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¿Rumbo a la hiperinflación?
La hiperinflación denuncia una situación económica en la que el nivel de los precios es muy elevado e incontrolable para las autoridades monetarias. Sus razones puedes ser varias.
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El concepto hiperinflación denuncia una situación económica en la que el nivel de los precios resulta muy elevado e incontrolable para las autoridades monetarias. Las causas de este fenómeno pueden ser varias. Por ejemplo, que la demanda sea alta debido a que haya una cantidad de billetes en circulación, cuyo monto no equivale al valor de los bienes de la economía. Es decir, muchos billetes pocos bienes, por tanto, alza de precios. Por el lado de la oferta, el fenómeno puede explicarse debido a un incremento en los costos de la producción que impactan en el precio final de los productos; y que no haya forma de contener el aumento de precios mediante la aplicación de las medidas del Banco de México (Banxico), entre las cuales estaría la puesta en circulación de más billetes en el mercado, o bien modificar la tasa de interés para controlar la inflación.

En los años 70 del siglo pasado, México sufrió una crisis provocada por la primera causa aquí citada, debido que el régimen priista había seguido una política keynesiana con la que buscaba lograr el pleno empleo de la mano de obra; y en función de este objetivo contrataba a “medio mundo” en empleos no productivos. Ésta fue una de las razones del incremento de la burocracia en México, cuyo costo anual llegó a equivaler al Producto Interno Bruto (PIB) de Uruguay. En ese periodo, el aparato estatal contrataba a mucha gente y le pagaba con billetes emitidos por la máquina del Banxico en espera de que, con ese dinero, comprara bienes y servicios; y que el sector productivo correspondiera pasivamente a ese incremento artificial de la demanda agregada. Pero eso no sucedió porque, aunque la gente tenía dinero en los bolsillos, no había cosas que comprar, lo cual elevó los precios y llevó al país a la hiperinflación. No se nos olvide que en la época del expresidente Carlos Salinas de Gortari se produjo una tremenda polémica porque instrumentó la política de multiplicar el valor de los billetes por 1/1000 y sacó los famosos nuevos pesos, que luego volvieron a quedar en pesos a secas. Un billete de 1000 pesos de hoy era un billete de un millón de pesos en los años 90.

Otros sucesos y anécdotas relevantes en la historia de la economía del Siglo XX fueron generados por la gran depresión de 1929. En ese periodo, cuando alguien llegaba a un restaurante en Alemania, debía consultar bien la carta de precios para hacer una estimación aproximada de lo que al final le costarían los platillos, pues éstos subían mientras comía. En una época de hiperinflación en Brasil hubo gente que se dedicó a cuidar lugares en las filas de los supermercados para venderlos a quienes los quisieran comprar, pues los precios de las mercancías eran unos al entrar y otros, ya incrementados, al salir.

En México, la actual situación económica es crítica y se debe a las malas políticas del gobierno morenista, entre las que destacan la errónea orientación de la inversión pública a solo tres megaobras inútiles; la entrega de dinero en efectivo con fines electorales a solo un sector de la población (los pobres no tan pobres, como dice Viri Ríos); el despilfarro de los fondos de estabilización ahorrados durante muchos años; el desmantelamiento de fideicomisos destinados al desarrollo de la ciencia o al cuidado de las familias damnificadas por los desastres naturales; la falta de apoyo financiero a las pequeñas y medianas industrias durante el confinamiento sanitario, lo que provocó el desempleo que no se ha recuperado; la adquisición de un elefante blanco como la refinería Deer Park, que está en quiebra y, entre muchos otras temas, “la apuesta” a Petróleos Mexicanos (Pemex) y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), dos empresas insolventes (que el neoliberalismo no las dejó así). Estas malas decisiones han dejado a nuestra economía más vulnerable y han desvanecido la oferta del Presidente, de que el país crecería al seis por ciento, mientras los precios de los productos siguen al alza de manera significativa y la posibilidad de controlarlos es cada vez menor, por lo que la inflación del nivel del 7.3 por ciento durará más.

 ¿Se acuerda, amable lector, de los discursos optimistas de Morena que aseguraban que la inflación era solo temporal, que no habría más incremento de precios? También debe recordar las promesas vertidas desde las mañaneras de Palacio en torno a que no aumentaría el precio de las gasolinas; los discursos tranquilizadores pero falsos de que “vamos bien” pese a que la violencia delictiva sigue imparable y ha convertido a México en una zona de guerra donde el gobierno morenista no existe, y cuando la gente se muere por falta de atención sanitaria a causa de la pésima política de salud de la administración federal de Morena.

En síntesis, amable lector: hoy estamos en un proceso de “estanflación”, es decir, de estancamiento económico con inflación, y también en la posibilidad real de pasar a una hiperinflación por las razones que a continuación comentaré. Ahora que no tenemos fondos de estabilización ni fideicomisos, carecemos de un “colchón” protector. Asimismo, el precio de los combustibles impactará en los precios de todas las mercancías y servicios debido a que el petróleo subió significativamente. El alza de este energético primero pasó de 47.16 pesos en enero de 2021 a 71.29 en enero de 2022, o sea, un incremento de 24.13 dólares por barril; es decir, un aumento del 51.16 por ciento. En solo tres meses, de enero a marzo, el precio del crudo se ha incrementado en 44.37 dólares, monto equivalente al 62 por ciento.

En su condición de país petrolero, México pareciera hallarse en una situación favorable gracias al incremento en los precios internacionales del petróleo, que podrían alcanzar los 200 dólares por barril, según algunas estimaciones y a causa de las absurdas sanciones que Estados Unidos está aplicando contra Rusia. Pero al propio tiempo, esta situación en el mercado petrolero no nos favorece porque el gobierno le quita dinero a Pemex (empresa que está endeudada) para subsidiar las gasolinas, cuyos precios van al alza, como puede constatarse en la Ciudad de México, donde una de ellas ya se vende a 30 pesos el litro. En la misma situación se hallan los precios de los fertilizantes, que se han duplicado, y los de la mayoría de los alimentos, otros bienes y servicios que se mueven por vía terrestre. Frente a esta situación, las medidas de Banxico no serán suficientes para bajar la inflación y es muy probable que estemos pronto en un escenario de hiperinflación. Todo ello se lo debemos al mal gobierno morenista.


Escrito por Brasil Acosta Peña

Doctor en Economía por El Colegio de México, con estancia en investigación en la Universidad de Princeton. Fue catedrático en el CIDE.


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