos de lujo, así como el frecuente envío de bolsas de basura con excremento de mascotas a sus calles.
Solicitaron la intervención de las autoridades y enviaron un mensaje a los vecinos de los fraccionamientos: “pedimos atentamente que respeten el derecho a la vivienda de los ciudadanos, las condiciones económicas evidentemente diferentes entre la colonia y sus fraccionamientos no debe ser objeto de empoderamiento para emprender acciones de hostigamiento mediático y social”.
Un conflicto viejo
El río Atoyac nace en la Sierra Nevada de Puebla y su cauce tiene una longitud de 200 kilómetros, atraviesa el estado de Tlaxcala y desemboca en el río Balsas que, después de un recorrido de más de 700 kilómetros, deposita sus aguas en el océano Pacífico cerca de la costa de Guerrero.
De acuerdo con el Sistema Operador de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de San Martín Texmelucan (Sosapatex), “las ricas tierras y aguas del sur de Tlaxcala, donde se desarrollaron complejos sistemas de producción agrícola durante la época prehispánica, sufrieron una ola de expansión industrial a partir de la construcción de la autopista México-Puebla en 1962; la inauguración de la planta armadora de Volkswagen en 1964 y la construcción del Complejo Petroquímico Independencia en 1969, originaron una región de articulación económica entre el centro, el sureste y el Golfo de México, estructurada por el sistema carretero intrarregional”.