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Elegir el presente y el futuro de una nación asediada durante más de 42 años por la superpotencia militar mundial no es decisión trivial. Con la erudición de su añeja lucha, el domingo siete de noviembre, los nicaragüenses revalidaron su apoyo al Frente Sandinista (FS) para preservar los intereses de su país frente a los gestores del capitalismo trasnacional que pretenden reemplazar al Ejecutivo nacional.
Tras esa elección, el gobierno de Estados Unidos (EE. UU.) y sus aliados europeos soslayan la geopolítica y piden más presión sobre Nicaragua, aunque el pueblo sufra lo indecible. México debe acompañar a ese pueblo hermano en la defensa de su soberanía, sobre todo ahora que emergen el multilateralismo y las fuerzas incompatibles con el absolutismo imperial.
El resultado electoral en Nicaragua significa un mensaje de mujeres y hombres que responde a la campaña de sanciones ilegales y extraterritoriales, así como agresiones de EE. UU. y la Unión Europea (UE) –respaldadas por la Organización de Estados Americanos y la prensa corporativa– contra el gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional del Frente Sandinista que preside Daniel Ortega.
Repudio histórico a la avaricia
1821. Independencia de Nicaragua frente a España.
1838. Gran Bretaña ocupa la costa Caribe.
1922-1933. Augusto César Sandino resiste la ocupación de EE. UU. y logra desalojarlo.
1978-79. Revolución Sandinista desplaza del poder al dictador Anastasio Somoza.
1980. Mercenarios (Contras) financiados por EE. UU. asesinan y acosan a nicaragüenses.
1990-1996-2001. Gobiernos pro-estadounidenses imperan sobre la población desgastada por los Contras.
2017. EE. UU. sanciona al presidente del Consejo Supremo Electoral por “presuntas irregularidadesˮ.
18 de abril de 2018. Estudiantes del Frente Amplio para la Democracia de la Universidad Centroamericana protestan contra decreto de pensiones. Medios internacionales plantean una Primavera Nicaragüense. Meses después, la OEA, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el gobierno de Nicaragua pactan esclarecer y reponer daño a las víctimas.
16 de abril de 2020. Desconocidos masacran con bombas molotov a personas en el barrio Carlos Marx.
5 de noviembre de 2021. EE. UU. anuncia que coordinará sanciones para presionar a Nicaragua tras la elección: Reuters.
Seis fórmulas de distintas propuestas políticas contendieron con registro del Consejo Supremo Electoral (CSE). El contundente resultado implicó la reelección del presidente, la elección de 90 diputados de la Asamblea Nacional de Nicaragua y 20 diputados del Parlamento Centroamericano (Parlacen).
Para minar la credibilidad en el Ejecutivo y sus instituciones –y sin aportar pruebas–, antes y después de la elección, fuerzas opositoras del extranjero y el interior denunciaron supuesto fraude y falta de competencia, a pesar del claro rigor del proceso electoral.
Es la estrategia de agresiones híbridas, con un conjunto de tácticas destinadas a subvertir el modelo nicaragüense para deslegitimar la voluntad ciudadana y la gestión gubernamental. Con esta presión se alienta a los sectores que favorecen el retorno a las reformas estructurales y la política neoliberal que frenan el empoderamiento ciudadano.
Plan fallido
La analista Geraldina Colotti recuerda que Washington aplica un criterio colonial a países “no deseados” y los califica con imperdonable autoritarismo. Solo considera válidas las elecciones en las que sus representantes, a quienes no importa el consenso sino la billetera, no tienen rivales contundentes.
De ahí que el nuevo triunfo del sandinismo sea una derrota estratégica para el presidente de EE. UU., Joseph Robinette Biden. No obstante, Ortega fue de los primeros mandatarios de América Latina en reconocer el triunfo de Biden así: “Compartimos la esperanza de un mundo de respeto, diálogo y paz; porque la humanidad entera necesita reencontrarse con la concordia y el bien común”. Pese a tal expectativa, subsiste la hostilidad.
Es emblemático que Nicaragua, con cifras excepcionales en materia de justicia social y seguridad, se presente como un problema; de ahí el intento de EE. UU. por encontrar personalidades “progresistas” para unirse a los golpistas y aislar a Managua, destaca el investigador italiano Fabrizio Casari.
Por ello, advierte la presión dual EE. UU.-UE para abrir una crisis política e institucional que se toma tremendamente en serio en Managua. Tras la elección, y cuando se sepulte la esperanza de contener electoralmente al Frente Sandinista, “las alas internas generarán caos y terror con actos terroristas, guerrilla urbana y ataques militares en montañas del norte del país”, revela el periodista.
Desde la geopolítica, la situación actual de Nicaragua no es asunto menor, pues impacta en toda la región de América Central y el Caribe, recuerda el analista Lois Pérez Leira. El potencial de esta región ha sido degradado, al grado de considerarla una región abandonada, como en 2019 describió Alberto Belladona.
Por años fue constante la inestabilidad y el conflicto político en Centroamérica. Tras 16 años de arbitrariedad, injusticia, miseria e inequidad motivadas por las políticas neoliberales de tres gobiernos (1990-2006) respaldados por EE. UU.; en 2007 todo se revirtió con el retorno del sandinismo. El intento de golpe en 2018 buscó cambiar la ecuación y fracasó, pero la amenaza persiste.
Voto de confianza
¿Por qué los electores renovaron su confianza en el actual gobierno? Para algunos, la respuesta es de índole económica. Entre 2007 y 2018, la economía de Nicaragua creció a un promedio anual de 42 por ciento; igual ocurrió con la tasa de pobreza que, de expresar 50 por ciento, en 2016, se redujo al 25 por ciento. Además, el Producto Interno Bruto (PIB) per capita se impulsó al 63 por ciento y pasó de mil 320 dólares a dos mil 168 dólares, admitió el Banco Mundial.
Para los nicaragüenses, el escenario era promisorio hasta que EE. UU. y sus aliados de la UE aplicaron sobre el país asfixiantes sanciones. No obstante, la mayoría de ciudadanos confía en que el gobierno será capaz de estimular la economía, incluso en el contexto de la pandemia, escribió Richard Purcell en Geopolitical Monitor.
Los variados programas sociales restituyen derechos a sectores precarios privados por décadas desde el capitalismo, asociado a la oligarquía. El Plan Nacional de Lucha contra la Pobreza y para el Desarrollo Humano 2022-2026 prioriza en las estrategias de Nutrición Escolar, Bono Alimenticio, Salud Preventiva, Casas para el Pueblo, Usura Cero, Plan Techo Solidario y apoyos a granjeros rurales.
Entrevista con Mayra Salinas, magistrada del Consejo Supremo Electoral de Nicaragua
Somos un país con nuestra propia autodeterminación y nuestra propia capacidad
de decidir qué queremos cómo lo queremos hacer, cuándo lo queremos hacer
y con qué autoridades lo queremos hacer.
¿El siete de noviembre fue una fiesta cívica o una elección bajo tensión?
Se trató de una fiesta cívica que las y los nicaragüenses vivimos con tranquilidad, entusiasmo, esperanza y certeza de que vamos por buen rumbo; ya que, en este caso, el Ejecutivo ha sido reelecto y conduce al país por un camino que responde a intereses de las mayorías que, a lo largo de los años, han sido desposeídas, empobrecidas y cuyos derechos han sido restituidos.
Ha sido una fiesta cívica que representa esa ratificación al modelo cristiano socialista solidario del bien común para seguir adelante. Indudablemente, Nicaragua ha estado –y está– sometida a presiones, a sanciones, a una campaña de desinformación de mentiras, de manipulación de lo que realmente sucede en el país.
Pero los nicaragüenses, un pueblo sencillo, afable, tranquilo, trabajador, hospitalario y también valiente y orgulloso de su dignidad, su soberanía, autodeterminación y derecho a elegir a sus autoridades, son quienes eligen su propio camino.
Las elecciones han significado ese respaldo masivo e indudable al Poder Ejecutivo y reconoce lo que ha realizado en años, con la esperanza y certeza de que se continuará por la senda de prosperidad y mejoría del pueblo en general y, sobre todo, ese modelo de prosperidad.
Sabemos que no será fácil si nos siguen agrediendo e interviniendo en nuestros asuntos. Estamos acostumbrados a luchar y a vencer; estamos acostumbrados a salir adelante; el nicaragüense es un pueblo que no se ha amedrentado y por eso salió masivamente a respaldar la alianza del pueblo sandinista.
Hace unos momentos dimos los últimos resultados –que serían provisionales, pero tan contundentes que ante cualquier revisión pensamos que no habría mayor cambio–, de un 75.92 por ciento de votos para la Alianza Frente Sandinista.
Es de considerarse esa alta votación en un país donde votó más del 60 por ciento de la población, pues es un voto voluntario y la población no se siente presionada, sino motivada. Tal respaldo a la Alianza ratifica que el modelo le permite al pueblo tener la certeza de que podemos conseguir un país mejor, y también, tenemos la esperanza de seguir por ese camino.
Como CSE al dar ese resultado, nos damos cuenta de que el pueblo salió a respaldar una propuesta que, debo decir, fue la única seria y formal para el periodo 2022-2025. Fue conocido y ampliamente discutido en pueblos y municipios, para seguir por la senda de paz, tranquilidad y prosperidad, en medio de las adversidades.
Somos herederos de ese pasado de lucha, de esa historia y del presente que estamos construyendo confiando en un futuro mejor. Realmente ese porcentaje ratifica al Ejecutivo y le da gran fortaleza.
¿Qué le dice a los que hablan de fraude o aseguran que no hubo competencia electoral y cuestionan el resultado al afirmar que el Ejecutivo no tiene la legitimidad que requiere?
Es parte de lo que mencionaba; esa narrativa distorsionada que no se apega a la realidad de lo que sucede en Nicaragua y que se atreve a juzgar y emitir opiniones sin conocer. Como magistrada del CSE puedo decir que participaron 15 diferentes partidos en este proceso y teníamos una boleta con seis casillas.
Como resultado de su capacidad de negociación, la Alianza Frente Sandinista logró aglutinar a nueve partidos políticos –entre nacionales y regionales–. Para efectos de propaganda, cada uno promovió sus plataformas políticas, pues tienen su electorado. Y aparte, los otros partidos de oposición.
De ahí que no es cierto que no hubiera partidos adversarios que le significaran competencia al Frente. Y los votos que obtuvo fue por el respaldo popular a los logros obtenidos desde 2007, cuando asumió el Ejecutivo y que desde entonces ha venido transformando a la Nicaragua de entonces en la actual.
¿Cómo siguieron este proceso los acompañantes internacionales?
Contamos con 232 acompañantes electorales internacionales de 27 países. Tan lejanos como Abjasia, Rusia y también de Europa, América Latina; vino una amplia delegación de México, que compartieron y vivieron con el pueblo nicaragüense. Al final del proceso, todos expresaron que vieron a los nicaragüenses votando con entusiasmo, alegría, total libertad.
Para nosotros, fue importante esa oportunidad de intercambio porque nos permitió romper el cerco mediático tendido por los medios de comunicación trasnacionales. Los acompañantes vieron la realidad de primera mano; se desplazaron por todo el territorio.
Fueron a la costa Caribe, también al Pacífico, al norte, centro y sur hablaron con ciudadanos que hacían fila en las mesas receptoras. Los oyeron hablar de la Nicaragua, que en primer lugar, queremos paz y nos permitan construir el propio proceso independiente que elegimos.
El problema es que nos quieren imponer modelos y formas de construir nuestro país y eso no lo aceptamos. Consideramos la democracia como una alternativa, como un mecanismo que amamos y respetamos pero que sirva para el respeto.
Que entiendan que somos un país con autodeterminación y nuestra propia capacidad de decidir qué queremos, cómo lo queremos hacer, cuándo lo queremos hacer y con qué autoridades lo queremos hacer.
Los acompañantes nos dijeron que se llevaban una impresión diferente de la Nicaragua que presentan los medios. También se acreditaron 600 periodistas nacionales e internacionales que cubrieron ampliamente todo el proceso y constataron la participación tan amplia, tranquila y ejemplar de los nicaragüenses.
¿Qué significa esta elección para el futuro de Nicaragua?
Evidentemente significa un gran desafío. Por una parte, los nicaragüenses estamos empeñados en seguir construyendo este modelo de nación a pesar de las adversidades, agresiones y a la narrativa de ataques, sanciones y todo lo que atenta contra la estabilidad, tranquilidad y paz de Nicaragua.
También significa la capacidad del pueblo para saber encontrar mecanismos para trascender y luchar con la unidad de todos. Por eso salimos en este altísimo porcentaje a votar al poder Ejecutivo, que no está solo y que vamos a defender esos logros y los que plantean los planes de desarrollo para los próximos años.
Son desafíos, pero los hemos enfrentado desde que derrotamos a la dictadura. Quizás somos un mal ejemplo porque demostramos que, con autodeterminación, independencia, voluntad y haciendo las cosas de manera diferente, son exitosas. Hemos logrado mostrar al mundo que existen otras maneras de vivir dignamente al construir un país mejor, con desarrollo humano, al poner a la persona como centro del desarrollo y no a los grandes capitales, sino dando pequeños pasos.
A veces, eso molesta e incomoda y nos coloca en situaciones complicadas, pero encontraremos como seguir adelante, pues sabemos que a lo largo de la historia este pueblo ha demostrado su capacidad, valentía y decisión.
¿Qué lección le deja al CSE este proceso?
Nos deja varias lecciones, la principal es que el protagonista del proceso electoral es el pueblo de Nicaragua. Son las elecciones del pueblo no las del CSE, el soberano es el pueblo y el CSE lo que debe hacer es conducir y organizar el proceso con el protagonismo del pueblo organizado y manteniendo comunicación permanente, constante, fluida e informada de todo lo que hacemos.
En esta ocasión y por primera vez, tuvimos conferencias de prensa todos los lunes a las 10 de la mañana para informar lo que haríamos en la semana; también, un boletín en la página web tenía el resumen semanal todos los viernes y hacíamos notas de prensa en cuanto tomábamos alguna decisión o cambiaba una situación.
Fue una consulta cotidiana, permanente con comunicación ágil y transparente, sabiendo que aquí no somos más que un instrumento de la voluntad del pueblo para dar estos resultados y para organizar y garantizar este proceso. No somos dueños del proceso electoral, sino un mecanismo de organización de la voluntad del pueblo de Nicaragua.
Ése es el principal aprendizaje, la principal lección que nos da este proceso. He tenido oportunidad de estar en otros procesos y es el primer ejercicio con este nivel de comunicación; le tomamos el pulso todos los días a lo que quiere el pueblo. Que el pueblo sepa lo que hacemos, para que esté informado y listo.
Finalmente, quiero destacar que Nicaragua es un pueblo que ama profundamente la paz, que quiere paz, respeto, solidaridad con todos los pueblos y que aquí todos los días lucha por la paz con el corazón abierto; y agradecemos a todos los que nos quieran acompañar en este tránsito, como a los mexicanos.
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Escrito por Nydia Egremy
Internacionalista mexicana y periodista especializada en investigaciones sobre seguridad nacional, inteligencia y conflictos armados.