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El teatro, un arte que debe despertar al pueblo
El teatro ha sido una de las artes que históricamente han marcado momentos importantes de cambio, como en el Siglo V a.C. con la tragedia clásica, cuando autores como Sófocles, Eurípides y Esquilo establecieron las bases del teatro occidental.
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GORNOSTAIEV .– Camarada Comisario de Instrucción, usted es un analfabeto…

KOSHKIN .– ¿Qué dice usted, si lo he escrito yo mismo? Claro que no muy bien. ¿Usted está enterado de que el saber es la luz y el saber es la oscuridad? 

GORNOSTAIEV .– Sí, lo he oído decir.

KOSHKIN .– No, camarada profesor. Usted no lo sabe todo. Yo sé más que usted. Pero de que la ignorancia es la oscuridad, eso no lo ve usted más que de refilón. Yo, en cambio, lo he padecido en mis propias carnes. A usted, la luz le hace abrir los ojos, mientras que a mí, la oscuridad me los cierra. Por eso para mí esa oscuridad es más feroz que para usted y pienso luchar a muerte con ella.

Diálogo de Liubov Yarovaia del soviético Konstantin Treniov

 

El teatro ha sido una de las artes que históricamente han marcado momentos importantes de cambio, como en el Siglo V a.C. con la tragedia clásica, cuando autores como Sófocles, Eurípides y Esquilo establecieron las bases del teatro occidental. En el Siglo XVI, durante el Renacimiento europeo, el teatro clásico floreció con el surgimiento de géneros como la comedia del arte y el teatro isabelino, impulsados por dramaturgos como William Shakespeare. También en el Siglo XVII, el teatro barroco y la ópera hicieron su aparición en Europa con autores como Molière y Calderón de la Barca.

En el Siglo XIX, el teatro realista y naturalista se consolidó con autores como Henrik Ibsen y Anton Chéjov, mientras que el Siglo XX, caracterizado por la vanguardia y el teatro experimental, transformó tanto la forma como el contenido del teatro a través de movimientos como el expresionismo, el surrealismo y el teatro épico, con dramaturgos como Bertolt Brecht.

Estas obras han sido fundamentales para generar conciencia crítica y, sobre todo, educativa. Grandes escritores han creado piezas que reflejan este sentimiento, y muchas de ellas son recuperadas durante el Encuentro Nacional de Teatro organizado por el Movimiento Antorchista a través de su Comisión Nacional Cultural y, en especial, por su Compañía Nacional de Teatro “Víctor Puebla”.

El arte es el reflejo fiel de las realidades y luchas de cada época. Desde el teatro clásico hasta el arte contemporáneo se ha usado como herramienta pedagógica y de crítica social, como en las pinturas de Goya, que exponen los horrores de la guerra. Sin embargo, en el contexto capitalista actual, el arte ha se mercantilizado, convirtiéndose en un privilegio inaccesible para las clases populares.

Además, históricamente, también ha abundado el teatro chatarra: ése que no educa a los espectadores ni mucho menos orienta; un teatro banal que prolifera y es presentado a su vez por compañías y grupos teatrales comerciales. 

En este contexto, el Movimiento Antorchista ha trabajado en la realización de un Concurso Nacional de Teatro, que tiene el objetivo de rescatar el buen teatro. Durante 22 ediciones en los últimos 40 años, a través de diversos escenarios de nuestro país, se han presentado obras de los más grandes autores. Su escenificación ha educado a miles de jóvenes, algunos han optado por esta disciplina profesionalmente; otros han entendido la importancia y la posibilidad de transformar su realidad social mediante este arte.

Vania Gabriela Mejía López, actual directora de la Compañía Nacional de Teatro “Víctor Puebla”, del Movimiento Antorchista, comentó la principal finalidad de este encuentro celebrado en el “Teatro la Paz” de San Luis Potosí: “los encuentros teatrales del Movimiento Antorchista son un esfuerzo muy importante en todo el país; porque practican este arte y se preocupan por difundir las grandes ideas de los dramaturgos clásicos de todos los tiempos. Una de las características esenciales de nuestros encuentros es que se rescata sobre todo las obras teatrales clásicas; aquellas que tienen un mensaje poderoso que decir a la gente. No importa la época ni el periodo, sino que lo que traten tenga que ver con su actualidad, con la vigencia de los problemas de hoy”.

Actualmente se desarrollan dos competencias: la amateur y la semiprofesional. Cuando se inició, sólo existía una categoría compuesta por aficionados al teatro. El propósito con el que nació es la difusión de las obras teatrales, de las grandes ideas condesadas en el drama; pero también por la difusión del teatro como práctica artística de los jóvenes en las escuelas pertenecientes a Antorcha. Pretende reunir no sólo a los jóvenes para hacer teatro, también pueden participar padres y madres de familia porque, en esta 23° edición, se presentará una obra “muestra” protagonizada por obreros y amas de casa.

En México, el teatro no es prioridad

“La producción de teatro y su difusión se concentra prácticamente en la Ciudad de México (CDMX), Guadalajara y Monterrey, y a muy pequeña escala en algunas pequeñas ciudades del país; pero no hay espacios para una difusión masiva del teatro”, aseguró Xóchitl Quetzal Santana, actriz y productora teatral de la CDMX, con 10 años de experiencia en el medio artístico.

Quetzal Santana asegura que, como promotora cultural, “es difícil acceder a espacios como el Instituto Nacional de Bellas Artes o de la Ciudad, donde toda la producción se vende al teatro comercial”. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha señalado que la obligación del Estado consiste en aportar mínimamente dos por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) a estas actividades; México, por su parte −según el Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura (GRECU)− sólo destina 0.5 por ciento a este aspecto.

Eventos como el de la Convocatoria del Sistema de Teatros de la CDMX, que sí contemplan una contribución, en 2023 pagaban a un grupo seleccionado alrededor de seis mil pesos por función, dando en promedio siete u ocho funciones; sin embargo, la producción de una obra, por muy sencilla, supera los cinco mil; pues incluye ensayos, gastos de producción, traslados, alimentación, etc. La convocatoria en 2024 contempla un pago menor; ahora será de cuatro mil pesos. La escasa (prácticamente nula) inversión gubernamental a la cultura ha mermado su difusión y el acceso a la actividad artística.

El Instituto Nacional Estadística y Geografía (Inegi) reportó que, en 2023, el 48.7 por ciento de la población mexicana acudió a algún evento cultural durante el año, cifra que significa una recuperación con respecto a los dos años posteriores a la pandemia, pero muestra que existe una larga brecha entre quienes no pueden asistir a un evento cultural, aunque sea una vez al año.

El teatro es una de las disciplinas más relegadas entre los mexicanos que pueden acceder a un evento cultural, sólo 8.5 por ciento asistió a una obra de teatro. Quetzal Santana reconoce al respecto que “muy poco es el teatro de personas que vienen saliendo de las escuelas, teatro que tiene forma, intención, pero el resto del teatro está vacío, no es educativo (...); pero no es lo mismo ver todo el tiempo lo que vende Televisa-Univisión, porque esas producciones sólo trasladan contenidos de la televisión al teatro y no le entregan a la gente a los grandes dramaturgos, que siempre nos dejan cosas en qué pensar, como Anton Chéjov, Bertolt Brecht y muchos otros más que el pueblo debería conocer”.

Estela Leñero Franco, antropóloga y dramaturga mexicana, ha criticado enérgicamente la idea de que el arte y, en particular, el teatro, deban ser autosuficientes y no depender de financiamiento estatal: “el neoliberalismo nos ha hecho creer que para contar con un teatro fuerte, tiene que ser autosuficiente y no necesitar financiamiento del Estado, y con eso se ha liberado de una responsabilidad social, que no es ningún regalo, sino una obligación constitucional de los derechos humanos pagada con nuestros impuestos”. En sus palabras, el Gobierno Federal “ha dado la espalda al arte y la cultura. Un bien intangible fundamental para la consolidación de la identidad de un país”.

El teatro, herramienta de educación

“Actualmente, la educación del pueblo está en declive. Lo que educa ahora a la gente ya no es la escuela, ni la lectura, son las redes sociales y todo esto ha provocado que la sociedad se aleje cada vez más de su realidad, se meta a vivir una ficción y se quede tan absorto en lo que le dicen los influencers, que se aleje de entender la problemática real de su sociedad. Y contra eso, Antorcha combate a través de estudios y conferencias. Sin embargo, cada vez es más difícil que la gente atienda un discurso o lecturas. Y el arte aparece como una herramienta para la organización, en la que el mensaje de cambio, de educación, por el cual se invita a la gente a la reflexión sobre su problemática y por qué no, a tomar una postura y a accionar; el arte y particularmente el teatro, encuentra un vehículo más accesible”, explicó a buzos Mejía López, egresada de la carrera en Literatura dramática y teatro de la UNAM. 

En los encuentros teatrales impulsados por el Movimiento Antorchista se han recuperado obras como La Dama Boba, de Lope de Vega, que explora las tensiones entre el amor y la inteligencia en una sociedad que se opone a las ideas modernas de educación femenina; El Retablo de Maese Pedro, de Manuel de Falla (basada en una obra de Cervantes), obra que fusiona el teatro con la música y aborda la problemática de la lucha entre lo real y lo ilusorio.

También han presentado Antígona, de Sófocles, una de las tragedias más emblemáticas de la antigua Grecia, que explora el conflicto entre la ley del Estado y la ley moral personal, un tema vigente aún en contextos de luchas sociales y políticas. El Grito de Dolores, Don Juan Tenorio, Juárez y Maximiliano, La Vida es Sueño, de Pedro Calderón de la Barca; La Casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca, entre otros varios dramas.

Además, se han presentado obras contemporáneas que abordan los problemas sociales actuales, como la desigualdad, la opresión y la lucha por los derechos humanos. Las piezas presentadas suelen tener un fuerte contenido educativo y crítico, concordante con la perspectiva política del Movimiento Antorchista, que promueve el arte como herramienta de transformación social.

Se estima que en las 22 ediciones del Encuentro Nacional de Teatro realizado por Antorcha, al menos 350 mil mexicanos y extranjeros han presenciado su labor teatral. En esta 23° edición, se espera al menos la asistencia de 30 mil espectadores.

Como parte del trabajo educativo realizado por el Movimiento Antorchista y gracias a este concurso teatral, en decenas de escuelas de varias entidades del país se impulsa el teatro; escuelas secundarias, preparatorias y bachilleratos cultivan esta disciplina a la que se han sumado miles de jóvenes. En muchas ciudades, colonos y amas de casa también han formado grupos de teatro y presentado obras en diversos foros.

La profundidad humana del teatro antorchista representa uno de los valores particulares que destaca el Encuentro Nacional de Teatro de Antorcha; una muestra de ello es César Zárate Rodríguez, miembro de la Compañía Nacional de Teatro del Movimiento Antorchista y participante en al menos 14 ediciones del encuentro teatral, quien confiesa que: “hacer teatro tiene un valor mucho más importante que el monetario; creo que al ver la reacción de la gente, al comprender que haciendo teatro puedo aportar a mi sociedad un granito de arena que permita a la gente comprender su realidad social, sus problemas y sobre todo, motivarlos a accionar para transformarla, me motivó a quedarme en la compañía de teatro de Antorcha”.

La 23° edición del Encuentro Nacional de Teatro del Movimiento Antorchista significa un modelo cultural, una propuesta para México, que a pesar de las inclemencias impuestas por la pandemia de Covid-19 en 2020 y el permanente reto de enfrentar la enajenación cultural impuesta por el modelo económico neoliberal, resiste y se lucirá ante el pueblo de San Luis Potosí. 

 


Escrito por Silvanna Mortera y Manuel Pérez

@MorteraOfic/ @Maneliic


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