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“El comunismo no ha muerto; en cierto sentido, goza de envidiable salud”, aseguran Illades y Carrasco en su trabajo sobre comunismo y anticomunismo en el debate mexicano. Y ciertamente, la idea comunista no solo está viva, sino que se hace necesario su desarrollo y aplicación creativa para salvaguardar el futuro de la humanidad.
El resurgimiento del comunismo trae consigo su contraparte, es decir, el anticomunismo. Éste no puede ser claramente definido, pues los propios adeptos no tienen claridad del significado de su contrincante, sin embargo, esto no evita que se convierta en un arma efectiva en la lucha de clases. Nuestro país no puede estar indiferente ante estos fenómenos. Ciertamente, en México, la “izquierda” abandonó el comunismo como horizonte emancipatorio y devino en un proyecto socialdemócrata poco definido, que se caracteriza, de un lado, por hacer de la lucha electoral el único método para tomar de poder y, por otro lado, no usarlo para la instauración de una sociedad más igualitaria, sino para el despliegue de un proyecto en beneficio de la burguesía.
Según el texto de Illades y Carrasco, diez años antes de la caída de la URSS el Partido Comunista Mexicano se disolvió para dar lugar al Partido Socialista Unificado de México, mismo que a su vez le heredó el registro al Partido Mexicano Socialista que, con el paso del tiempo, hizo lo propio con el Partido de la Revolución Democrática y éste a su vez terminó escindiéndose para dar lugar a Morena. Ésta es la trayectoria de la desaparición, por lo menos oficial, del proyecto comunista mexicano. Incluso, como consecuencia de las políticas neoliberales de la 4T, la agudización de las condiciones de precariedad se hace tan fuerte que incluso el Estado mexicano se ha visto obligado a ocultar la realidad al informar que en México el número de pobres ha disminuido. Especialistas han salido ya a desmentir esto. Por eso resulta absurdo que hoy, cuando el discurso anticomunista sale a la luz, se coloque a la 4T como referente del comunismo.
No hay razones válidas para concluir que el morenismo sea comunista; al contrario, las decisiones más importantes que se han tomado confirman al partido oficial como una faceta de la derecha. La austeridad, los recortes presupuestales, los programas sociales destinados al apaciguamiento del descontento social, son estrategias de las que se ha valido la 4T para desarticular formas organizativas alternativas, incluidas las comunistas. Las campañas mediáticas que se han generado a raíz de los libros de texto tienen en el fondo otro objetivo: eliminar a las organizaciones que hoy están luchando por organizar de manera independiente el descontento de las masas. La lucha interna de la clase dominante no debe confundirnos.
Pero, ¿por qué el miedo al comunismo? Como ya dejaron claro Illades y Carrasco en su libro sobre el debate comunista y anticomunista, la idea de comunismo está más viva que nunca, pero la idea de lo que es el comunismo está muy alejada de lo que vemos en los medios. Por ejemplo, se ha vuelto común escuchar que se atenta contra la libertad, la democracia y que se promueve el autoritarismo. Estos términos son los más socorridos al momento de hablar de comunismo. Sin embargo, los ataques a la democracia, así como a las libertades y la forma autoritaria de gobierno no son características del movimiento comunista. Al contrario, han sido la forma en que los gobiernos en México –priistas, panistas y morenistas– han tomado para sostenerse en el poder. Cuando escuchamos democracia y libertad, en nuestro país solo pueden venir a la mente las persecuciones contra luchadores sociales, la imposición de gobernantes ajenos a las necesidades sociales; esto es lo que ocultan los medios controlados por la derecha mexicana.
La razón por la que este discurso lleno de mentiras encuentra algún respaldo en la sociedad es el desconocimiento u olvido del valor del comunismo. Hemos olvidado que los comunistas del Siglo XX, en la URSS, convirtieron al país más grande y atrasado económicamente en una potencia mundial; que esos mismos comunistas libraron al mundo de la amenaza nazi y que los comunistas del Siglo XXI, en China, han sacado a más personas de la pobreza que todos los países occidentales juntos. El miedo al comunismo es el miedo al bienestar de las mayorías.
Tecomatlán es un pequeño oasis de la Sierra Mixteca, un pueblo donde las casas se hallan tan armoniosamente bien dispuestas que su conjunto define un paisaje igual de bello, alegre y costumbrista.
Las marchas feministas en Xalapa avanzaron entre un fuerte dispositivo de seguridad. Partieron desde el Teatro del Estado “Ignacio de la Llave” y se dirigieron a la plaza Sebastián Lerdo de Tejada.
El cerro del Chimalhuache puede restaurarse con la gestión y aplicación de recursos económicos que garanticen un uso sustentable del territorio.
Joe Biden ya asomó las orejas para escuchar las plegarias de esos que piden “libertad” para Cuba y que se han ido como una manada de lobos contra su presa.
Biden defendió la labor de los sindicatos del país y subrayó que “Wall Street no construyó este país”, sino que fue “la clase media”.
El juez dejó de lado nuevamente a las vìctimas; se inclinó más por los argumentos de las personas que se pretende imputar, sin atender la prioridad que representan los afectados de la tragedia.
Ante este panorama el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, no se ha pronunciado al respecto.
“Me parece que si el régimen empieza a perder digamos una opinión favorable, el Ejército también se va a ver afectada su legitimidad con la población", refirió Carlos Matienzo.
Los dinosaurios redujeron su tamaño para sobrevivir a su inminente extinción, como hoy de hecho lo están haciendo la mayoría de las industrias.
En la Conade hay una profunda corrupción. Es un hecho que el combate de este delito quedó en un discurso de campaña para ganar votos; y la eliminación de los fideicomisos sólo afectó a los que según AMLO iban a beneficiar.
El alto grado de inestabilidad y fragmentación que padecemos nos debería hacer entender de que cualquier imprudencia puede decidir a los estadounidenses a “estabilizar” nuestro país con una guerra.
El 1 de enero de 2019 se cumplieron 60 años de la toma de La Habana y Santiago por parte de las tropas rebeldes comandadas por Fidel Castro.
Los últimos acontecimientos y declaraciones publicadas prueban de manera fehaciente que no se trata de ninguna amenaza rusa a la paz de Ucrania; sino de otro intento de EU de hacerse de más territorios.
Hay grietas en en el discurso de los megaproyectos, que hay que observar. Estamos a favor del progreso, pero la “vía” de desarrollo de la 4T es alarmante. A la larga condenaría a los trabajadores y nos llevaría al subdesarrollo.
Los supuestos "logros” que presume AMLO forman parte de su permanente campaña electoral; al tiempo que oculta sus grandes fracasos, como su lucha fallida contra la corrupción o el incremento de la pobreza, etc.
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Escrito por Diego Martínez
Sociólogo por la UNAM.