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Rafeef Ziadah
Periodista, poetisa y activista de los Derechos Humanos de ascendencia palestina.
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Nació en Beirut en 1979. Es una periodista, poetisa y activista de los Derechos Humanos de ascendencia palestina. Fue elegida representante de Palestina en las Olimpiadas de 2012 en el Centro de Poetas de la Ribera Sur.

En 1982, con la invasión israelí al sur de Líbano, su familia emigró y viajó por varios años, siendo deportados por no tener calidad de refugiados hasta que Canadá les brindó el asilo para que ella hiciera su doctorado en Ciencia Política en la Universidad de York, en Toronto.

A pesar de nunca haber visitado la tierra de donde viene, su poesía tiene un gran compromiso con Palestina, defendiendo su cultura y su causa política. La mayoría de sus poemas reflejan el sufrimiento que viven los palestinos desde que el Estado de Israel ocupa ilegalmente su territorio. Es activista de la campaña Boicot, Desinversiones y Sanciones a Israel. 

 

Las tonalidades de la ira

Permítanme hablar en mi lengua árabe

antes de que también ocupen mi lenguaje.

Permítanme hablar en mi lengua materna

antes de que también colonicen su memoria.

Soy una mujer árabe de color

y nosotras venimos en todas las tonalidades de la ira.

Todo lo que mi abuelo siempre quiso hacer

fue levantarse al amanecer y observar a mi

abuela postrarse y rezar

en una aldea escondida entre Jaffa y Haifa.

 

Mi madre nació bajo un árbol de olivo

en un suelo que, dicen, ya no es mío;

pero yo cruzaré sus barreras, sus checkpoints,

sus locos muros de Apartheid y volveré a mi hogar.

 

Soy una mujer árabe de color

y nosotras venimos en todas las tonalidades de la ira.

¿Escucharon gritar a mi hermana ayer,

mientras paría en un checkpoint

con soldados israelíes buscando entre sus piernas

la próxima amenaza demográfica?

Llamó a su hija nacida, Jenin.

¿Y escucharon gritar a alguien

“¡estamos retornando a Palestina!”

detrás de las rejas de la prisión,

mientras le tiraban gas lacrimógeno en la celda?

Soy una mujer árabe de color

y nosotras venimos en todas las tonalidades de la ira.

 

Pero me dices que esta mujer que hay dentro de mí

sólo te traerá tu próximo terrorista:

barbudo, armado, pañuelo en la cabeza, negrata.

¿tú me dices que yo mando mis hijos a morir?

pero esos son tus helicópteros,

tus F-16 en nuestro cielo.

 

Y hablemos un segundo de este asunto del terrorismo…

¿No fue la CIA la que mató a Allende y a Lumumba?

¿Y quién entrenó a Osama primero?

Mis abuelos no corrían en círculos, como payasos,

con capas y capuchas blancas en la cabeza

linchando negros.

 

Soy una mujer árabe de color

y nosotras venimos en todas las tonalidades de la ira.

“¿Quién es esa mujer morena gritando en la

manifestación?”.

Perdón, ¿no debería gritar?,

¿me olvidé de ser todos tus sueños orientalistas?

El genio de la botella,

bailarina de la danza del vientre,

chica de un harén,

voz suave,

mujer árabe,

Sí, amo.

No, amo.

Gracias por los sándwich de manteca de maní

que nos tiras desde tus F-16, amo.

 

Sí, mis libertadores están aquí para matar a mis hijos

y llamarlos “daño colateral”.

 

Soy una mujer árabe de color

y nosotras venimos en todas las tonalidades de la ira.

Así que déjame decirte que esta mujer que hay dentro de mí

sólo te traerá tu próxima rebelde.

Ella tendrá una piedra en una mano y una bandera palestina en la otra.

Soy una mujer árabe de color…

ten cuidado, ten cuidado,

de mi ira.

 

Hadeel

Hadeel tiene nueve.  

No, perdónenme.

Hadeel tenía nueve.

Recién esta mañana, Hadeel tenía nueve.

 

Un oficial dijo que lamentaban su muerte.

Un oficial israelí dijo que lamentaban su muerte,

“pero el terrorismo tiene que parar,

los misiles tienen que parar,

la resistencia tiene que parar”

o continuarán, continuarán,

continuarán, continuarán

bombardeando Gaza,

hasta que renunciemos a la poca dignidad que aún nos queda,

hasta que elijamos a quien ellos quieren,

firmemos lo que ellos quieren,

y muramos, muramos,

muramos, muramos en silencio

de la forma que ellos quieren.

 

Ven, la seguridad israelita es absoluta,

está escrita a sangre y excavadoras

y el arte de voceras mujeres,

porque la muerte es más tolerable si viene de una mujer.

La muerte, me dicen, es más delicada y elegante

si viene de una mujer.

 

Pero quién,

quién le dirá a la mamá de Hadeel,

ocupada horneando pan y za’taar

que las palomas no volarán sobre Gaza nuevamente,

que las palomas,

las palomas no volarán sobre Gaza nuevamente,

las palomas no volarán sobre Gaza nuevamente.

 

Hadeel se ha ido

y su hermano Ahmed perdió la vista,

las palomas, las palomas

no volarán sobre Gaza nuevamente.

 

Hadeel, ninguna plegaria que recuerde,

ninguna plegaria que recuerde o recuerde a medias,

te va a traer de vuelta

ninguna plegaria que recuerde,

ninguna plegaria que busque en mí para recordar

te traerá de vuelta

mientras te envuelves en relatos de Palestina,

te escondes bajo la cama esperando

al próximo soldado que botará tu puerta

para expulsarnos de una historia que llevamos encima.

 

Hadeel… Hadeel… Hadeel…

Quién

quién de ustedes le dirá a Hadeel

que nada cambió el día que ella murió.

La reunión, el tren, la reunión que viene, el próximo tren,

ni una pausa,

ni una lágrima.

¿Merece un comunicado de prensa?

¿Merece esto un comunicado de prensa?

Sólo otro palestino muerto.

 

¿Merece esto un comunicado de prensa?

La solidaridad desde lejos como un chiste cruel,

una mala historia para contarle a una niña,

y me dicen, me siguen diciendo:

“no llores por los mártires,

no llores por los mártires,

no llores por los mártires.

Sigue la pelea, sigue la pelea, sigue la pelea, sigue la pelea”.

 

Pero por Hadeel,

por Hadeel denme

sólo un momento de silencio.

No,

por Hadeel denme

un segundo de resistencia sincera

para que mantengan la poca dignidad

que les queda.

Por Hadeel.


Escrito por Redacción


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