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Michoacán, entre el rezago y el olvido gubernamental en educación
El estado está entre las cinco entidades con mayor abandono escolar; las principales causas del rezago son la falta de recursos económicos de las familias, la desnutrición infantil y los embarazos prematuros.
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Michoacán se encuentra hoy entre las cinco entidades del país con mayor abandono escolar; y entre las principales causas del rezago se hallan la falta de recursos económicos en las familias, la desnutrición infantil y los embarazos prematuros, según la asociación Educación con Rumbo.

En 2020, el grado promedio de escolaridad en la población michoacana de 15 años y más fue de 8.6 puntos, que equivale a poco más del segundo año de secundaria. Pero en lo que va de este año, el porcentaje se ha elevado y los estudiantes terminarán el ciclo escolar con mayor rezago.

Este problema es atribuido genéricamente a las restricciones al gasto educativo Federal y a los estatales, pero también contribuyen su mal uso administrativo; y sobre todo, la aplicación de un mismo modelo educativo en múltiples comunidades sociales caracterizadas por sus diversidad lingüística y cultural, que lo hacen excluyente.

La población de 15 años y más de otros estados es de 9.7 grados de escolaridad, equivalente a poco más de la secundaria concluida. Además de un punto menos con respecto a ese promedio, en Michoacán, siete de cada 100 personas de 15 años y más no saben leer ni escribir, en contraste con los cinco de cada 100 de otras entidades, según las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

El Artículo 3° de la Constitución establece que todo individuo tiene derecho a recibir educación. El Estado –Federación, estados y municipios– debe impartir educación preescolar, primaria y secundaria, la cual es considerada básica y obligatoria a fin de propiciar el desarrollo armónico de las facultades de niños y jóvenes, y fomentar el amor a la Patria y la solidaridad internacional.

Katia Becerril, estudiante de segundo año de la Escuela Secundaria Federal No. 9, Ignacio Manuel Altamirano, reveló a buzos que en algunas ocasiones ha pensado en abandonar la escuela, y citó varias de las causas. La principal es la falta de recursos económicos en su familia.

“A veces me dan ganas de salirme de estudiar y meterme a trabajar, así ya tengo dinero y ayudo poquito en mi casa”, comentó. Además aseguró que, aunque no va mal en sus calificaciones, sabe que en la escuela pública donde estudia hay varias deficiencias en la enseñanza que recibe. 

 

 

Esto se debe a que una de sus primas, que cursa el mismo año, –pero lo hace en una escuela particular– está mejor preparada. “Pienso que por lo que sabe ella tiene más posibilidades de pasar el examen para la prepa que yo. Pienso en cómo voy a pasar ese examen si ella ve más cosas y tiene más materias de las que nos dan aquí”, puntualizó.

Malena Ortiz, mamá de Katia afirma que, a pesar de los problemas económicos de la familia, la alienta a que continue sus estudios porque “me gustaría que ella logre lo que yo no. Quiero que termine la secundaria y que haga una carrera”.

Alejandro Ramírez Magaña, promotor de educación en la entidad, reveló que los problemas de competitividad y calidad que enfrenta la educación básica en Michoacán están en un nivel crítico y tienen “implicaciones muy profundas, ya que éstas minan las bases de la convivencia, del desarrollo humano, de la capacidad de generar riqueza y de que ésta se distribuya en forma cada vez más equitativa”.

La gran debilidad de Michoacán hacia el futuro radica en la educación, tanto en la primaria, en la que ocupa el lugar 26 de 32; como en secundaria, que la ubica en el último lugar.

“Michoacán tiene los peores indicadores educativos del país. En otras palabras: en Michoacán hay casi 70 mil niños de entre cinco y 14 años que no asisten a la escuela; es el estado de la República donde se gradúa la menor proporción de estudiantes de secundaria; o bien el estado con la mayor deserción escolar en secundaria”, comentó Ramírez Magaña en el foro Exavall, realizado en Morelia.

En otras palabras, la educación pública en Michoacán vive una severa crisis debido a que las  instituciones federales y estatales encargadas de impartirla limitan el gasto público necesario y actúan en distintas direcciones programáticas, lo cual es frecuentemente denunciado por los maestros en sus manifestaciones.

 

Rezago tecnológico

En plena era de la tecnología del conocimiento, y mientras en los países del llamado “primer mundo” se hacen grandes inversiones para que su capital humano esté cada vez mejor capacitado y sea más competitivo, en México solo contadas entidades persiguen ese mismo objetivo. 

Nuevo León es uno de los estados con mayor porcentaje de población con educación superior, y que por habitante recibe más inversión en tecnología de conocimiento; a diferencia de Michoacán que, además de los peores indicadores educativos en el país, tiene el capital humano más pobre de México.

Según información proporcionada por el Índice de Cumplimiento de la Responsabilidad Educativa (ICRE), en el nivel nacional, Michoacán tiene el lugar número 31 de indicadores como aprendizaje, liderazgo escolar, escuelas con infraestructura completa, espacios recreativos y profesionalización de los docentes.

El Congreso de Michoacán aprobó, para este año, un presupuesto educativo local inferior en 91 millones de pesos (mdp) al de 2021, debido fundamentalmente al recorte presupuestal que el Gobierno Federal aplicó a las 32 entidades federativas. Pese a ello, según el gobierno estatal morenista, no habría déficit en el gasto educativo del estado.

 

 

Inicialmente, el recorte iba a ser de 82 millones 400 mil pesos, pero finalmente se  sumaron 10 millones más; y el presupuesto del gasto educativo local para 2022 fue de 26 mil 795 millones 475 mil pesos.

Rocío Argán, actual docente en una secundaria federal del estado y en una particular, explicó a este semanario las diferencias que existen en la educación impartida en estas escuelas:

“En el colegio particular yo veo que nos exigen más que en la secundaria federal. Debemos cuidar más al alumnado. En el tema de horarios, por la cuestión de materias extracurriculares que proporciona la escuela particular, los alumnos del colegio pasan más tiempo en la escuela en comparación con los alumnos de la secundaria federal, lo que favorece el conocimiento y capacidades de los estudiantes que pagan una colegiatura”.

Otra de las diferencias se halla en las instalaciones, pues “los laboratorios de química y física, en la escuela particular, son laboratorios modernos con equipo nuevo, y en la escuela federal no son laboratorios obsoletos ni nada, pero si se ve una diferencia. Desde mi punto de vista, los directivos deberían exigir al gobierno el recurso para la mejora de las escuelas; y el gobierno hacer su trabajo, inyectar el capital sin robárselo y priorizar en la educación de los estudiantes, ya que ése es el objetivo”, detalló la maestra.

También considera necesarios cambios en las direcciones escolares y en el profesorado para que en las “escuelas de gobierno” haya una educación de primera. Es indispensable, apuntó, “que se nos exija como si se tratase de una escuela particular; nuestra obligación es enseñar; y también a nosotros se nos hacen fáciles muchas cosas, como faltar o no dar la atención necesaria. Yo intento trabajar en la federal como si se tratara de un colegio privado; pero de nada sirve que yo haga el cambio, si a los demás no les importa hacer su trabajo como deberían. El gobierno ya debe poner orden y jalarles las orejas a quienes no hacen bien su trabajo”, aseveró.

 

Deserción escolar en aumento

A pesar de que el fin del ciclo escolar 2021-2022 concluirá a finales del julio e inicios de agosto, y de que no se conoce la cifra exacta de los alumnos que terminarán sus estudios, se sabe que desertaron 159 mil 966 estudiantes.

Según el último corte de la Secretaría de Educación Estatal (SEE), actualmente están inscritos un millón 184 mil 507 estudiantes en los niveles básico, medio y superior, cifra inferior al millón 344 mil 473 de estudiantes registrados en el ciclo 2020-2021.

Michoacán es también el estado con menor porcentaje de población ocupada con estudios superiores en el país, pues solo el seis por ciento de su población ocupada tiene estudios universitarios.

 

 

Por nivel educativo, en la inicial hay una diferencia aproximada de cinco mil 551 no inscritos; en educación especial, tres mil 502; en preescolar, 36 mil 536; en primaria, 47 mil nueve; y en secundaria, 108 mil 571.

En educación básica se inscribieron 880 mil 846 alumnos para el presente ciclo escolar, 108 mil 571 menos que en 2020-2021, cuando fueron 989 mil 427. En el nivel medio superior hubo una baja de mil 654 alumnos; en capacitación para el trabajo, la diferencia fue de 47 mil 041; y en la superior, de dos mil 700.

La SEE de Michoacán, a cargo de Yarabí Ávila González, no dispone de un  programa educativo sólido que permita superar las deficiencias existentes en materia de enseñanza, infraestructura y actualización tecnológica.

Al igual que su jefe, el gobernador Ávila se limita a declarar: que “se ha estado trabajando” y “se han venido fortaleciendo las áreas de oportunidad” para superar los vergonzosos rezagos en todos los niveles de enseñanza.

El famoso discurso de que en “Michoacán se está trabajando arduamente en favor de la educación”, y la seguridad pública no solo es desafortunado, sino pernicioso, porque emerge de un laberinto donde los datos duros de una realidad monstruosa no se pueden ocultar.

 

Malas decisiones

“Un niño o una niña con acceso a las tecnologías de la información y con alguien dedicado a su cuidado y educación, no experimentará las dificultades de un niño que aprendió a sumar frente a la televisión –si es que fue posible– y estará mejor preparado que una niña que debió hacerse cargo de sus hermanos pequeños”, destacó en un análisis la asociación civil México, ¿cómo vamos?

La estrategia federal y estatal de regreso a clases presenciales no ha tenido hasta la fecha la capacidad de prevenir los contagios de Covid-19 ni, por supuesto, de recuperar y homologar los conocimientos que dejaron de trasmitirse durante el confinamiento sanitario provocado por la pandemia.

“Cuando el gobierno dijo que los alumnos podían regresar a la escuela, a la secundaria federal llegaron estudiantes con rendimiento académico muy bajo. Por ponerte un ejemplo: tengo varios alumnos que ni siquiera comprenden lo que se está diciendo.

 

 

“¿Cómo es posible esto? Eso es para un niño que apenas se está enseñando a leer.  Esto no viene nada más desde el Covid-19. Las decisiones del gobierno, desde antes de que todo esto pasara, puso las cosas muy mal. Sí, el Covid-19 lo empeoró porque yo sé que hay alumnos que solo tienen una tele en casa, y son tres hijos de diferentes edades y años escolares los que tenían que tomar clases al mismo tiempo; que sus papás con trabajo tienen celular y que no pueden darse el lujo de pagar Internet. Lo sé, porque me gusta platicar y acercarme a mis alumnos”, refirió la maestra Rocío Argan.

“En la educación estatal –y en la nacional– hay problemas que no se ven; pero se reflejan en la educación. Considero que se requiere de un plan a corto, mediano y largo plazo que priorice las necesidades de los michoacanos para implementar una política educativa que no tenga corte sexenal y que sea de calidad para el alumnado”, añadió la profesora.

La pandemia de Covid-19 afectó en mayor proporción a las comunidades vulnerables; y Michoacán no ha sido la excepción; el año escolar 2019-2020, que terminó a distancia, exhibió un reto mayor que profundizó las desigualdades y el acceso a oportunidades de desarrollo humano y laboral.


Escrito por Laura Osornio

colaboradora


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