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Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, el control del océano Pacífico ha sido obsesión de Estados Unidos (EE. UU.); en los años 50 creó ANZUS para acotar a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y hoy crea el eje AUKUS (acrónimo de Australia, Reino Unido y Estados Unidos) para impedir la influencia de China y Rusia en la zona clave del Indo-Pacífico.
En su empeño por dominar este espacio estratégico, la Casa Blanca violentó su relación con Francia al lograr que Australia cancelara la compra de submarinos a Francia y que a cambio los adquiriesen los estadounidenses. Los ecos de esta puja entre potencias, de las que México es socio, llegan a un océano donde también tenemos intereses; de modo que habrá que observar de cerca el desarrollo de los acontecimientos.
La obstinación de la clase política estadounidense por China, que solo por el tamaño de su economía es vista como uno de los más poderosos adversarios, explica la creación del bloque militar en el estratégico espacio bautizado Indo-Pacífico. AUKUS se intuye como respuesta al “expansionismo y agresividad” de Beijing en el Mar del Sur de China, principalmente hacia Taiwán, según EE. UU.
Por ello su presidente, Joseph Biden, planteó mantener una región Indo-Pacífica “libre y abierta” para atender el “actual ambiente estratégico” de la región. La firma del AUKUS se produjo solo a dos semanas de que Biden y el presidente chino Xi Jinping sostengan su primera reunión personal. Los líderes de las dos primeras economías mundiales enfrentan contenciosos por Taiwán, la ciberseguridad, la tecnología 5G y las protestas en Hong Kong.
Hace décadas que EE. UU., Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, forman el llamado Club de Vigilancia Cinco Ojos (o FVEY). Un sistema de espionaje para la seguridad conjunta. A muchos sorprendió que Nueva Zelanda no esté presente en AUKUS, aunque la primera ministra Jacinda Arden declaró que no hay cambios en ese acuerdo de inteligencia.
La nueva alianza militar y de vigilancia busca acotar las iniciativas chinas de la Nueva Ruta de la Seda (terrestre) y de la Faja (su componente marítimo), con las que China construye vías férreas, puertos y carreteras que faciliten intercambios de Asia Central con todo el mundo. Ambas comunican a Beijing con la Unión Europea (UE), África, Medio Oriente, Irán, Turquía, Rusia y Bielorrusia, así como con Pakistán, Myanmar, Bangladesh e India.
Para mostrar su neutralidad en esta crisis regional, el primer ministro australiano, Scott Morrison, extendió a Xi Jinping una “abierta invitación” a dialogar y sostuvo que está listo para abordar todos los asuntos. Hasta ahora, la relación bilateral está prácticamente “congelada”.
Indo-Pacífico en juego
De ahí que para bloquear esa “expansión” china, el huésped de la Casa Blanca se inspiró en la talasopolítica, rama de la geopolítica que analiza el impacto de las decisiones en los espacios marítimos. Al erigir un muro de contención político-militar ante Beijing con sus aliados regionales, Joseph Robinette Biden redujo la distancia político-ideológica que lo separaba de Donald John Trump en su hostilidad hacia China.
Bordean a la recién bautizada zona Indo-Pacífico el mar Índico y el océano Pacífico. En esta región fluye la tercera parte de las mercancías y los hidrocarburos del mundo; se alberga más de la mitad de la población mundial y en sus riberas se genera la mayor producción industrial del planeta.
En ese espacio, EE. UU. aplica la añeja estrategia de control sobre la “‘cadena de islas’ que comienza en Australia, India e Indonesia, actores clave de los dos océanos. En el caso australiano desde 2016, en el Libro Blanco del Departamento de Defensa se veía esta zona como eje para su seguridad nacional”, recuerda Emilio De Miguel Calabia, del Real Instituto Elcano.
En la alianza de seguridad de la región Indo-Pacífico, EE. UU., Reino Unido y Australia excluyeron a socios tan relevantes como la UE general y a Francia en particular, que históricamente ha tenido presencia en el Pacífico mediante sus territorios de ultramar, además de que ahí despliega unas ocho mil tropas.
Ganadores y perdedores
Por el caso de los submarinos y el retiro estadounidense de Afganistán sin consultar a sus socios europeos —que ilustra el desdén de Washington hacia sus aliados europeos— Francia perdió la confianza hacia sus tres socios (EE. UU., Reino Unido y Australia) y quedó fuera del espacio estratégico Indo-Pacífico, donde tiene intereses económicos e industriales importantes.
Por ello, el presidente francés Emmanuel Macron plantea una Europa autónoma que opera al lado de EE. UU. frente a China, mientras que insiste en una organización de defensa “europeaˮ sin Washington. Sin embargo, París no posee las capacidades militares ni económicas para salir de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), opina el investigador del Instituto de Europa de la Academia de Ciencias de Rusia, Serguéi Fiódorov.
Australia queda en posición ventajosa al aceptar los submarinos nucleares y el pacto con EE. UU., cuyo compromiso es de largo plazo contra China.
Otro ganador es La India, a quien el concepto de Indo-Pacífico le ofrece protagonismo y la anima a desarrollar su armada y convertirla en potencia naval. Ya en 2015, su estrategia de seguridad marítima contempló zonas de interés como los estrechos de Malaca, Sunda y Lombok. Además, su cercanía con EE. UU. limita el uso del mar Índico a las iniciativas chinas de la Ruta y la Faja.
Reino Unido retorna a una región que dominó hasta el arribo de EE. UU., pero le pesa perder a Francia. De ahí que, irónico, el primer ministro Boris Johnson declaró que Francia “debería tomarse con calmaˮ la nueva alianza AUKUS y aseguró: “es hora de que algunos de nuestros amigos más queridos de todo el mundo controlen sus emociones y se tomen el asunto con calmaˮ, reportó Ahmet Gurhan Karlal.
Japón gana con la alianza y está deseoso de afirmar sus capacidades defensivas contra China, con quien mantiene diferencias territoriales. En agosto realizó, por primera vez, ejercicios conjuntos con Reino Unido. Taiwán aventaja en atención con la falacia de que China aumenta su poderío e incursiona en su zona de defensa aérea, que aumentaría el temor de una confrontación en el estrecho.
Entre 2014 y 2016, Francia negoció una sociedad estratégica con Australia, que en el marco de la relación bilateral de los próximos 50 años incluía la venta de los submarinos y permitía a Emmanuel Macron ofrecer a su país como un actor relevante en la seguridad de una región que aproxima a múltiples socios.
Australia pactó con Francia la compra de 12 submarinos convencionales por 90 mil millones de dólares (mdd). Con el paso de los años, los australianos criticaron el alza en los costos, el retraso en las entregas y la cultura francesa, por cuya influencia sus funcionarios vacacionaban todo el mes de agosto. Fue en ese contexto como el gobierno de Biden, urgido por prevalecer aun más la zona Indo-Pacífico, tomó la decisión de ofrecer a Australia sus avanzados submarinos de propulsión nuclear para sacar a Francia de la ecuación y comprometer a Canberra en su plan de contención a China.
Canberra canceló el acuerdo con París, hecho que el ministro de Exteriores Jean-Yves Le Drian calificó como “puñalada por la espalda”, así como unilateral, brutal, impredecible y parecida a la forma de actuar de Trump, y convocó a sus embajadores en Washington y Canberra. El sentimiento de traición de los franceses es alto, pues desde que EE. UU. decidió retirarse de Afganistán y no los consultó, Emmanuel Macron esbozó la posibilidad de una alianza europea sin EE. UU. En esa sensación lo respaldan los miembros de la UE.
China reacciona
Al conocerse el nuevo pacto de cooperación AUKUS, que incluye el plan de 18 meses para proveer a Australia de submarinos de propulsión nuclear, China declaró que EE. UU., Reino Unido y Australia deben abandonar la obsoleta mentalidad del juego suma-cero de la Guerra Fría y sus “estrechos conceptos geopolíticos”.
El vocero del Ministerio de Exteriores chino, Zhao Lijian, llamó a respetar la aspiración de los pueblos para conducir a la región en paz, estabilidad y desarrollo, o se arriesgan a dañar sus propios intereses. Para Beijing, la decisión de exportar tecnología nuclear submarina a la región resulta en extremo “irresponsable y de doble estándar”, pues el mundo y los países vecinos se preguntan qué pasará con el compromiso de Australia sobre la no proliferación nuclear.
México en Asia-Pacífico
El litoral de nuestro país en el Pacífico se extiende siete mil 828 kilómetros. Con Asia Pacífico, mantenemos lazos históricos, pero sin concretarse a cabalidad conforme al interés geopolítico. Además de un creciente ánimo por diversificar su comercio con los países ribereños, la diplomacia de México –que debería ser la propia de un país bioceánico– ha sido distante de los cambios político-estratégicos que hay en la región.
La vigorosa emergencia de China, acompañada del dinamismo económico de Japón, India, Surcorea, Indonesia, Tailandia, Malasia y Australia, volvió la mirada de México frente a Asia Pacífico. Así adoptó, con entusiasmo, el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) que crearía una zona de integración económica en esa región, que ratificó el Senado y se convirtió en el primer integrante que aprobó el pacto de libre comercio entre otros 11 países de Asia-Pacífico.
El retiro de EE. UU. de ese acuerdo, decidido por Donald Trump, significó una gran noticia para China, pero mala para México, porque el republicano optó por firmar acuerdos bilaterales y no en bloque.
Analistas de la Universidad Renmin, de Beijing, observan que el acuerdo es “indudablemente” contra China, cuando se vive el más bajo nivel de diálogo entre Washington y las tres naciones. Hace meses, EE. UU. agregó a su lista de sancionados a personas y empresas relacionadas con la construcción de aeropuertos, radares y sistemas de misiles que –supuestamente– Beijing instala sobre arrecifes en disputa del Mar del Sur de China, que posee además importantes depósitos de gas y petróleo.
Aliados de EE. UU.
Filipinas es el aliado más antiguo de EE. UU. en el Pacífico. El Acuerdo de Mutua Defensa rige desde 1951 y, en la Guerra Fría, la base aérea de Clark, en Luzón, fue el enclave estadounidense en Asia y hoy es su mayor estacionamiento permanente de tropas en el exterior. El presidente Duterte amagó con abandonar el Acuerdo de Fuerzas Visitantes y sistemas de armas, porque afirmó que EE. UU. coopera con la insurgencia en la isla de Mindanao.
Singapur es un aliado rico y de gran confianza para Washington, posicionado en el acceso al continente más poblado del planeta y sede de los mayores centros financieros y portuarios del Sureste Asiático. En 2019, EE. UU. renovó sus acuerdos de seguridad y defensa para que sus tropas accedan al país, se estacionen y sobrevuelen ese territorio.
En julio, EE. UU. planteó la ampliación de su presencia naval y de servicios a su flota, cuyo plazo vence en 2023. Con Japón y Surcorea, Singapur es uno de los mayores compradores de armas de EE. UU.; según el Departamento de Estado, en abril de 2021 ascendían a ocho mil 500 mdd, a los que se suman otros 37 mil 600 mdd en equipos y repuestos.
EE. UU. ofreció a Vietnam tres millones de vacunas para frenar el Covid-19. Además, el Pentágono –su Departamento de Defensa– ofreció acceso a documentación y registros para contribuir en la búsqueda de desaparecidos durante la guerra de 1955-1975, según la revista Atalayar.
Washington cuenta con la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), creada en 1967 con Tailandia, Indonesia, Malasia, Singapur y Filipinas como socios originales, a los que se unieron Birmania, Brunei, Camboya, Laos, Myanmar y Vietnam. En 2002, EE. UU. lanzó la iniciativa comercial de la ASEAN para fortalecer las relaciones. El 11 de septiembre de 2019, EE. UU. y la ASEAN participaron en un ejercicio militar para establecer “mejor seguridad marítima”.
Un año después, el Secretario de Estado, Mike Pompeo, pidió al grupo “tomar medidas contra China” por el aumento de su presencia militar en el Mar del Sur, y ofreció que EE. UU. “estará allí como amigo para ayudarles”. En julio de 2020, el sector privado estadounidense donó al menos 40 mdd a los miembros de la ASEAN para combatir la pandemia.
China informó puntualmente sobre la pandemia del Covid-19 a la Organización Mundial de la Salud y a otros países, incluido el propio Estados Unidos.
Al defender el principio de una sola China, el país “no solo defiende su soberanía e integridad territorial, sino también salvaguarda la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán", sostuvo Wang Yi.
Biden pretende retomar el liderazgo al que renunció Trump, y busca aplicar una política exterior más activa contra China. El primer paso de esta nueva política fue la cumbre bilateral de alto nivel realizada en Alaska los días 18 y 19 de marzo.
Wang Yi indicó que la comunidad internacional debe ayudar ayudar y “guiar positivamente a los talibanes”, en lugar de ejercer presión sobre ellos.
Cabe destacar que el proceso fue vigilado por médicos presentes en el quirófano de Beijing para garantizar la seguridad en todo momento.
“Es un ejemplo de lo que tendríamos que hacer muchos países. Ha trabajado sin egoísmo, poniendo sus descubrimientos al servicio de la humanidad”.
“China está dispuesta a fortalecer los intercambios y la cooperación en el alivio de la pobreza a nivel bilateral y regional con los países latinoamericanos”.
Este lunes el presidente de Rusia, Vladímir Putin, tuvo un encuentro con su homólogo chino, Xi Jinping, quien llegó esta mañana a Moscú en una visita de Estado.
Para entender nuestra realidad actual, y saber hacia dónde caminar en la reconfiguración del mundo, con Rusia y China con el mundo multipolar en contra del mundo unipolar del imperialismo, es altamente importante leer esta obra.
Si la presidenta Pelosi visita Taiwán, violará seriamente el principio de Una sola China y las estipulaciones de los tres comunicados conjuntos chino-estadounidenses dañará seriamente la soberanía y la integridad territorial del gigante asiático.
China continuará tomando las medidas necesarias para salvaguardar su soberanía e intereses de seguridad en respuesta a los "peligrosos actos de provocación" por parte de Washington.
China ha construido una sociedad en la que no hay hambre y se preconiza el bienestar de la población, ¿qué ha hecho esa nación que nosotros no? No sólo es gracias a sus políticas económicas.
Declaración del Presidente de la República Popular China, Xi Jinping, en la XVI Cumbre de los BRICS.
Ha ganado galardones para su poesía en La India, EE. UU., Canadá, Grecia, China y Rusia, además del Premio de la Unión Mongol de Escritores.
La República Popular de China y la República de Honduras anunciaron este 26 de marzo, tiempo de Pekín, el establecimiento de manera oficial de sus relaciones diplomáticas “a nivel de Embajadores”.
Escrito por Nydia Egremy
Internacionalista mexicana y periodista especializada en investigaciones sobre seguridad nacional, inteligencia y conflictos armados.