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Brasil Acosta Peña
Los diezmos de Delfina Gómez
Entre los mandatos en “línea” que la maestra Delfina recibió durante su gestión como alcaldesa de Texcoco, estuvo la orden que hoy la exhibe como una funcionaria sin voluntad política propia: cobrar 10% del sueldo de los trabajadores.


Para ser buena persona no basta con decir que uno es bueno; tampoco es suficiente que otros lo digan, cuando la realidad prueba lo contrario; y si alguien es bueno pero accede a hacer algo malo, a solicitud de otros, deja de ser bueno. Algunos texcocanos han tenido en un buen concepto a la maestra Delfina Gómez, quien hizo su aparición en la escena política en Texcoco durante 2009, ya que antes se le conocía como docente de la escuela Nezahualcóyotl, ubicada a un costado de la presidencia municipal. Impulsada por el hoy senador Higinio Martínez, entonces militante del Movimiento Ciudadano (MC), partido al que no pertenecía la maestra Delfina, se hizo alcaldesa de Texcoco sin contar con ninguna experiencia en la actividad política. Sin embargo, para muchos ciudadanos eso bastó; y durante su administración, el municipio mexiquense no salió de su atraso. Por el contrario, de acuerdo con muchos otros texcocanos que me lo platicaron, el papel de la profesora fue esencialmente decorativo, porque fueron otros quienes realmente manejaron la presidencia municipal.

La primera reunión que el Movimiento Antorchista de Texcoco tuvo con la maestra Delfina Gómez, ya como presidenta, corrobora esta visión ciudadana sobre su figura real como política, pues cuando le solicitamos que nos ayudara a construir la barda perimetral de una secundaria en la colonia Leyes de Reforma, mientras gestionábamos el apoyo de los gobiernos estatal y federal para construir un aula y la techumbre, a ella le pareció sensata la demanda y dio muestras de que deseaba aprobarla. Sin embargo, volteó a ver al entonces Secretario de la Presidencia para tomarle su parecer y éste le advirtió que antes tendrían que “discutir el tema en corto”. Es decir, le cortó las alas a la Presidenta y, después de esa petición, no hubo ninguna otra demanda de apoyo público siquiera escuchada y jamás se preocupó en justificar tal actitud. Ahí me di cuenta que la alcaldesa de Texcoco “no se mandaba sola”, que no tenía el poder y que debía “solicitar permiso o recibir línea” para actuar.

Entre los mandatos en “línea” que la maestra Delfina recibió durante ese trienio, estuvo la orden que hoy la está exhibiendo nacionalmente como una funcionaria pública sin voluntad política propia: la de solicitar a los trabajadores del municipio de Texcoco la donación del 10 por ciento de su salario para las cuentas del famoso GAP (Grupo de Acción Política) que encabezaba Higinio Martínez. Este asunto salió a relucir cuando fue candidata a gobernadora del Estado de México y aunque su nuevo partido, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), logró minimizar el escándalo, éste finalmente contribuyó a su derrota. Este asunto ha vuelto a la palestra nacional porque el Instituto Nacional Electoral (INE) impuso una sanción a Morena, que la autoridad judicial ratificó recientemente con una multa de más de cuatro millones y medio de pesos por haber omitido los ingresos recibidos entre 2014 y 2015 mediante un sistema de financiamiento paralelo. La Comisión de Fiscalización del INE verificó que parte de esos recursos fueron a parar a Morena. Ése es el gobierno de los incorruptibles, de los puros, de los limpios, de los que tienen “fuerza moral”.

Cuando la maestra Delfina terminó su gestión en Texcoco, fue electa Diputada Federal y luego Senadora de la República; al inicio de la actual administración federal, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) la nombró primero “superdelegada” en el Estado de México (Edomex) y, poco después, Secretaria de Educación, pese a las fuertes críticas recibidas por su notable falta de preparación académica para tan importante puesto. Ahora que el asunto de los diezmos en Texcoco ha vuelto a hacer escándalo, llama la atención que el Presidente, lejos de reconocer el error de la maestra Delfina y de destituirla de su cargo, insista en mantenerla y en declarar que sus colaboradores son “honestos” pese a que los hechos lo desmienten. Sin embargo, circula la versión de que el acercamiento de AMLO con la maestra Delfina (algunos lo llaman “cooptación”) se debe a que ésta pretende disputarle a Higinio Martínez la candidatura de Morena al gobierno del Edomex, la cual deberá definirse en 2023.

Si esta versión es cierta, implicaría que la maestra Delfina Gómez ya tiene aspiraciones propias y que ahora está dispuesta a confrontarse con Higinio Martínez, quien la inició en la política y ha estado atento al desarrollo de su carrera política. ¿Qué pasó? ¿Se pelearon? ¿Los negocios del aeropuerto de Texcoco y la decisión del Presidente en torno a cancelarlo enfrentaron a Morena de Palacio Nacional con Morena del Edomex de Higinio? Solo el tiempo nos dirá la respuesta; y ello se verá en la boleta a la gubernatura por el Edomex en 2023. ¿Cómo debe actuar el pueblo frente a este tipo de incidentes? Sin la sanción del INE a Morena, los diezmos de la maestra habrían pasado desapercibidos y la gente habría perdido la oportunidad de conocer otra muestra de que el partido del Presidente es corrupto; que no es cierto que los morenistas tienen “fuerza moral” y que, como dice el pueblo, “son la misma gata, nada más que revolcada”, es decir, que hacen justamente todo lo que criticaban a los militantes de otros partidos; de que actúan mediante la consigna “quítate tú para ponerme yo”, para seguir robando, mintiendo, engañando, traicionando y usando los recursos públicos con fines electorales.

Como se ve, solo cambian los colores, pero no la esencia. Todavía hay corrupción y corruptos en Morena y, como queda claro, hace falta un partido político que realmente represente los intereses del pueblo de México. Los partidos de hoy solo sirven como plataforma para que los políticos, que antes militaban en otros partidos, sigan medrando y enriqueciéndose con el poder. La base social para la construcción de ese partido es el Movimiento Antorchista Nacional (MAN) y aunque se trata de una obra monumental y compleja que no puede construirse en un día –Roma no se construyó en un día– el pueblo debe saber de su existencia y que representa un futuro sensato y sano. Pero el pueblo debe también saber que tiene que educarse y organizarse en el Movimiento Antorchista para conformar un proyecto de cambio profundo y verdadero, pues no basta con ir a las urnas a votar una vez cada tres o seis años, ya que hace falta que el pueblo tome en sus manos el poder, gobierne y haga de México una patria más justa, más limpia, más soberana, más equitativa y mejor para todos.


Escrito por Brasil Acosta Peña

Doctor en Economía por El Colegio de México, con estancia en investigación en la Universidad de Princeton. Fue catedrático en el CIDE.


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