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A principios de los años 60 del siglo pasado, el historiador y politólogo Daniel Cosío Villegas afirmó que el sistema político mexicano surgido de la Revolución Mexicana tenía como características principales “un poder ejecutivo –o, más específicamente, una Presidencia de la República– con facultades de una amplitud excepcional, y un partido político oficial predominante”. No hay duda de que hacía alusión al Partido Revolucionario Institucional (PRI). Cosío Villegas expresó que, dadas las amplísimas facultades, legales y extralegales, del Presidente de la República sobre los poderes Legislativo y Judicial y el abrumador predominio del partido oficial, para la existencia de una verdadera democracia en México, era urgente reducir de alguna forma esas expresiones de poder político excesivo.
A finales de esa misma década, el jurista Jorge Carpizo enunció, asimismo, que las causas del presidencialismo –el predominio del Presidente sobre las demás instituciones del Estado mexicano– se debían a que, además de sus atribuciones constitucionales, operaba como el jefe real del partido predominante (PRI); que el Poder Judicial, integrado en buena parte por la Suprema Corte de Justicia, estaba muy debilitado; que el Poder Legislativo (cámaras de Senadores y Diputados) no ejercían ningún freno sobre él; que el Gobierno Federal tenía una marcada influencia sobre la economía nacional; que el Presidente era (es) asimismo el comandante supremo del Ejército; que ejercía enorme influencia sobre la opinión pública mediante el control económico y político de los medios de comunicación y, finalmente, que disponía de un elemento psicológico que favorecía su omnipotencia: que la mayoría de la sociedad mexicana aceptaba sin cuestionar el papel predominante del Ejecutivo.
De acuerdo con el análisis que hicieron ambos intelectuales mexicanos, resulta necesario plantearse preguntas como las siguientes: ¿Cuáles son las diferencias entre el sistema político mexicano de entonces y el actual? ¿La democracia que propició el triunfo de Morena en las urnas, en junio de 2018, es la misma que analizaron los juristas arriba citados? ¿Acaso no estamos presenciando hoy, en 2020, el mismo sistema político que hace 60 años Cosío Villegas criticó, porque funcionaba con base en un Poder Ejecutivo con amplísimas facultades y un partido oficial predominante?
Pero no solo estas características validan la similitud del sistema político vigente con el priista que prevaleció hasta finales del siglo anterior, porque en un periodo de gobierno tan corto, como el que ha encabezado Andrés Manuel López Obrador (AMLO), los mexicanos hemos presenciado una falta tan absoluta de democracia en el ejercicio del poder presidencial, que lo mismo se manifiesta en la forma despectiva con que aquél se refiere a sus opositores, que en la asunción de decisiones cuasi unipersonales, como ocurrió con la cancelación del aeropuerto de Texcoco; en los esfuerzos que ahora realiza para cooptar a los órganos electorales, e incluso en su necesidad de encabezar, desde Palacio Nacional, espectáculos matutinos donde, además de dar por hecho que su opinión es la única que merece credibilidad, suele negar arbitrariamente los datos estadísticos y científicos que él y su gobierno no comparten.
Este mismo modelo, por cierto, no ha tardado en replicarse en los estados de la República donde tiene imitadores tanto de sus ocurrencias como de sus satrapías. El gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, es uno de ellos. En fechas recientes, este señor ha desplegado, sin ningún miramiento, una campaña contra un numeroso grupo de ciudadanos poblanos que, por la vía institucional, pretenden integrarse en partido político y a quienes el Instituto Electoral del Estados (IEE) negó su registro, pese a que cumplieron con creces los requisitos establecidos por la ley. Esta violación flagrante a la legislación electoral fue ordenada por el gobernador Barbosa quien, sin duda, está actuando como los sátrapas que por mucho tiempo prevalecieron en México.
Todo lo anterior evidencia que las campanas que recientemente repicaron por la muerte del viejo dinosaurio mintieron, ya que éste no ha muerto y sigue en pie, aunque ahora utiliza otra indumentaria. De modo que, como adujo Cosío Villegas: hace muchos años, el presidencialismo sigue siendo un problema importante y urgente por resolver, sobre todo para evitar que los mexicanos tengan que sufrir las decisiones arbitrarias y casi siempre improvisadas del actual Presidente de la República.
Hoy debe decirse la verdad: nadie, ningún organismo ni partido se ha involucrado, ha estado presente en el seno del pueblo como el Movimiento Antorchista durante la pandemia.
En el caso de México, la vocera confirmó que fue la administración de López Obrador quien tomó la iniciativa de enviar 10 mil tropas a la frontera sur.
Con la renuncia de Jiménez Espriú, son cinco funcionarios los que han dejado de formar parte del equipo del presidente.
Vemos con mucha preocupación las reformas a la Constitución y las leyes que se han aprobado, no están orientadas a mejorar lo existente, tienen clara dedicatoria para los opositores al régimen.
El panorama político que enfrenta los mexicanos es la incapacidad que tienen los funcionarios de Morena para gobernar
Desde que López Obrador llegó a la presidencia se han añadido 3.8 millones de pobres, México pasó de tener 51.9 millones en 2018 a 55.7 millones en 2020.
La dependencia que encabeza Arturo Herrera calculó que la tasa de crecimiento de México para este año estará en un rango de entre (-)3.9% y 0.1%.
“Pero el antecedente aquí esta, el peligro es latente. Los derechos políticos de la ciudadanía pueden estar en riesgo ante decisiones políticas arbitrarias" de este gobierno.
Después de la detención, alrededor de 200 trabajadores de las maquilas de Matamoros iniciaron una manifestación pidiendo su libertad.
Un exportador de maíz dijo que México acostumbra a realizar grandes compras en este período del año.
Además de la FGR, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) que encabeza Santiago Nieto también está al servicio del presidente para amedrentar a los candidatos.
Desde que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) llegó al gobierno de México, cada 10 horas un periodista sufre una agresión y los comunicadores son víctimas de ataques y descalificaciones de los funcionarios gubernamentales del más alto nivel.
Al comenzar su etapa morenista, la vieja enemiga hizo acto de presencia, insuflándose en partidarios, simpatizantes y familiares, que dejaron a AMLO y su partido en entredicho. Alguien que se había proclamado incorruptible fue exhibido como corrupto.
Sin asegurar que todas los protestas o movimientos en forma de huelga son movimientos "reales", son denuncias que dan a conocer las injusticias y atropello de los derechos de los trabajadores y obreros mexicanos
Este dato representó su nivel más alto desde la primera quincena de marzo de este año, donde se ubicó en 3.71 por ciento.
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Escrito por Victoria Herrera
Maestra en Historia por la UNAM y la Universidad Autónoma de Barcelona, en España.