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El boicot que Occidente ha emprendido en contra del Gobierno de Vladímir Putin ha trascendido ya las fronteras comerciales y económicas para posicionarse en uno de los espacios más simbólicos de la civilización: el deporte. Solo así, dicen expertos consultados por Sputnik, puede entenderse la decisión de la FIFA al dejar fuera a Rusia de esta competencia, que se llevará a cabo del 21 de noviembre al 18 de diciembre en Catar.
El fútbol es la continuación de la guerra por otros medios. Esa fue una de las frases más populares en el mundo del balón durante la Guerra Fría. Con la eliminación definitiva de la selección de Rusia del Mundial de Catar 2022, pareciera que esos tiempos han regresado.
"Históricamente los deportes son espacios populares y simbólicos donde devienen todos los problemas geopolíticos. Lo vimos en los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980, a los que no asistió Estados Unidos, y en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 1984, a los que no asistió Rusia", observa Ismene Ithai Bras, académica e investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Este 24 de marzo, la selección rusa hubiera buscado en Moscú su pase a la Copa del Mundo frente a Polonia, pero la decisión final del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) fue contundente: Rusia no tiene lugar en la máxima fiesta del balompié internacional. Ya lo decía el periodista y escritor español Miguel Ángel Bastenier: "El deporte es la versión incruenta, pero dolorosa, de la política en su acepción más bélica".
"Recordemos que existe una diplomacia del deporte que también ha sido muy discutida y comentada, sobre todo cuando consiste en castigar más a un determinado grupo de deportistas por acciones que, en realidad, comete su Gobierno; de esa forma, se desestima su preparación y su empeño deportivos", opina la también exconsultora para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
FIFA obedece más a intereses occidentales
Francia ha atacado e invadido países africanos y nunca ha sido excluida de un Mundial por la FIFA. Inglaterra entró en conflicto con Argentina por las Malvinas y nunca recibió una sanción en el Mundial de México 1986. A Chile, incluso, se le permitió asistir a la Copa del Mundo de Alemania Occidental de 1974 pese a que un año antes Augusto Pinochet tomó el poder violentamente tras un Golpe militar que terminó en una dictadura que duró 16 años.
"Desde su creación [en 1904], la FIFA ha sido una organización con valores más occidentales. De hecho, hoy podemos considerarla como un actor activo de las relaciones internacionales porque sabemos que [en la diplomacia] no todo se trata mediante los Estados nación westfalianos", explica la internacionalista turca y profesora de la Universidad Panamericana, Talya Iscan.
Según sus estatutos, el organismo presidido por Gianni Infantino tiene como objetivo "globalizar, popularizar y democratizar verdaderamente el fútbol en beneficio de todo el mundo". Sin embargo, en años recientes, se ha visto envuelto en una serie de escándalos, casi todos originados por casos de corrupción desde las más altas esferas.
En mayo de 2015, la prensa internacional reportó el FIFA Gate, el mayor escándalo de corrupción en la historia del balompié mundial. Las autoridades suizas aprehendieron a 26 directivos de la FIFA por fraude, sobornos y lavado de dinero, delitos que cometieron en diversas regiones del mundo, como América Latina, Norteamérica, Europa y Oriente Medio.
Entre los arrestados estuvo el exsecretario general de la CONCACAF, Chuck Blazer, así como los extitulares de la CONMEBOL, José Ángel Napout y Nicolás Leoz. Días después, el entonces presidente de la FIFA, Joseph Blatter, fue suspendido ocho años de toda actividad relacionada con el fútbol. Fue así como entró Gianni Infantino, el actual líder de la organización.
"En términos geopolíticos, [la FIFA] es una organización más occidental, pero tampoco podemos afirmar que eso sea bueno o malo: simplemente es un actor que responde más a los intereses occidentales y así podemos explicar su postura", dice la también académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Rusia: del protagonismo a la exclusión
Hace apenas cuatro años, el país gobernado por Vladímir Putin abría sus ventanas al mundo con la organización de su primer Mundial de Fútbol. Durante cuatro semanas, el territorio ruso se convirtió en el domicilio del espíritu deportivo, aunque no por ello el certamen estuvo exento de críticas.
El presidente de la FIFA, Joseph Blatter, acusó en 2019 que el expresidente de la UEFA, Michel Platini, incurrió en actos irregulares para otorgar a Catar la sede de la Copa del Mundo de 2022 y a Rusia la de 2018.
Blatter ha insistido durante años que el resultado de la votación de la FIFA de 2010 estuvo influenciado por una reunión celebrada en París, en la cual participaron Platini, el expresidente de Francia Nicolas Sarkozy y el futuro emir de Catar.
"El objetivo de Vladímir Putin al aceptar la organización del Mundial de 2018 nunca fue deportivo, sino político", explica el historiador mexicano Carlos Illades, autor de libros como El marxismo en México. Una historia intelectual.
La inauguración de la Copa del Mundo de Rusia contó con tres grandes ausencias de líderes occidentales: la entonces primera ministra del Reino Unido, Theresa May; la primera ministra de Alemania, Angela Merkel, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron.
"Rusia 2018 es la fiesta de Vladímir Putin. Un festejo de Rusia para los rusos. Las decadentes economías occidentales repudian a Putin, pero en realidad él es el hombre que necesita Rusia en estos momentos: alguien que imponga autoridad dentro y fuera del país, pero que al mismo tiempo sea capaz de brindarle al mundo la imagen de una Rusia renovada", dijo Alejandro Salgó, experto en geopolítica del Oriente Medio e investigador de la UNAM, al diario mexicano El Financiero, en 2018.
Hoy, en cambio, Rusia es separada totalmente de cualquier torneo internacional organizado por la FIFA. Usuarios en redes sociales critican esta decisión, ya que existen otros países involucrados en conflictos internacionales que no han sido sancionados.
Fuente: Sputnik
La idea de los sóviets como principio político es “patrimonio de todo el proletariado internacional”. La caída de la URSS no significa su caducidad.
"Extremistas", así calificó un tribunal de Moscú las actividades de las redes sociales Instagram y Facebook, ya que "contienen llamados a cometer actos violentos contra ciudadanos de Rusia, incluido contra el personal militar".
Uno de los proyectiles impactó en un hospital de Makéyevka, dejando varios heridos y una persona fallecida, según afirmó el alcalde Vladislav Kliuchárov.
Moscú espera que no solo se encuentre a los perpetradores, sino también a los que ordenaron el magnicidio.
Washington “Amenaza a África, no solo a Sudáfrica, de tener algo que incluso huela a Rusia”, afirmó el ministro de Defensa de Sudáfrica, Thandi Modise.
"Es la voluntad de millones de personas", dijo Vladimir Putin, por lo que aseguró, las autoridades rusas harán todo lo posible para que los residentes de los nuevos territorios "sientan el apoyo de todo el pueblo ruso".
Zajárova explicó que, pese a que Moscú intentó prevenir diferentes medidas anti iraníes que Washington quiso contra el país persa, los actos subversivos de la Casa Blanca siguen siendo un obstáculo para el acuerdo nuclear.
Vladimir Putin dice verdad cuando afirma “La guerra la ganamos nosotros”. Y también cuando remacha dirigiéndose a los veteranos: “Ustedes salieron vencedores absolutos en la batalla contra el nazismo y eternizaron la memoria del nueve de mayo de 1945".
Moscú está dispuesto a romper relaciones con la Unión Europea si el bloque le introduce nuevas sanciones que provoquen riesgos en sectores sensibles de la economía rusa.
El misil de medio alcance Oréshnik fue guiado con datos y planes de vuelo de las Fuerzas Armadas rusas.
El embajador de Rusia en México, Víktor Koronelli, aseguró que su Gobierno cuenta con evidencia suficiente para demostrar que la ideología neonazista existe en Ucrania y en las ejecuciones extrajudiciales en Donbás, al menos desde 2014.
Fue el propio Assad el que tomó la decisión de entregar el poder al grupo fundamentalista HTS.
El boicot que Occidente ha emprendido en contra del Gobierno de Vladímir Putin ha trascendido ya las fronteras comerciales y económicas para posicionarse en uno de los espacios más simbólicos de la civilización: el deporte.
El exsecretario de Estado de EE.UU., Henry Kissinger, aseguró que una mayor instigación del conflicto en Ucrania podría convertirse en una guerra contra Rusia que amenazaría el equilibrio de poderes en Europa.
El embajador ruso Nikolay Sofinskiy aseguró que la alianza busca la hegemonía mundial.
Un gobierno sin política agropecuaria
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Escrito por Redacción