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Tren Maya, un año sin beneficiar a los más pobres
Cuando el expresidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) anunció la construcción del Tren Maya, promocionó la idea de que serían beneficiadas las comunidades más pobres del sureste de México.
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Cuando el expresidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) anunció la construcción del Tren Maya, promocionó la idea de que serían beneficiadas las comunidades más pobres del sureste de México.

El pasado 15 de diciembre, el proyecto ferroviario cumplió su primer aniversario; y las comunidades rurales de Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán aún siguen esperando una mejora en su desarrollo social e ingresos.

Pero además, el Tren Maya, construido a lo largo de casi un sexenio a costa de millones de especies vegetales y animales de selvas y bosques, consumió más de tres veces los 140 mil millones de pesos (mdp) asignados originalmente y terminó costando 500 mil mdp.

Doña Angélica Cach Jacinto escucha una o hasta tres veces al día el paso del Tren Maya y en su mente oye su propia voz que tranquilamente le dice “algún día, cuando tenga dinero y tiempo, subiré y me iré de vacaciones en el tren”.

Pero cuando éste se aleja y doña Angélica voltea hacia su alrededor, despierta de su ensueño y ve que su casa y las de sus vecinos siguen sin agua potable, drenaje, luz eléctrica y las calles de su colonia carecen de pavimento.

Advierte, asimismo, que nada ha cambiado; y que las pocas mejoras habidas en su comunidad fueron logradas gracias al trabajo colectivo realizado por los habitantes de su colonia mediante faenas dominicales.

En la misma situación de los vecinos de la colonia Plan de Ayala Sur III –ubicada a 40 minutos del centro de Mérida– se hallan los campesinos del Sureste, cuyas aldeas se asientan a los lados de la vía férrea sobre la que el Tren Maya corre a 160 kilómetros por hora.

Este sistema de transporte–una de las obras “emblemáticas” del sexenio pasado– tiene 34 estaciones en el Sureste; de éstas, siete son yucatecas (Izamal, Maxcanú, Mérida-Teya, Tixkokob, Umán, Chichén Itzá y Valladolid) con un recorrido de 181 kilómetros; y otras 28 se hallan en Campeche, Chiapas, Quintana Roo y Tabasco.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el segundo trimestre de 2024, 88 de cada 100 personas yucatecas vivían en situación de pobreza; 21 mil 568 eran desempleados; 30 mil 936 trabajadores tenían ingresos no salariales y 41 mil 689 no eran remunerados.

A esta situación, y a la falta de apoyo de las autoridades, se debe que muchos yucatecos no puedan adquirir viviendas dignas y que las ocupadas estén construidas con materiales endebles sobre terrenos irregulares. Éste es el caso de los habitantes de la colonia Emiliano Zapata Sur III, donde reside doña Angélica.

“Vivo desde hace tres años en un terreno irregular llamado La Fuente y estoy aquí desde la pandemia. No tenemos apoyo, no tenemos recursos, sufrimos varias carencias, como la pavimentación de calles; hay niños que juegan en la tierra y personas de la tercera edad”, denunció María Patricia Puga Rodríguez, también habitante de esta colonia.

Pero igualmente ocurre en todas las comunidades rurales de Yucatán, incluidas las del municipio de Valladolid, pueblo mágico situado al oriente del estado y uno de los más turísticos de Yucatán, por su cercanía con la zona arqueológica de Chichén Itzá.

Para muchas familias, los apoyos gubernamentales se reducen a cero, porque las autoridades locales y federales solamente benefician a las personas afines a Morena, denunció una de las afectadas.

Margeli Poot Sánchez, dirigente local en el municipio Chikindzonot, ubicado al norte del estado, reveló que los habitantes muestran muchas carencias; y que existen casas habitación donde viven hasta tres familias.

“En el municipio hay problemas de alimentación; los niños padecen anemia, pero no hay un buen servicio de salud y los apoyos sociales que tanto presume el Gobierno Federal se entregan sólo a quienes votaron o están con Morena”, explicó a buzos.

Con respecto al Tren Maya, afirmó que ningún habitante de su pueblo ha tenido la oportunidad de viajar en este transporte, porque los boletos son muy caros “y la gente apenas tiene para comer frijoles con tortilla y en algunos casos sólo tortilla con sal”.

El único “beneficio” que algunas comunidades han recibido del Tren Maya es la compra a bajo precio de los escombros de terracería que quedaron a los costados de las vías; los usan para tapar baches y medio reparar las calles de sus colonias.

Margeli citó el caso de los colonos de la Cecilio Chi o de la Nicté, en el municipio de Kanasín; ellos cooperaron para comprar escombro y así arreglar sus calles; también se organizaron para introducir la luz eléctrica en sus hogares.

Extremas carencias

El Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2025, autorizado en diciembre pasado por el Congreso de la Unión, incluye un gasto de 40 mil 827 mdp para terminar la construcción del Tren Maya y fortalecer su infraestructura.

Este gasto fue incluido dentro del presupuesto de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) que tiene a su cargo la construcción y funcionamiento, según el proyecto de AMLO, ahora respaldado por Claudia Sheinbaum.

Es una inversión pública muy alta y que no corresponde a la situación de extremas carencias en que viven las comunidades rurales y los barrios urbanos de bajo nivel económico en los pueblos y ciudades de las cinco entidades del sureste de la República Mexicana.

En Yucatán, por ejemplo, la mayoría de los pobladores apenas ganan lo necesario para comer y además, según la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), se encuentra entre los cinco estados donde el precio de la canasta básica reporta un alza inflacionaria de 4.76 por ciento.

“Crío mis gallinas para que me puedan abastecer de huevo. Sin embargo, ahorita no me alcanza para comprar su alimento porque el maíz ya está muy caro. Ya no nos alcanza para criarlos y mi esposo no gana mucho. Por ello busco cómo poder alimentarlos, aunque sólo tenga lo mínimo para darles”, contó en maya, su lengua materna, la señora Natividad Pech de Xocén, Valladolid.

También reveló que no ha recibido ningún apoyo de los gobiernos Federal, estatal y municipal, a cuyos funcionarios ha solicitado un apoyo para las gallinas que debe alimentar diariamente para, a su vez, alimentar a los miembros de su familia.

En Mérida, el costo de la canasta básica asciende a mil 900 pesos. Entre los alimentos que más se han encarecido se hallan la cebolla, cuyo precio subió 18.58 por ciento, al pasar de 27.25 a 32.31 pesos por kilogramo.

El kilo de pollo entero aumentó 9.86 por ciento, al pasar de 69.55 a 76.41 pesos; el jitomate saladet tuvo un incremento de 9.18 por ciento, al subir de 30.80 a 33.63 pesos; las lentejas encarecieron el 8.72 por ciento: de 39.81 a 43.28 pesos; y el tomate verde subió de 35.11 a 37.20 pesos (5.96 por ciento).

Yucatán fue una de las entidades más visitadas por el expresidente AMLO, pero no la visitó para resolver los problemas más urgentes de las mayorías –falta de vivienda y servicios urbanos básicos, salud, educación y vialidades– sino para supervisar su “mega obra”.

“Sus constantes llegadas a Yucatán son por el Tren Maya, su obra emblemática del sureste mexicano. Y tampoco sus visitas se pueden considerar como una gira de trabajo, porque son tipo exprés; es decir, de unas cuantas horas, y en una o dos ocasiones hizo anuncios de obras o programas”, denunció en 2021 Othón Baños Ramírez, doctor en ciencias sociales e investigador de la Universidad Autónoma de Yucatán (UAY).

A principios de enero de 2024, AMLO supervisó los trabajos de construcción del Tren Maya en Yucatán, Campeche y Chiapas; y el 28 de febrero inauguró el Gran Museo de Chichén Itzá, después de supervisar los trabajos del Tren Maya en Palenque.

El 14 de abril acudió a Valladolid para supervisar la planta de ciclo combinado y en una declaración pública reconoció: “Vamos a salir a gira todo el fin de semana, vamos a Yucatán, a Quintana Roo, a Campeche y vamos a la supervisión de obras en el sureste”.

El viernes 20 de septiembre, 10 días antes de terminar su mandato, viajó por última vez a Yucatán para visitar Chichén Itzá; la terminal de Teya, cercana a la ciudad de Mérida, e inaugurar un hotel del Tren Maya. Posteriormente se dirigió a Oaxaca.

Polémica construcción 

De acuerdo con 12 análisis contables que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) de la Cámara de Diputados realizó en 2022 sobre los gastos del proyecto emblemático de AMLO, se detectaron pagos indebidos por 256 mdp y daños al erario por 785 mdp.

Los pagos indebidos se registraron en la adquisición de terrenos que no recibieron avalúos y cuyo uso final fue distinto al ferroviario. Por ejemplo, en el tramo seis, a cargo de la Sedena, el Gobierno Federal compró terrenos por el equivalente a 295 mil metros cuadrados.

Además, varias organizaciones ambientalistas denunciaron reiteradamente que el Tren Maya estaba provocando un ecocidio, porque su construcción requirió la tala de más de 10 millones de árboles en las selvas húmedas del sureste.

Los activistas de la organización Sélvame del Tren denunciaron que, entre 2019 y 2023, el 87 por ciento de seis mil 659 hectáreas deforestadas se ejecutaron ilegalmente.

El Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza (TIDN) dictaminó que, con la construcción del Tren Maya, el gobierno de México cometió ecocidio y etnocidio, porque atentó contra los derechos a la vida del pueblo maya. 

Cuando AMLO anunció la construcción de la red ferroviaria declaró que no se tiraría un solo árbol; pero la inmensa tala de árboles en los tramos de Quintana Roo fue denunciada mediante fotografías aéreas.

En abril de 2024, los ambientalistas documentaron que bajo el tramo cinco, entre Playa del Carmen y Tulum, había 122 cuevas y cenotes en los que se había arrojado cemento, aceite y óxidos, afectando la vida en ellas y que pronto contaminarían el agua potable y el mar.

“Tras un año de haber sido inaugurado, a medias, el Tren Maya, aquella emblemática y millonaria obra del sexenio de AMLO que anunció e inauguró por todo lo alto, hoy es una obra más que no ha ayudado al pueblo a salir de la marginación en la que ha estado por años y con diversos gobiernos”, denunció Gustavo Tinoco Sánchez, activista social en Valladolid, Yucatán.

La construcción del Tren Maya fue justificada con el argumento de que reduciría la pobreza porque, entre otros numerosos beneficios, generaría empleos. Pero hoy, a un año de su inauguración, los habitantes del sureste no han recibido uno solo de los beneficios prometidos.

De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en Yucatán existen 133 mil habitantes en condiciones de pobreza extrema; Tahdziú, Chikindzonot, Chemax, Tixcacalcupul y Cantamayec son los municipios con mayor pobreza.

La mayoría de los yucatecos no tienen acceso a una alimentación nutritiva ni a viviendas dignas; no cuentan con servicios de salud y sociales y su rezago educativo es grave.

“Los mexicanos del sur del país viven en más pobreza, marginación y olvido a pesar de la obra (Tren Maya) y han visto que la millonaria obra no ha tenido ningún impacto en el Sureste pero, sobre todo, en Yucatán”, advirtió Tinoco Sánchez a este medio.

A decir de la organización civil México, ¿Cómo vamos?, que recientemente difundió su Índice de Progreso Social 2024, el 44 por ciento de la población de México vive con bajos ingresos, sobre todo en el Sureste, donde cuatro de cada 10 personas viven con rezagos.

Tal estudio afirma que el Gobierno Federal falla también en la prestación de servicios básicos como salud, educación y seguridad pública y deja la carga de estos gastos a las familias humildes.

Sofía Ramírez Aguilar, directora de México ¿cómo vamos?, aseveró que “el mapa de progreso social no nos sorprende. El sureste está estático y con importante rezago”. 


Escrito por Edna Hernández

Colaboradora


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