Cargando, por favor espere...

Estudiar las cosas
Cuando nosotros llegamos al mundo nos encontramos con que ya había en él una serie de cosas que no fueron hechas por nosotros sino por otros.
Cargando...

Cuando nosotros llegamos al mundo nos encontramos con que ya había en él una serie de cosas que no fueron hechas por nosotros sino por otros. Ante este estado de las cosas, parece que, una vez llegados, nos toca conocer cómo funcionan, cómo se usan y cómo debemos comportarnos ante ellas; es decir, el lugar que ocupamos frente a ese mundo de cosas ya dispuestas es principalmente pasivo, pues la acción que podamos ejercer en él no nos permite realizar cambios que vayan en una dirección contraria a cómo funcionan las cosas. Por ponerlo en términos bastante sencillos: si naces en un país que come con cuchara, te corresponde aprender a comer con cuchara del mismo modo en el que la gente de tu nación come con la cuchara. Por supuesto que, aunque este ejemplo ayuda a ilustrar la idea principal, ésta no se reduce a los objetos de nuestro uso más cotidiano, sino que apunta en todas las direcciones que surgen de las relaciones humanas.

Los intentos que la humanidad, de algún modo, ha encabezado desde sus primeros años para comprender el mundo que la rodea –al tiempo que se va conociendo a sí misma–, buscan romper con los límites que impone una disposición de las cosas en la que, personalmente, no tuvieron ninguna intervención. Pero de todos los campos del conocimiento humano, es la filosofía la que ha llevado a que estos límites se amplíen cada vez más. Que no se malinterprete, la filosofía no podría hacerlo sola y la participación que ha tenido en estos avances no siempre es directa (como lo exigen muchas de las mentes pragmáticas de los tiempos nuestros y anteriores), pero el cuestionamiento constante que hace sobre el estado de las cosas y las cosas mismas es el primer paso hacia una acción transformadora.

La filosofía nos enseña, aunque no sólo, que las “cosas” no son sólo “cosas”. Que la cuchara no es sólo una cuchara y que el vaso no es sólo un vaso, que ambos objetos son el resultado de una parte muy importante de la historia humana, que en ellos se condensan relaciones humanas y concepciones del mundo que, tal vez, ya no rigen de forma determinante nuestra vida cotidiana, pero que continúan presentándose en esta cotidianeidad nuestra a través de estos utensilios. Y lo mismo pasa con las relaciones sociales. Por ejemplo, hubo un momento en el desarrollo de las sociedades humanas en que, en algunos lugares, los hombres comenzaron a ocupar un lugar privilegiado al interior del núcleo familiar (que también tiene un momento de origen) y al momento de discutir y decidir sobre los problemas del grupo social al que pertenecían. Así, comenzó a producirse la idea de que los hombres tenían mejores características que las mujeres para justificar que ellas no pudieran participar y decidir activamente sobre la sociedad, su entorno familiar y sobre  mismas. Y lo mismo sucede con otras concepciones de antaño que nos siguen acompañando hoy en día. Por ejemplo, la idea de que hay personas que merecen mejores oportunidades y condiciones de vida que otras por el simple hecho de que poseen más dinero que el promedio de la población; dinero que, en muchas ocasiones, ha pasado de generación en generación y se ha producido gracias al usufructo de la fuerza de trabajo de otros seres humanos.

Sin filosofía, estos cuestionamientos que abarcan desde lo más sencillo y cotidiano hasta aquello que parece propio y natural del género humano, difícilmente se darían. La filosofía nos enseña, aunque no sólo, que las cosas no son sólo cosas y, sobre todo, que todas las cosas pueden, si se las comprende, ser transformadas. 


Escrito por Jenny Acosta

filosofa


Notas relacionadas

El mundo está saturado de imágenes y la realidad misma ha perdido significado. Cada individuo se enfoca en su imagen y en agradar a los demás; esto ha permitido que se deje de pensar en lo que ocurre alrededor, que se deje de valorar también lo que está delante.

Es posible crear una matemática filosófica desde el hacer de un matemático que sea realmente relevante y visionaria. Debe de ser una reflexión humanizante, pero a la vez esclarecedora del mundo de las ideas formales.

Poetisa y editora, tiene cinco libros de poemas y dibujos

Se trata de una abstracción analítica en la que debemos separar tres elementos, y en la que la palabra arte y sus derivaciones se embrollan unas contra otras.

Los personajes sacros fueron satirizados al sustituirse con figuras representantes de la comunidad LGTB.

Actualmente hay en el mundo más de siete mil lenguas clasificadas como en peligro de extinción por lo que este proyecto podría contribuir a la preservación de estos idiomas.

Muchas de las enfermedades “del mundo moderno” (cáncer, diabetes, hipertensión, asma, demencia) son producto de los “malos hábitos” alimenticios y falta de ejercicio.

Hay que decir que la tesis de un arte contemporáneo descompuesto es sumamente escasa en las voces de los especialistas.

Lafargue llega al objetivo central de su alegato en El derecho a la pereza: la reducción de los horarios de trabajo que en esa época prevalecían en Europa y el mundo.

Los resultados finales de la política cultural de la 4T nos dejan más incertidumbres que aciertos.

Las noticias falsas están emergiendo como una industria independiente... y las redes sociales contribuyen a la rápida propagación de mentiras.

Estos señores son unos verdaderos pillos, carecen de genuinos sentimientos religiosos y su único afán es enriquecerse de forma fácil y rápida.

En este artículo se explica por qué sostener que el arte es un reflejo de la sociedad, así a secas, distorsiona y mutila el papel de la actividad artística y de los artistas.

Es poeta, traductor y autor de ensayos, líder de la generación joven de intelectuales de Bielorrusia.

La maqueta de la pirámide de Kukulcán será el centro de este espectáculo de 360 grados que acompañarán animaciones en 2D y 3D