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En esta época, cuando la expansión mundial del Covid-19 tomó por sorpresa y sin preparación a muchos gobiernos, se han visto obligados a tomar diversas medidas para disminuir su propagación; entre ellas destacan la reducción de la movilidad social, la suspensión de clases presenciales, la cancelación de eventos masivos y, la más importante por sus efectos en el sistema económico, el paro de actividades de las industrias consideradas no esenciales. A nivel mundial, las consecuencias directas del paro de la economía son preocupantes: la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) calcula que por cada mes de confinamiento, la producción global ha caído el dos por ciento del Producto Interno Bruto (PIB); la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte que los empleos perdidos entre enero y abril ascendieron a 135 millones y que en junio serán 305 millones; y, según la organización civil Oxfam, la pobreza pasará de 434 millones a 932 millones de personas en el mundo, la mayoría ubicadas en países subdesarrollados como México.
La caída en la producción mundial ha puesto en la palestra la importancia de los trabajadores y su fuerza creadora. Desde que surgieron los economistas clásicos, es bien sabido que el trabajo humano y la naturaleza, como proveedora de materias primas, son las dos fuentes de riqueza y que un elemento adicional en el proceso de producción son los medios de trabajo, ya que el hombre necesita herramientas para modificar las riquezas naturales. Pero si los obreros no trabajan y las maquinarias y las materias primas no son accionados, no se produce la riqueza, la capacidad instalada se desgasta y los costos fijos en los que incurrió el capitalista no generan ganancias, ya que, con la población confinada en sus casas, el consumo de los bienes disminuye drásticamente.
En la producción capitalista predomina el caos porque no se trabaja en armonía con las necesidades sociales, menos aun cuando el Estado actúa como simple garante de la “paz social”. Por esa razón, en un shock repentino como el que actualmente se vive, los capitalistas con actividades no esenciales gastan sin producir y sin vender sus inventarios o han tenido que dejar de invertir porque saben que no obtienen ganancias –su único motor– y despedido a muchos de sus empleados para recortar gastos considerados innecesarios. Los trabajadores, con poca capacidad de negociación en la mayor parte del mundo después de la embestida del neoliberalismo, han visto disminuir sus salarios y muchos de ellos fueron despedidos de sus lugares de trabajo. Otros, los informales, situados mayoritariamente en los países subdesarrollados, enfrentan un drama aún más acuciante porque viven al día, no tienen salarios ni patrones a quiénes reclamar siquiera medio ingreso y deben salir a la calle para ganarse el pan con el riesgo de contagiarse.
El regreso a la “nueva normalidad” no será tan fácil como algunos gobernantes prevén. No será un “borrón y cuenta nueva” porque en el mundo está generándose la espiral de una recesión sin precedentes en la historia reciente. A diferencia de la de 2009, el problema no comenzó en el sector financiero improductivo, sino en el productivo o real, lo que implicará el resquebrajamiento del orden económico derivado de la globalización. Pero lo que estamos presenciando no es culpa del Covid-19: la economía mundial venía en decadencia desde la crisis de 2009, pues no se había recuperado el ritmo de crecimiento, las inversiones tenían un comportamiento descendente, el comercio mundial había disminuido –exacerbado por las disputas chino-estadounidenses– y las burbujas financieras se hallaban a la orden del día. Muchos economistas críticos del sistema económico neoliberal habían previsto una recesión que el Covid-19 solo ayudó a concretar.
Este parteaguas ha puesto a la vista de todos, en efecto, que un sistema económico que había mostrado la mayor capacidad para producir riqueza y capitalistas muy poderosos, como quizás nunca los hubo en la historia de la humanidad, no podía perdurar para siempre porque lo hace a costa de los trabajadores y de los capitalistas menores, y porque la desigualdad que provocó ha hecho pobre al que no lo era y a los pobres de siempre, pobres extremos. Bien valdría la pena que nuestros gobernantes echaran un vistazo a la situación mundial para advertir lo que les puede pasar. La lucha de clases existe aún para quienes la niegan.
Para Delfina Gómez, dañar a los trabajadores poco importa. Lo importante es quedar bien con el jefe, al cabo ella ya tiene experiencia en esas prácticas.
Hay una crisis que nuestros gobernantes no quieren ver, pero que millones de familias resienten más que nunca: el hambre, que causa terror y empieza a asesinar brutalmente a muchas personas.
“Nos hemos inundado muchas veces, pero es hoy cuando estamos peor que en ninguna otra ocasión, sin ningún apoyo". Los tabasqueños no debemos olvidar esa dura y dolorosa lección.
El discurso de López Obrador en el Zócalo, no hizo más que confirmar la disonancia existente entre su visión personal, sobre lo que ocurre en el país, y la “realidad física” de México.
“En México muchos creen ser clase media pero no es así. El 61 por ciento de la población se identifica como tal pero solo el 12 por ciento lo es".
El Hospital General del IMSS, SLP, carece de equipo y especialistas que atiendan a derechohabientes de los 20 municipios de la Huasteca Potosina, incluidos sus vecinos de Hidalgo, Veracruz y Tamaulipas.
José Ramiro formaría parte de los 37 desaparecidos, junto a los 120 muertos, sólo de embarcaciones, según el Presidente de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios Turísticos en Acapulco.
La 4T quiere formar los cuadros para la sociedad futura, y esto plantea de inmediato la pregunta obvia: ¿de qué sociedad futura se trata? ¿Saben qué quieren hacer de los jóvenes de hoy y para qué?
Solo un cambio estructural hará surgir una moral nueva, donde no tengan cabida la delincuencia ni la corrupción; una moral humana y solidaria, donde el hombre ya no piense solo en sí mismo ni anteponga sus intereses personales en daño de la colectividad.
Delitos como la extorsión, robos, homicidios y el cobro de piso se han incrementado en más del 100% en varios municipios del Edomex desde que comenzó la construcción del AIFA.
La senadora Kenia López Rabadán solicitó “exhibir” a las casas encuestadoras que se han equivocado por ignorancia, dolo o dinero, tras el alto porcentaje que “ciertas” casas le dan a Morena en sus encuestas.
“No le pago con mis impuestos a usted para que opine sobre los candidatos de la oposición, su papel no es ese, su papel es gobernarnos a todos", señaló el diputado Federico Döring.
La Sedena mantiene retenidos los contratos de adquisición de Pegasus a pesar de que el INAI le ordenó entregar los datos solicitados vía transparencia desde abril 2023.
Las “excorcholatas presidenciales” Ebrard, Adán Augusto, Ricardo Monreal y Noroña fueron considerados en la lista final de candidaturas plurinominales para el Senado y la Cámara de Diputados por parte de Morena.
Hasta ahora, la verdadera democracia, la que procura la igualdad socioeconómica real, sigue ausente; hoy, tras cinco años de un gobierno fallido, la amenaza de un proyecto dictatorial se cierne sobre el país.
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Escrito por Gladis Eunice Mejía
Maestra en Economía por la UNAM.