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Entre la enfermedad y la billetera: el alto costo de la salud en Michoacán
La atención médica esencial para prevenir que las enfermedades agraven la salud de las personas, está lejos de la mayoría de los michoacanos que no pueden costear los elevados precios de consultas ni medicamentos.
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La atención médica primaria, esencial para tratar las enfermedades y evitar que éstas agraven la salud de las personas, está lejos de la mayoría de los michoacanos que no pueden costear los elevados precios de consultas ni medicamentos.

 

Este problema está contribuyendo a la propagación de enfermedades prevenibles; incrementa la demanda de los sistemas sanitarios y de los tratamientos especializados, hospitalizaciones y hace que las intervenciones quirúrgicas representen costos exorbitantes que resultan prohibitivas para muchos.

En Michoacán, la mayor parte de la población no tiene acceso a las terapias innovadoras, ni a los medicamentos de última generación, que en otras entidades del país y otras naciones están ofreciendo esperanza de cura en la lucha contra las enfermedades crónicas.

En esta entidad hay actualmente 57 hospitales y clínicas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), sus derechohabientes son por afiliación laboral, empleo formal, o por afiliación independiente; y tanto ellos como sus familiares directos (cónyuges e hijos) tienen acceso a servicios médicos, hospitalarios y farmacéuticos.

La atención médica se brinda en las unidades médicas del IMSS, donde los trabajadores formales pueden solicitar consultas, medicamentos, hospitalización y otros servicios sociales.

 

 

Los trabajadores con filiación individual o independiente acceden a los mismos servicios mediante pagos anuales de entre ocho mil 200 pesos y 19 mil 700 pesos, dependiendo de la edad en la que se hallen; porque las cuotas dependen de los años cumplidos.

En el IMSS de Michoacán suelen plantearse frecuentemente muchas quejas debido a la saturación de servicios y el largo tiempo de espera en las unidades médicas familiares y de especialidades; además de la falta de medicamentos en sus farmacias, que obliga a los pacientes a comprarlas fuera de las clínicas u hospitales.

El 12 de diciembre de 2023, después de que la diputada Elizabeth Pérez Valdez, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), denunció que en el IMSS no hay materiales y medicamentos suficientes para atender a los pacientes, su titular nacional, Zoé Robledo Aburto, argumentó que el desabasto no es de la magnitud que se reclama, y aseguró que en el Seguro Social se surte el 98 por ciento de las recetas.

Esta afirmación, sin embargo, carece de sustento en Michoacán, porque las quejas de los pacientes sobre la falta de medicamentos son múltiples y cotidianas. Martín Sánchez Herrera, uno de los pacientes quejosos de la clínica del IMSS de Tarímbaro, hizo a buzos esta denuncia detallada:

“He experimentado varias ocasiones en las que han faltado medicamentos en el IMSS. Diría que ocurre con cierta frecuencia, lo cual es preocupante. En mi experiencia, los medicamentos para condiciones crónicas son los que suelen estar en falta. Por ejemplo, he tenido problemas para obtener algunos medicamentos para la presión arterial y diabetes; cuando no los hay, recurro a farmacias particulares para no interrumpir el tratamiento.

“Los costos varían, pero en general, comprarlos de manera particular puede resultar bastante alto. A veces he tenido que asumir gastos considerables para asegurarme de tener acceso a los medicamentos necesarios, lo cual, entre gastos de mis hijos, la casa, mi esposa y deudas es un desafío financiero”.

Otros problemas muy comunes que enfrentan los pacientes del IMSS-Michoacán son la tramitología burocrática y falta de personal médico, como lo expresó a buzos María Fernández Cruz, quien trabaja como contadora en una empresa de Morelia, la capital del estado.

“Lamentablemente, los trámites burocráticos a menudo implican gastos adicionales, como el transporte para ir y venir a las oficinas, las fotocopias de los documentos que te piden, y en ocasiones, el tiempo perdido en el trabajo. Estos costos adicionales a lo mejor no son tan altos, pues no se gasta uno menos de 80 pesos; pero a la larga afectan mi presupuesto mensual. Además, si hablamos de gastos, digo que no siempre la atención médica es de calidad; lo afirmo porque me he visto varias veces en la necesidad de buscar consultas con médicos particulares para tener una segunda opinión o a veces una simple consulta, que bien podría venirme al seguro para la consulta. Pero, en verdad, es mucho el tiempo que pierdo porque hay mucha demanda de pacientes; y los médicos son pocos y tardan en atender. Entonces, a veces prefiero gastar porque tengo otras cosas que hacer. Esto conlleva a gastos inesperados que no había tenido contemplado en mi presupuesto de salud, generando una carga económica adicional para mí y para mi familia”.

Otros derechohabientes se quejaron de que a menudo deben gastar dinero en estudios especializados porque en las unidades médicas del IMSS no funcionan los equipos de diagnóstico, y deben recurrir a unidades médicas privadas.

En esta situación se halla, por ejemplo, el tomógrafo del Hospital General Dr. Miguel Silva, Ciudad Salud, en Charo, que “siempre se encuentra descompuesto, atrasando en muchas ocasiones el diagnóstico de los pacientes no sólo unos días, sino meses”, denunció uno de sus pacientes, que además agregó que el problema sobre la pérdida de tiempo altera su tratamiento médico.

 

 

Gratuidad a medias o ficticia

En estos años, el gobierno morenista estatal de Michoacán y el federal han insistido en difundir que tanto los diagnósticos como los procedimientos terapéuticos son gratuitos, que se aplican a “todas las personas sin seguridad social, sin importar el nivel socioeconómico, lo que permite el acceso sin costo a medicina de muy alta especialidad, la detección temprana de enfermedades, la mejora de las tasas de éxito en los tratamientos y la reducción de costos de atención”.

Esta afirmación, sin embargo, no es del todo cierta en el Hospital General de Ciudad Salud, donde los pacientes internos, sus familiares y amigos se quejan de que el nosocomio no cuenta con medicinas ni insumos suficientes, como hilo para suturar y material para intubaciones, entre otros.

“Ya no es novedad. Mi hija se accidentó y la traje aquí porque me aseguraron que no pagaría por ser de gobierno. Además no tenemos dinero para pagar un hospital particular. Aquí nos han pedido, para las dos cirugías, que le han hecho tubos para intubación, medicamentos caros, un hilo especial que creo que es para suturar y sabe qué cosas más. Mientras me alcance, lo pagamos entre mi esposo yo; pero si nos siguen pidiendo se nos va a acabar el poquito dinero que tenemos ahorrado. Y luego, ¿qué vamos a hacer? Además, no sé si ya por la angustia de que no se recupera, veo todo mal; pero el hospital está bien lejos de Morelia. Vivo en Villas del Pedregal, allá por salida a Quiroga. Antes el hospital estaba en Morelia y ahora nos queda más lejos aquí en Charo; y es un gasto extra en transportes y en comida, porque mi hija come adentro, pero uno no; y nos genera gasto extra andar comprando aquí”, lamentó Julia Lucía a buzos, mamá de una paciente internada en tal hospital.

En las clínicas de la Secretaría de Salud (SS), la situación es similar, incluso peor. En el Centro de Salud Dr. Juan Manuel González Ureña, por ejemplo, varios pacientes explicaron a buzos las frases más frecuentes de sus médicos: “Te podemos dar este medicamento, pero éste te va a tocar comprarlo porque no lo tenemos en farmacia y no sabemos cuándo podrá llegar”; o “no ha llegado este medicamento, pero a lo mejor el próximo mes ya se tiene”.

Para los pacientes de bajos recursos económicos, estas expresiones no únicamente los decepcionan, sino además los desengaña de que el sistema de salud de Michoacán y México sea realmente “gratuito” y que esté a punto de alcanzar el nivel de calidad del de Dinamarca.

 

 

Los servicios médicos privados están lejos de este nivel por su cobertura limitada y porque sus costos son demasiado altos. El costo promedio de un seguro de gastos médicos mayores oscila entre los 15 mil y los 40 mil pesos, precios que dependen de la edad, el género y estado de salud del contratante.

De acuerdo con la Comisión Nacional para la Defensa y Protección de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), las aseguradoras definen el precio de los seguros médicos mayores según la edad del solicitante, el género, la profesión o tipo de trabajo, las enfermedades preexistentes o historial clínico, domicilio, hábitos de salud (alimentación, consumo de alcohol, tabaquismo, etc.) y coberturas seleccionadas.

Esta información permite a tales empresas estimar si el solicitante es propenso a padecer enfermedades de alto riesgo; y con base en éste formalizan el precio de la prima anual. Por ello, quienes cuentan con seguros, suelen hallarse frente a gastos imprevistos y frente a deudas médicas impagables.

En este caso se encuentra Miguel, amigo de Christofer Malgareño, quien contó a buzos cómo el padre de aquél perdió la vida al ser desconectado del ventilador que lo mantenía vivo en un hospital particular:

“La familia de Miguel se dedica al campo y venta de frutas en bodegas en el mercado de abastos. Es una familia que con trabajo y desvelos se hizo de dinero. Un día, el señor comenzó con dolor de cabeza; tenía seguro particular de gastos médicos y acudió a consulta. Le dieron medicamento, lo mandaron a su casa. A los dos días, el dolor de cabeza aumentó y tuvo un desmayo del cual no pudo despertar. Lo trasladaron a un hospital particular; y el seguro que pagaba no cubría la terapia intensiva; estuvo en el hospital cerca de un mes y le cobraban aproximadamente 100 mil pesos por día, que como quiera al inicio lo sacaban trabajando y con préstamos en el banco, hasta que llegó un momento en el que la familia ya no pudo con los gastos. Lo trasladaron a un hospital más económico donde pagaban entre 80 y 90 mil pesos al día; entre los amigos le ayudamos a juntar dinero para que siguiera pagando. Hacíamos rifas, vendíamos cosas, organizamos varios eventos de ayuda, pero el señor no mejoraba. La familia pensó en trasladarlo al IMSS, pero no lo hicieron por el temor de que en el traslado pudiera perder la vida, aunque fuera en una ambulancia equipada, ya que el movimiento de la misma, cambios de altura y temperatura podían desestabilizarlo. Al final, el 29 de diciembre, antes de Año Nuevo, lo tuvieron que desconectar. La familia está super endeudada y con el dolor de la pérdida”, narró.

 

 

Existe la presunción, en el estado de Michoacán, de que en los nosocomios privados brindan mejor y más rápida atención médica, así como mayor comodidad para los pacientes; pero eso depende de la disponibilidad de recursos económicos de quienes recurren a ellos.

“Mi papá sufrió un infarto repentino hace una semana y necesitaba atención médica inmediata. Hasta ahora, hemos gastado una suma significativa en el Hospital Victoria debido a la calidad de atención, el acceso a especialistas y las comodidades que ofrecen. Aunque entendemos que los hospitales gubernamentales son una opción más económica, estamos preocupados por la disponibilidad de recursos y la rapidez en la atención, por lo que preferimos mantener a mi papá en el hospital particular más que nada para garantizar la atención más rápida y personalizada”, denunció a buzos la señora Linnaloe Gaytán.

La salud es invaluable, pero para muchos michoacanos y mexicanos a menudo se halla envuelta en una red de costos que limita su atención oportuna. Por ello se requerirán esfuerzos coordinados para que exista un sistema sanitario que garantice efectivamente el derecho universal a la salud; y que ésta no sea un privilegio reservado para unos pocos afortunados.


Escrito por Laura Osornio

colaboradora


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