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Dos colosos asiáticos, China y La India, no logran resolver sus diferendos fronterizos en el Himalaya. Sus cíclicas disputas no solo impactan en su región sino a un mundo donde la pandemia agotó reservas económicas, subrayó la falta de liderazgo político y profundizó al imperialismo corporativo.
Hoy, cuando México tiene asiento pro tempore en el Consejo de Seguridad (CS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), puede contribuir a la solución definitiva del problema entre ambos gigantes, con los que mantiene un vínculo histórico y cordial. Nuestro país debe fortalecer su alianza estratégica con esos actores geopolíticos en el nivel diplomático, comercial y tecnológico para frenar la expansiva injerencia estadounidense que anticipa el Tratado México, Estados Unidos, Canadá (T-MEC).
La noche del 15 al 16 de junio fue la primera en 40 años en que hubo soldados muertos (al menos 20), otros tantos heridos indios y una cifra desconocida de víctimas chinas en un combate realizado en el Himalaya Occidental, región fronteriza con tres mil 440 kilómetros, cuya soberanía se disputan desde hace 70 años China, La India y Pakistán; la zona ha sido escenario de múltiples roces, cientos de muertes y grave daño ambiental sobre los glaciares que nutren los ríos Indo, Bramaputra y la cuenca del río Tarim.
México, China y La India
Las tres naciones son miembros del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, del G-20 y coinciden en posturas políticas en foros internacionales.
China y México se conocían desde el Virreinato mediante el intercambio cultural y comercial de la Nao de la China. Su relación diplomática se formalizó en 1972, y hoy mantienen una asociación estratégica cuyo intercambio ronda en los 70 mil millones de dólares, aunque deficitario para México.
India y México ya se relacionaban a través del Galeón de Manila (Nao de la China) en el Siglo XVI y en 1947, México fue el primer país latinoamericano en reconocer a La India como nación independiente del Reino Unido y hace 70 años formalizaron su relación diplomática. Hoy, su vínculo funciona como asociación estratégica, cuyo intercambio oscila entre 11 mil y 12 mil millones de dólares. El presidente de la Cámara de Negocios La India-México, Inder Pal Singh, anunció que sus empresas generan hasta 30 mil empleos a mexicanos y ofreció inversiones por 40 mil millones de dólares en energías limpias. El gran poder adquisitivo de la creciente clase media de China y de La India convierte a ambos países en un mercado muy atractivo para México.
Un eventual enfrentamiento de gran escala tendría enorme impacto regional y global. Se trata de dos países que poseen armas nucleares, cuyas poblaciones suman dos mil 700 millones de habitantes y que son grandes actores geopolíticos que proyectan su poder e influencia en todo el mundo. Un primer efecto sería el alza en los precios del petróleo por el aumento en la demanda de ambos adversarios. Sin embargo, el conflicto no está en ese rango aún.
El último choque derivó de la alta tensión que generan su frágil hábitat y la indebida construcción de caminos indios y presas cerca de la frontera. El saldo letal volvió la atención a la necesidad de determinar la soberanía en esa zona –que el colonialismo británico atribuyó a distintos actores– para evitar que escale la pugna entre ambas naciones.
Los disparos entre sus ejércitos amenazan las tradicionales rutas de nómadas, comercio y peregrinaje por esa vasta región entre Ladak, al oeste de Tibet y el sur de Xianjiang. Es una zona rodeada de altísimas montañas pobladas por balti, tibetanos, ladakhis y gilgit, que transmiten su vasta herencia cultural a través de peligrosos precipicios y valles a gran altura.
Además del riesgo para su convivencia pacífica, esos pueblos temen ser despojados de sus fuentes de agua. Los altos valles y llanuras alojan lagos de aguas cristalinas, nieve y ríos de cauce cambiante que ingenieros indios denominan “sorpresas geológicas”. Observadores denuncian que esa herencia ambiental estaría en riesgo si prosiguen las obras de infraestructura indias.
Un intento por proteger la zona, una de las últimas congeladas en el planeta, es la propuesta para crear el Parque de Paz en el Glaciar Siachen. Lo administraría un Consejo bajo un tratado como el Consejo del Ártico, que da voz a los pueblos indígenas, explica la historiadora Ruth Gamble, de la Universidad de Oxford.
Guerra en las alturas
El choque entre soldados chinos e indios en la frontera de facto es el más grave en décadas entre dos potencias nucleares. Ese percance encendió las alertas en el mundo, pues ocurrió tras el ofrecimiento de bajar la tensión por ambas partes.
Recelo entre colosos
Años 50. China no reconoce las fronteras del colonialismo británico en la región.
1959. Monjes tibetanos conjuran contra la República Popular de Mao Zedong. Fuga del Dalai Lama a La India.
1962. Guerra bilateral que pierde La India. Desde entonces, persiste la disputa territorial: La India afirma que China ocupa 38 mil kilómetros cuadrados de su territorio en ese valle; China sostiene que Tíbet del sur (el estado indio de Arunachal Pradesh) está bajo su soberanía.
70’s-2000. Rondas de diálogo bilaterales sobre la pugna limítrofe. Fracasa una solución permanente, solo se logra cierta estabilidad.
2010. La India construye decenas de caminos en la LAC. Algunas acceden al estratégico valle de Galwan con las zonas chinas Xianjiang y el oeste de Tibet.
2013-2016. Choques de tropas chinas e indias llegan a conflictos que luego se zanjan por la vía diplomática.
2014. Aunque India no lo reconoce políticamente, el Dalai Lama asiste a la toma de posesión del ministro indio Narendra Modi.
2017. Cumbre entre Modi y Jinping; acuerdan mejorar la relación.
Agosto de 2019. China denuncia que La India proyecta rediseñar la región, pues unilateralmente terminó la acotada autonomía de Jammu y Cachemira para crear la zona administrativa Ladakh, que incluye el sur de Tibet.
Seis de junio de 2020. Funcionarios militares chinos e indios dialogan en el Punto de Patrullaje 14 de Galwan para disminuir la tensión. Los indios se comprometen a no cruzar ciertas zonas del río Galwan (Línea del Control Actual) para construir nuevas obras.
15 de junio. Chocan tropas de los dos países y 20 indios mueren.
La vieja disputa territorial ha militarizado el rico valle de Galwan, situado en Ladakh, la región de Cachemira. Aviones y helicópteros de combate, artillería pesada, lanza cohetes, tanques y tropas de ambos países custodian la llamada Línea de Control Actual (LAC), que también cubre a Pakistán.
Aunque a mediados de junio, ambos gobiernos pactaron reducir las hostilidades, La India no respetó los pactos con China sobre esa zona en disputa y construyó la carretera de Khardung-La, la más alta del mundo, que se extiende cientos de kilómetros para comunicar una reacondicionada base aérea india y el glaciar Siachen, en la zona de conflicto y límite con Pakistán.
Por esa obra, China llamó a La India a no actuar unilateralmente ni causar problemas. El vocero de la cancillería china, Zhao Likian, advirtió que los actos aventureros del ejército indio minan la estabilidad en la frontera, amenazan las vidas del personal chino, violan los acuerdos bilaterales y las normas básicas de gobernabilidad.
En tal clima de crispación, días después coincidían en Moscú los ministros de Defensa de La India y China en el 75 aniversario de la victoria soviética sobre la Alemania nazi. La prensa india interpretó ese primer viaje al exterior tras el brote de Covid-19 como un intento por mejorar la relación con Rusia y un mensaje de fortaleza ante Beijing.
Después vendría el choque armado y la escalada de tensión. El nueve de julio, tras reiniciar el diálogo, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China manifestó que la situación general era estable y mejoraba. Se previó que tropas fronterizas chinas e indias preparaban el retiro del valle de Galwan y otras zonas del occidente tras las negociaciones entre los comandantes binacionales.
Estados Unidos acecha
Aparentemente alejado de ese incidente, el gobierno del presidente de Estados Unidos (EE. UU.), Donald John Trump, parece confiado en que su aliada, La India, y sus vastos recursos económicos se inclinen hacia él, que se halla cada vez más en busca de apoyo. Entrevistado, el magnate manifestó que era una situación muy difícil. “Hablamos con La India y con China, tienen un gran problema ahí que va y viene y veremos qué pasa”, comentó.
Pakistán y Tíbet: terceros en disputa
Los intereses geopolíticos entre China y La India alcanzan a un tercer actor: Pakistán, rival histórico de Nueva Delhi por el control de Cachemira y al que acusa por rearmarse con equipos nucleares y misiles en su contra.
Hábil, el gobierno de Xi Jinping ha tejido buenos nexos con Pakistán. Invirtió más de 50 millones de dólares en la autopista Karakoram, que unirá a los dos países en la nueva Ruta de la Seda y transportará productos entre el puerto pakistaní de Gwadar, al tiempo que dará a China acceso al Mar Arábigo, una región donde, según La India, China desplegará, eventualmente, su fuerza naval.
Aprovechando la crisis, el exespía que funge como Secretario de Estado, Mike Pompeo, declaró en Twitter: “Extendemos nuestras profundas condolencias al pueblo de La India por las vidas perdidas como resultado de la reciente confrontación con China. Recordaremos a las familias de los soldados, sus seres amados y comunidades en su luto”.
Los servicios de inteligencia estadounidenses atribuyen a Beijing la escaramuza. Su objetivo es que Nueva Delhi sea más dócil en las próximas negociaciones sobre el territorio en pugna. Pero el incidente empujó a La India más cerca de EE. UU. “Hizo lo contrario que quería China, además de que no tuvo una victoria militar”, afirma el experto en seguridad nacional Paul D. Shinkman.
Washington sostiene que un alto militar chino escaló la tensión intencionalmente entre las patrullas militares de la zona neutral. Se trata del general Zhao Zongqi, jefe del comando del valle del río Galwan y de los últimos veteranos combatientes del Ejército de Liberación del Pueblo.
Según la inteligencia estadounidense, la acción ofensiva de Zongqi pretendía evitar que EE. UU. y sus aliados, incluida Nueva Delhi, vean débil a China. A su vez, el analista Sinkman afirma que entre mayo y junio, la firma privada de geointeligencia Hawkeye 360 vio un alarmante despliegue de tropas y equipos de artillería del lado chino de la frontera. Sin embargo, no hay evidencia de ello.
Expertos en armas advierten que esta crisis revela una carrera armamentista entre ambos actores. Hace meses, el Kremlin postergó la entrega del sistema de defensa antiaéreo S-400, que los analistas consideran el más efectivo del planeta y que a La India le urgía poseer, como su adversaria China. Sin embargo, Washington presionó a Nueva Delhi y amagó con imponerle sanciones si adquiría ese sistema a los rusos.
En los últimos meses, Washington presionó a La India para que suspenda el empleo de tecnología china de la empresa Huawei, que Nueva Delhi utiliza para construir su infraestructura 5G. Como secuela del último incidente fronterizo, los indios anunciaron que borraron la aplicación china TikTok y destruyeron sus teléfonos fabricados en China.
Tambores de guerra ¿quién apoya a quién?
Política y estratégicamente, China rivaliza en el mundo con EE. UU. económica y tecnológicamente, China supera cinco veces a La India, que en las relaciones internacionales contemporáneas ha desempeñado un rol importante en defensa del orden mundial multipolar.
Sin embargo, hoy, el país de Ghandi se perfila como un potencial colaborador de los rivales de China: EE. UU., Japón y Australia. Un gesto, en ese sentido fueron las reformas legales indias para prohibir que empresas chinas adquieran firmas indias en riesgo de quiebra tras el efecto de la pandemia. A pesar del recelo mutuo, China es el segundo socio comercial de La India.
En una confrontación armada entre China y La India se vaticinan estas alineaciones:
Con La India estarían EE. UU., Reino Unido, Israel, Australia, Japón, Taiwán, Polonia. Posiblemente también Canadá y Birmania.
Con China estarían: Rusia, Irán, Irak, Pakistán, algunos países africanos y varias exrepúblicas soviéticas.
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Escrito por Nydia Egremy
Internacionalista mexicana y periodista especializada en investigaciones sobre seguridad nacional, inteligencia y conflictos armados.