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No pasó
Está por escrito que Morena trata de imponer en México una dictadura, pero no en favor de los más necesitados, sino de un grupo que en nombre del pueblo quiere cobrar venganza al tiempo que se enriquece, como lo evidencia la “casa gris” de Houston.
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Por primera vez en la historia moderna de México una iniciativa presidencial con cambio constitucional no fue aprobada por la Cámara de Diputados. Se requerían 333 votos del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y sus aliados y solo obtuvieron 276, es decir, les faltaron 57 votos para conseguir las dos terceras partes de los legisladores presentes en el pleno y la reforma eléctrica NO pasó. El asunto fue relevante porque la división de poderes se hizo presente, se demostró que el sistema democrático mexicano está en funcionamiento y que es posible evitar que transite una iniciativa enviada por el mismo Presidente, como fue el caso de la reforma eléctrica. Antes de dar a conocer mis argumentos para votar en contra de ésta, diré, y está por escrito, que Morena está tratando de imponer en México una dictadura, pero no una dictadura en favor de los más necesitados sino de un grupo político que durante muchos años fue relegado del poder público y que ahora, en nombre del pueblo, pero en realidad en contra del pueblo, quiere cobrar venganza y al mismo tiempo hacerse de riquezas y privilegios, como lo evidencia la “casa gris” de Houston.

Efectivamente: ese grupo político quiere construir un régimen en el que no se respete la ley y se haga únicamente lo que ordena el Presidente, quien en días pasados declaró ante los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que no le salieran con “el cuento de que la ley es la ley”. Sin embargo, es a este señor a quien hay que aclarar que sí, que la ley es la ley y que mientras exista. la Constitución –la cual aprobamos los mexicanos– debe respetada y defendida por todos, incluido el mismísimo Presidente de la República, ya que él, así como los diputados de Morena, protestaron cumplirla y hacerla cumplir, lo que en varias ocasiones han dejado de hacer. Este hecho, por cierto, me permite advertir al pueblo de México que, en los años que le faltan a esta administración, el Presidente y Morena insistirán en eliminar todo tipo de “contrapesos” para establecer un gobierno dictatorial en México. Por ello ahora, después de que no lograron sacar adelante el capricho presidencial más reciente, han instalado una pira mediática para quemar vivos a los legisladores “rebeldes” que rechazaron los deseos del Presidente.

¿Qué tan peligrosas son las cacerías de brujas? Muy peligrosas. Terriblemente peligrosas. Los pueblos deben tener memoria y no olvidar el gran daño que hizo a la humanidad el dictador alemán Adolfo Hitler, quien se sentía iluminado y primero llevó a la pira los libros que según él no decían lo quería, para después apresar y asesinar en campos de concentración a millones de judíos a quienes consideraba de raza inferior y despojó de sus bienes. Hitler también persiguió y mató a los comunistas porque no coincidían con sus “ideales”. El resultado de las atrocidades de los nazis llevó al mundo al borde del colapso; pues, de haber caído en las garras de Hitler, la humanidad quizás habría desaparecido y este artículo jamás habría sido escrito ni publicado.

Un gobernante no debe creer que todo lo que dicta, refleja la voluntad y los deseos de los ciudadanos; y menos puede hablar en nombre del pueblo cuando no toda población está con él, como ocurre hoy en México. Esto se demostró con la bajísima participación en la famosa “revocación de mandato”, en la que Morena apenas logró el apoyo de 15 millones de votantes. Esta votación fue 50 por ciento menor a los 30 millones de votos que Morena logró en 2018 y quedó muy lejos de los 40 millones que se requerían para que dicho ejercicio fuera vinculante.

Los filósofos Carlos Marx y Federico Engels, a los que el Presidente citó y con los que reconoció estar acuerdo, escribieron que para alcanzar una sociedad superior, era necesario el agotamiento de la sociedad capitalista; es decir, que ésta aún debía desarrollar sus fuerzas productivas e incrementar la productividad para generar más riqueza. Pero ambos pensadores también resaltaron que las contradicciones naturales implicadas en este proceso llevarían al sistema capitalista a crear a sus propios sepultureros: es decir, la clase obrera que, educada y organizada, tomaría el poder público para construir una sociedad más justa y mejor.

Pero los morenistas no parecen ver esto; a pesar de que se denominan de izquierda y dicen estar de acuerdo con Marx, no están de acuerdo con él porque, como el mismo Marx afirmó, el criterio último de verdad es la práctica. Es decir, lo que en la realidad se hace y, como consta a los mexicanos, las acciones ejecutadas por el gobierno morenista NO están llevando al país por la senda del desarrollo de las fuerzas productivas, sino por la senda del retroceso. Por ello, no es admisible que medidas que tienden a frenar el desarrollo sean aceptadas. Eso significa traicionar a la patria, pues implica retrasar el proceso requerido para que la sociedad sea más equitativa y equilibrada. ¿Qué riqueza puede distribuir una sociedad que no tiene riqueza ni promueve ni genera las condiciones para alcanzarla?

Éste era el caso de la reforma eléctrica, que proponía un modelo obsoleto que no garantizaba el abastecimiento de energías limpias, ya que pretendía generar luz con hidroeléctricas, a las que considera limpias solo porque son movilizadas con agua, sin considerar que el país hoy padece sequías tremendas. Pero además, la reforma proponía devolver a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) el monopolio de la generación de luz; y aunque en la iniciativa se elude esta caracterización con el argumento de que es una “empresa pública” y que, por lo mismo, no puede considerársele como tal, el hecho es que a la CFE le pasa lo mismo que al pato: tiene cara de pato, cola de pato, camina como pato y hace “cuac, cuac”. Sí, la CFE es un monopolio y los monopolios, está estudiado, elevan los precios y se quedan con lo que se conoce como el excedente del consumidor.

Además, en la iniciativa de reforma eléctrica de Morena, no fueron incluidas otras propuestas sustanciales, entre las que destaca una de la oposición que planteaba que la energía eléctrica fuera gratuita para los mexicanos más pobres, y su texto soslayaba los compromisos asumidos por México en tratados internacionales, cuya denegación habría traído consecuencias económicas graves; y que se habrían sumado a la incertidumbre que previamente su gobierno ha generado entre los inversionistas privados del país y el extranjero, lo cual ha implicado que haya MENOS empleos y, por tanto, más desigualdad y más pobreza. El solo capricho presidencial de incumplir los acuerdos internacionales nos habría obligado a pagar en indemnizaciones 60 mil millones de dólares (más 700 mil millones de pesos). Sí, ese habría sido un AMLOProa, un capricho muy costoso.

A todo lo anterior hay que agregar que la CFE está en números rojos y que a éstos les echó a cuestas un sistema de pensiones. El gobierno neoliberal del expresidente Enrique Peña Nieto, como los morenistas lo llaman, dejó a la CFE con ganancias de 108 mil millones de pesos en 2017 y para 2020 ya había registrado pérdidas por 86 mil millones de pesos. Morena no sabe gobernar, por eso llamo a los mexicanos a defender la Constitución y a no permitir que se instaure en México una dictadura. Seguramente Morena iniciará su cacería de brujas contra quienes votamos en contra de su iniciativa. Es posible que haya más ataques mediáticos y de todo tipo, pero nada impedirá que sigamos advirtiendo que muchas de las medidas presidenciales perjudican al pueblo, impiden el desarrollo de las fuerzas productivas y promueven el retroceso general de México. Por ello, este tipo de reformas constitucionales no pasarán. 


Escrito por Brasil Acosta Peña

Doctor en Economía por El Colegio de México, con estancia en investigación en la Universidad de Princeton. Fue catedrático en el CIDE.


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