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La deuda pública, otra bomba de tiempo de la 4T
“Se estima que para final de año la deuda pública represente 54% del PIB, por lo que pasarían más de 10 años para que la deuda regrese a un nivel de 44% del PIB.
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En diversas intervenciones hemos escuchado al presidente Andrés Manuel López Obrador señalar que en su administración no es lo mismo respecto a sus antecesores en el tema de la deuda pública, incluso, en su Segundo Informe de gobierno –cuando alcanzaba una deuda de 12.073 billones de pesos, que equivalen a más de la mitad del PIB-, dijo que no había deuda nueva, que el reto era la disciplina.  Esa situación era delicada antes de la pandemia, sin embargo, una vez que llegó el virus, el gobierno federal ha rechazado endeudarse. El catastrófico 2020, marcado por medidas improvisadas durante el confinamiento y los intentos de una nueva normalidad, también nos tienen noticias sobre el endeudamiento del país.

El espíritu que busca mandar al presidente parece tranquilizador, aunque una objetiva valoración de los indicadores económicos es otro de los déficits de la administración del mandatario. Expertos han atribuido que este fenómeno sí tiene nuevos efectos, que ya son responsabilidad de la 4T. La situación actual es resultado de un efecto cruzado, en donde intervienen tanto el tipo de cambio que experimentó un aumento y modificó el saldo histórico, mientras que la disminución del PIB –resultado del cierre de cadenas productivas completas-, se tradujo en que la proporción deuda/PIB también se incrementara.

Desde septiembre de 2020, el mandatario dijo: “vamos a salir de la crisis económica sin contratar deuda adicional y sin destinar dinero público a “rescates” inmorales, es decir, a quienes no necesitan ser rescatados”, esto en alusión a los esquemas de apoyos financieros a los que recurrieron países de diversas partes del mundo para evitar que la crisis económica fuera más desastrosa, y cuyos efectos limitados, pero también positivos, ya han quedado a la luz pública. Estos mecanismos desde los ingresos básicos y apoyos emergentes a sectores estratégicos clave, hicieron la diferencia en esos países, por lo que sus economías prácticamente no parten de la ruina, además, avanza el proceso de vacunación.

Organismos académicos serios documentan el tamaño de la deuda el año pasado. “Durante el segundo trimestre del 2020 la deuda pública ascendió a 52.1% del PIB, debido a los efectos de la crisis económica y sanitaria, derivadas de la pandemia de la Covid-19. Alcanzando un máximo histórico en los últimos 20 años. (Ciep, 2020) En ese entonces, el estudio también alertaba sobre: “Se estima que para final de año la deuda pública represente 54% del PIB, por lo que pasarían más de 10 años para que la deuda regrese a un nivel de 44% del PIB, que fue el nivel observado antes de la pandemia”.

Lo que era pronóstico, se hizo realidad: “el saldo al 31 de diciembre de 2020 fue de 12.13 billones de pesos, lo que implica un aumento nominal de la deuda de 1.10 billones de pesos respecto al año anterior. Esta es la cifra nominal de endeudamiento más elevada para un solo año desde 2016 e implica que el año que acaba de concluir la deuda pública consolidada del sector público federal creció en 10%”. (Economex, 2021)

De acuerdo con el destacado economista, Alejandro Gómez Tamez, autor del artículo “México y su creciente deuda pública”, se avanza a decir cuál es la magnitud de la deuda, si tuviéramos que distribuirlo entre los habitantes que ya gobierna actualmente la 4ta. “El INEGI acaba de publicar que en México hay 126 millones de personas en el 2020, lo que implica que la deuda promedio por habitante es de poco más de 96 mil pesos (incluidos bebés y adultos mayores). Si consideramos solo a la Población Económicamente Activa (PEA) que había en el tercer trimestre de 2020, la cual fue de 53.780 millones de personas, entonces la deuda por habitante es de poco más de 225 mil pesos” (Economex, 2020).

El CIEP, agrega elementos muy claros sobre los retos que el gobierno actual debe sortear: 1.- México no cuenta con los recursos fiscales para revertir el nivel de la deuda en el corto plazo. 2.- El esfuerzo fiscal requerido para reducir el nivel de endeudamiento, en un periodo de tiempo determinado, depende de la tasa de interés efectiva, el tipo de cambio y el crecimiento económico.  3.- Entre más grande sea la diferencia entre lo que se paga de intereses y, la tasa de crecimiento económico, más grande será el esfuerzo fiscal necesario para reducir la deuda. ¿se oculta premeditadamente la magnitud de este fenómeno?

Colofón: regresó el ocupante de Palacio Nacional sin un aprendizaje del contagio de Covid-19, aspecto que profundiza las dudas sobre si realmente había dado positivo. La salud del mandatario, por más que digan que es una vileza de la oposición, es un asunto de Estado. La “lección de responsabilidad y entrega” que reconoció el secretario general de la OTAN, Javier Solana, tras recuperarse y reconocer al personal médico, se estrelló con la declaración de nuestro mandatario que ni siquiera usó cubrebocas en su primera aparición tras su alta médica: “según los médicos ya no contagio”. Los mensajes equivocados se notaron en ausencia y siguen con su presencia. Veremos cómo le reditúa en su estrategia política.


Escrito por Francis Martínez Mateo

Periodista y reportera multimedia. Ex corresponsal en China 2022. Desde 2020 conductora en Canal 6 Tv. Síguela en X como @FranMartinezMx


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