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Empezamos el año con las peores noticias sobre el ataque del virus SARS-COV2 desde que empezó la pandemia. Durante el periodo vacacional, los récords oficiales de infectados, hospitalizados y muertos se rompieron varias veces y en muchas partes ya no hay una sola cama para recibir contagiados. Debe insistirse en que se trata de cifras oficiales que han sido refutadas por expertos a partir de las propias cifras oficiales que publica el gobierno de la “Cuarta Transformación” y, además, cifras que dejan de contabilizar a decenas de miles que se contagian y jamás acuden a un doctor ni se hacen ninguna prueba y mueren abandonados en sus hogares tomando remedios caseros baratos que recomiendan los vecinos. Como quiera que sea, el año 2020 ya terminó con más de 120 mil familias en la tragedia de haber perdido a un ser querido. Ya rozamos los 130 mil.
Pero no deberá olvidarse jamás que, aunque suene extraño a muchos, no ha sido la pandemia la que ha ocasionado los muertos, ha sido la pobreza y la política gubernamental de contención y mitigación la que ha causado tanto dolor. La pobreza, porque desde los primeros consejos de mantenerse en casa y lavarse las manos continuamente, se vio claro que era impracticable para millones de mexicanos que tenían que salir a llevar a su casa el sustento diario y a quienes no se les otorgaba ningún apoyo; y para esos mismos y otros más que no tenían un hogar apropiado para estar confinados porque era pequeño y sin servicios básicos. Y porque, en caso de detectar los primeros síntomas del contagio, no tenían históricamente las defensas corporales necesarias para resistirlo como lo han resistido los magnates, que han publicitado haberse recuperado asombrosamente rápido y bien; ni tenían servicios médicos especializados a su alcance. Así, no tendrá que vivir mucho quien quiera conocer a detalle y por zonas la devastación que causó la pandemia entre las capas más pobres de la población.
Eso, en cuanto a la condición económica de los fallecidos; pero hay algo que los mexicanos tampoco deben olvidar jamás: hoy, que se hace más evidente, más claro y necesario, que se adopten políticas públicas que reduzcan la escandalosamente injusta distribución de la riqueza, el régimen de la 4T no las está adoptando, como no sea la entrega de pequeñas dádivas a la población más necesitada, dádivas que no ocultan su insidioso propósito manipulador. Entre las causales de la tragedia histórica que sufren los mexicanos está también, decía yo, la actitud del gobierno de la 4T para contener y reducir los ataques del virus. A este respecto, no deberá olvidarse jamás que fueron muchos los meses en los que las autoridades y el propio Presidente de la República intentaron engañar a la población haciéndole creer que el virus SARS-COV2 no era peligroso, no deberá olvidarse aquella declaración de que no llegaba ni a una gripa y la de que había que abrazarse y besarse que se difundía con dinero de los mexicanos cuando ya otros países estaban en alarma. Aquí no se han hecho ni se hacen pruebas masivas a la población para detectar a los contagiados y aislarlos, aquí no se han otorgado apoyos a empresas y, sobre todo, a trabajadores, para que permanezcan en casa, aquí no se han hecho inversiones oportunas y cuantiosas para mejorar los servicios médicos, aquí se ha aplicado la política de que cada quien resista de acuerdo a sus posibilidades personales y familiares, que se muera el que se tenga que morir. Ésa es la verdad.
Los pequeños gastos que se han hecho se han efectuado tarde y mal. El pueblo debe registrar que los equipos se pidieron y compraron cuando ya el ataque de la pandemia estaba muy avanzado y debe registrar y recordar que estuvieron llegando en aviones que venían de China, pues México no produce esos equipos en la cantidad y calidad que se necesita. No se ha pensado nunca en serio en la salud del pueblo. La inmensa riqueza que se produce en el país no está destinada a garantizar su bienestar. Eso no es nuevo. La política neoliberal de reducir los gastos del Estado y dejarlo todo al libre juego de las fuerzas del mercado, la fase más aguda de esta política económica tiene por lo menos 30 años, pero el nuevo régimen de la 4T, aunque se proclama enemigo del neoliberalismo, es un régimen tanto o más neoliberal que los anteriores, porque a pesar de sus encendidas declaraciones, ha reducido los gastos en materia de salud. Así de que equipos… de China, y se publicitaba con fanfarrias cada vez que llegaba un avión.
¿Vacunas? De Estados Unidos, Inglaterra y Bélgica. También muchos millones de pesos gastados en propaganda en medios para que el pueblo se entere que ya llegó la pretendida solución final. El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que era “un milagro el desarrollo de la vacuna contra Covid-19 en menos de un año” y “se le debe a la ciencia, a los que trabajan en este campo tan importante”. Con el perdón del señor Presidente, no estoy de acuerdo. Ni es un milagro ni se explica solamente por los hombres y mujeres de talento que se dedican a la investigación. La vacuna contra el Covid-19 es el resultado de políticas públicas de fomento a la ciencia y a la investigación que ya duran en esos países, y en Rusia y China que también tienen ya vacunas para sus pueblos, muchos años. Se requiere formar a los científicos, dotarlos de preparación especializada, de equipos de trabajo, de laboratorios y de paciencia. Solo así se consigue ese “milagro”. ¿Qué sucede en nuestro país? Que durante muchos años no se ha promovido la ciencia y la investigación propias y en la 4T la situación ha empeorado, se ha reducido el presupuesto para la ciencia y muchas universidades están al punto de la quiebra y el propio Presidente usa los recursos públicos para promover la confianza en estampitas y amuletos.
Y, finalmente, en este pequeño recuento de asistencias del extranjero a México, están los médicos. Vinieron, se fueron y ya volvieron a llegar, más de 500 médicos cubanos a prestarnos ayuda. Bien, muy bien por los médicos cubanos, su entrega y solidaridad con los países afectados, ya son famosas en el mundo. Debemos de estar agradecidos. Pero ello exhibe nuestra falta de formación de profesionistas en esta materia. López-Gatell, que ya ha cobrado fama por mentir y en este caso lo debe de haber hecho a la baja, dijo hace algunas semanas que a México le faltaban como 200 mil médicos. ¿Y qué hace la 4T para formarlos? Nada. Ya lleva dos años de gobierno, ya se aprobó un nuevo Presupuesto de Egresos de la Federación que podría denominarse el presupuesto de la pandemia y nada, nada cambia. No hay una nueva política para la formación de médicos. Solo proyectos faraónicos que ya dijo el Presidente que son los prioritarios.
Termino diciendo enfáticamente que con toda esta actitud de la 4T se está despreciando y desperdiciando el inmenso talento de los mexicanos, su creatividad y su espíritu de trabajo. No dudo ni tantito de que si se les dan las condiciones adecuadas, existen muchas personas que podrían convertirse en ingenieros y en técnicos que colaboraran con los ya existentes para construir y mejorar sorprendentemente los equipos médicos, que lo mismo sucedería en el terreno de la ciencia y la investigación para producir vacunas y medicinas que asombraran al mundo; y tampoco tengo duda de que hay inteligencia, capacidad de trabajo y humanismo entre los mexicanos para formar no solamente los 200 mil médicos que hacen falta, sino muchos más. Para todo ello, hace falta un gobierno que ponga en el primer lugar de sus prioridades la instrumentación enérgica y pronta de una mejor distribución de la riqueza. Como esto no se hace y el gobierno morenista está absorbido en otros proyectos, millones de mexicanos inteligentes, trabajadores, creativos, pero sumidos en la pobreza, sucumben ante la pandemia y viven y mueren abandonados en pueblos y colonias mientras se gastan miles de millones de dólares en comprar equipos, vacunas y ayuda especializada del extranjero y en echar toda la demagogia al asador cuando llegan. Por todo eso, formo parte del ejército de millones de mexicanos que proclama: para las próximas elecciones, ni un voto para Morena.
En este primer año y medio del gobierno del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), los mexicanos hemos sido testigos de la función represora del Estado.
El presidente Andrés Manuel López Obrador miente al decir que “ya cumplió 99 de sus 100 promesas de campaña”, afirmó el excandidato presidencial, Ricardo Anaya.
El deterioro moral de la sociedad exige, más que peroratas, soluciones que vayan a la raíz profunda, a la economía, fuente de todo recurso para atender las necesidades, que no se resuelven con discursos y admoniciones.
Los mexicanos viven a diario con delincuencia, sufren asaltos y no ven políticas y acciones nuevas que remedien la situación.
Sin que concluya aún el primer mes de gobierno, mucha polarización, reacciones y malestar en casi todas las estructuras de poder
En 2012, China se fijó el objetivo de acabar con la extrema pobreza en 2020, diez años antes de lo establecido por Naciones Unidas en sus Objetivos de Desarrollo del Milenio.
La oposición afirmó que se trata de una venganza de López Obrador ya que algunos de esos organismos destaparon actos de corrupción que mancharon a la familia presidencial.
La administración Federal desestimó la aplicación de pruebas para detectar los casos de Covid-19, a diferencia de otros países que han tenido un control adecuado de la pandemia.
Los ex trabajadores no han recibido apoyo de las autoridades mexiquenses o federales para que resuelvan el conflicto.
Los problemas más comunes de los programas de “inclusión laboral” se hallaron en su implementación y operación; en sus inadecuadas reglas de operación y en los sistemas de medición y evaluación de desempeño.
Secretaría de Cultura publicó ayer una convocatoria con la finalidad de que las compañías sean revisadas y en su caso condonarlas del impuesto.
Con la reforma, se amplía de dos a cinco años el periodo de gobierno del próximo gobernador, el morenista Jaime Bonilla.
La escasa información sobre el número de desapariciones en el registro de la CBPCM es tan alarmante como que la fiscal Ernestina Godoy asegure que en el incremento del 400% en desapariciones, hay muchas que “son ausencias voluntarias”.
La concentración está apegada a derecho, por lo que no se viola ninguna ley. "Nos parece grave que se empiece a perfilar en el país ese tipo de prácticas, de reprimirnos"
Ha pasado más de un año y los trabajadores del campo siguen en su lucha. Piden siete mil pesos por tonelada de maíz para solventar costos de producción y obtener alguna ganancia.
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Escrito por Omar Carreón Abud
Ingeniero Agrónomo por la Universidad Autónoma Chapingo y luchador social. Autor del libro "Reivindicar la verdad".