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Sextante
El Festival de Cannes y el “blanqueamiento del nazismo” (I de II)
El aprovechamiento de esos eventos como un escaparate para presentar a Ucrania como la víctima de una brutal agresión.


Del 17 al 28 de mayo se realizó “el festival más grande del mundo”, el Festival de Cannes. Después de más de dos años de pandemia, los grandes festivales, no solo de cine, sino también de música y de otras actividades culturales, se nutren nuevamente de público, de personajes del mundo del cine y del espectáculo. En Cannes se entregará lo que tanto añoran los productores, financiadores, distribuidores, actores, publicistas, críticos y reseñadores de cine y todos los que, de una u otra forma, viven del séptimo arte: el “glamour”, las pasarelas en la “alfombra roja”, las “declaraciones de los famosos”, etc., toda la parafernalia llena de banalidad y de manipulación para fomentar el consumismo que es consustancial al gran negocio que representa el cine en el mundo.

Este año, Cannes inaugura el festival con el sello que está caracterizando todos los eventos más importantes para los negocios de espectáculos (Grammy, Eurovisión, etc.), que es el aprovechamiento de esos eventos como un escaparate para presentar a Ucrania como la víctima de una brutal agresión proveniente de la Federación Rusa. Ya he abordado, en otras colaboraciones, los motivos que tiene Rusia para realizar su “operación especial para desmilitarizar y desnazificar a Ucrania”; también ya ha sido expuesta en este espacio la forma en que el gobierno ucraniano, desde 2014, ha asesinado a más de 14 mil personas de la región del Donbás, seres humanos que primero sufrieron la discriminación y el intento por desaparecer su idioma, su identidad cultural y, finalmente, el genocidio del gobierno ucraniano que, bajo las órdenes de Estados Unidos, ha alentado y patrocinado a grupos ultranacionalistas de orientación nazi.

Volodímir Zelensky, el presidente de Ucrania, apareció en la jornada inaugural de la edición 2022 del famoso festival de cine en Cannes. Ahí, con todo el poder masivo de que disponen, los medios de comunicación occidentales presentaron a Zelensky como un héroe que está defendiendo la “democracia”, la “libertad” de su nación frente al agresor euroasiático (toda la prensa, toda la información de los grandes corporativos que controla occidente están empeñados en “construir una narrativa” en la que Rusia es la encarnación de la más monstruosa barbarie, que pretende acabar con la “libertad” y la “independencia” de todos los países de Europa).

En un discurso suplicante, Zelensky, antes de la proyección de la película Final Cut, se refirió a la primera edición del Festival celebrada en 1946: “como en aquella época, hoy se libra una batalla por la libertad, no tenemos más remedio que continuar la lucha por nuestra libertad. Estoy seguro de que el dictador –refiriéndose a Vladímir Putin, presidente de Rusia– perderá. Ganaremos esta guerra”. Sin embargo, en su afán de parecer un adalid de la lucha contra el nazismo, Zelensky se atrevió a mencionar a Charles Chaplin: “necesitamos un nuevo Chaplin que demuestre que el cine no se ha quedado mudo frente a la guerra en Ucrania; seguiremos luchando”. Zelensky no ocultó su empeño de comparar a Hitler –refiriéndose a la cinta de Chaplin, El gran dictador– con Vladimir Putin.

¿Por qué ese despliegue publicitario tan amplio en favor de Zelensky? ¿Es que Estados Unidos y la OTAN, brazo armado estadounidense en Europa, realmente están defendiendo la “libertad, la “independencia” y la “integridad y la soberanía” del pueblo ucraniano? ¿Acaso el gran cineasta Charles Chaplin siendo –como lo fue consecuentemente– no solo un antifascista, sino un duro crítico del sistema capitalista, como sistema expoliador de la inmensa mayoría de los habitantes del planeta, estaría de acuerdo con el genocidio que los neonazis ucranianos iniciaron desde el año 2014?  


Escrito por Cousteau

COLUMNISTA


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