Cargando, por favor espere...
Poeta y escritor mexicano. Nació en Jerez de García Salinas, Zacatecas, el 15 de julio de 1888. Murió en la Ciudad de México el 19 de junio de 1921. Desde muy joven comenzó a incursionar en el campo de la literatura escribiendo en algunas revistas de su provincia. Recibió su título de abogado en 1911, hecho que le permitió radicar en la capital del país, donde se dedicó de lleno a colaborar con poemas, ensayos y crónicas en revistas importantes de la ciudad. Contribuyó al cambio y orientación de la poesía mexicana, convirtiéndose en uno de los precursores de la poesía contemporánea. A su primer libro, La sangre devota, publicado en 1916, le siguieron Zozobra, en 1919 y poco antes de morir, La suave patria, en 1921. Después de su muerte su obra fue recopilada en El minutero y El son del corazón (1932).
Y PENSAR QUE PUDIMOS…
Y pensar que extraviamos
la senda milagrosa
en que se hubiera abierto
nuestra ilusión, como perenne rosa…
Y pensar que pudimos
enlazar nuestras manos
y apurar en un beso
la comunión de fértiles veranos…
Y pensar que pudimos
en una onda secreta
de embriaguez, deslizarnos,
valsando un vals sin fin, por el planeta.
Y pensar que pudimos,
al rendir la jornada,
desde la sosegada
sombra de tu portal y en una suave
conjunción de existencias,
ver las cintilaciones del Zodiaco
sobre las sombras de nuestras conciencias…
NUESTRAS VIDAS SON PÉNDULOS
¿Dónde estará la niña
que en aquel lugarejo
una noche de baile
me habló de sus deseos
de viajar, y me dijo
su tedio?
Gemía el vals por ella,
y ella era un boceto
lánguido: unos pendientes
de ámbar, y un jazmín
en el pelo.
Gemían los violines
en el torpe quinteto…
E ignoraba la niña
que al quejarse de tedio
conmigo, se quejaba
con un péndulo.
Niña que me dijiste
en aquel lugarejo
una noche de baile
confidencias de tedio:
dondequiera que exhales
tu suspiro discreto,
nuestras vidas son péndulos…
Dos péndulos distantes
que oscilan paralelos
en una misma bruma
de invierno.
ME ESTÁS VEDADA TÚ…
¿Imaginas acaso la amargura
que hay en no convivir
los episodios de tu vida pura?
Me está vedado conseguir que el viento
y la llovizna sean comedidos
con tu pelo castaño.
Me está vedado oír en los latidos
de tu paciente corazón (sagrario
de dolor y clemencia)
la fórmula escondida
de mi propia existencia
Me está vedado, cuando te fatigas
y se fatiga hasta tu mismo traje,
tomarte en brazos, como quien levanta
a su propia ilusión incorruptible
hecha fantasma que renuncia al viaje.
Despertarás una mañana gris
y verás, en la luna de tu armario,
desdibujarse un puño
esquelético, y ante el funerario
aviso, gritarás las cinco letras
de mi nombre, con voz pávida y floja,
¡y yo me hallaré ausente
de tu final congoja!
¿Imaginas acaso
mi amargura impotente?
Me estás vedada tú… Soy un fracaso
de confesor y médico que siente
perder a la mejor de sus enfermas
y a su más efusiva penitente.
EL RETORNO MALÉFICO
Mejor será no regresar al pueblo,
al edén subvertido que se calla
en la mutilación de la metralla.
Hasta los fresnos mancos,
los dignatarios de cúpula oronda,
han de rodar las quejas de la torre
acribillada en los vientos de fronda.
Y la fusilería grabó en la cal
de todas las paredes
de la aldea espectral,
negros y aciagos mapas,
porque en ellos leyese el hijo pródigo
al volver a su umbral
en un anochecer de maleficio,
a la luz de petróleo de una mecha,
su esperanza deshecha.
Cuando la tosca llave enmohecida
fuerza la chirriante cerradura,
en la añeja clausura
del zaguán, los dos púdicos
medallones de yeso,
entornando los párpados narcóticos,
se mirarán y se dirán: “¿Qué es eso?”
Y yo entraré con pies advenedizos
hasta el patio agorero
en que hay un brocal ensimismado,
con un cubo de cuero
goteando su gota categórica
como un estribillo plañidero.
Si el sol inexorable, alegre y tónico,
hace hervir a las fuentes catecúmenas
en que bañábase mi sueño crónico;
si se afana la hormiga;
si en los techos resuena y se fatiga
de los buches de tórtola el reclamo
que entre las telarañas zumba y zumba;
mi sed de amar será como una argolla
empotrada en la losa de una tumba.
Las golondrinas nuevas, renovando
con sus noveles picos alfareros
los nidos tempraneros;
bajo el ópalo insigne
de los atardeceres monacales,
el lloro de recientes recentales
por la ubérrima ubre prohibida
de la vaca, rumiante y faraónica,
que el párvulo intimida;
campanario de timbre novedoso;
remozados altares;
el amor amoroso
de las parejas pares;
noviazgos de muchachas
frescas y humildes, como humildes coles,
y que la mano dan por el postigo
a la luz de dramáticos faroles;
alguna señorita
que canta en algún piano
alguna vieja aria;
el gendarme que pita…
Y una íntima tristeza reaccionaria.
Campesinos, víctimas del gran capital y mal gobierno morenista
Revelan neurocientíficos el secreto de “silbatos de la muerte”
Tres niños al día han sido asesinados en los últimos dos meses en Líbano: UNICEF
Profepa denuncia posesión ilegal de animales exóticos en Ocoyoacac, Edomex
Gobierno dejó de invertir en educación y salud; son financiados con ingresos familiares: IPS 2024
Persisten desigualdades en México, pese a puntaje de 65.8 en progreso social
Escrito por Redacción