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China entra a nueva etapa del socialismo con fuerte liderazgo de Xi Jinping y del PCCh
Con el nuevo Comité Permanente al lado, Xi Jinping destacó que el PCCh cuenta con la experiencia necesaria para actuar con brillantez y mantener el coraje indispensable para revolucionarse a sí mismo y ser “invencible”.
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El secretario general del Partido Comunista de China (PCCh), Xi Jinping, fue reelecto por segunda ocasión durante la primera sesión plenaria de su XX Comité Central (CC), que se celebró el pasado 23 de octubre. También fue designado el nuevo Comité Permanente del Buró Político, que estará integrado por Li Qiang, Zhao Leji, Wang Huning, Cai Qi, Ding Xuexiang y Li Xi, quienes acompañarán a Xi Jinping en la dirección del partido marxista con más militantes en el mundo y con mayor influencia política global.

Al término de los trabajos del Congreso General del PCCh y con el nuevo Comité Permanente al lado, Xi Jinping emitió un mensaje breve en el que destacó que el partido gobernante de China cuenta con la experiencia necesaria para actuar con brillantez y mantener el coraje indispensable para revolucionarse a sí mismo y para ser “invencible”.

 

 

La sesión plenaria del XX Congreso Nacional del PCCh fue transmitida internacionalmente para destacar la relevancia política de la “reelección de Xi Jinping” en el proceso de desarrollo del gigante asiático; pero que la prensa de los países de Occidente se ocupó en calificar genéricamente como una expresión del “autoritarismo” que prevalece en China, etc.

Sin embargo, para los habitantes de la República Popular China (RPCh), la reelección de Xi Jinping para otro periodo de cinco años fue acogida con entusiasmo y como un hito histórico a la vista de los grandes resultados socioeconómicos y políticos de su gestión gubernamental en el pasado reciente.

El dirigente chino inició su discurso con la fuerte exhortación de la palabra “camaradas” y, entre los múltiples aspectos interesantes que señaló, destacó el hecho de que la gran atención que la comunidad internacional estaba prestando al XX Congreso Nacional del PCCh se debe al enorme peso económico y político que China ha logrado en las cuatro décadas pasadas.

Por ello, puntualizó Xi Jinping, el reto de los comunistas en los próximos años consiste en trabajar “duro y asumir su responsabilidad, promover la modernización del marxismo en China con una iniciativa histórica más fuerte; escribir un nuevo capítulo del socialismo con características chinas en la nueva era y esforzarnos por hacer realidad el sueño chino del gran rejuvenecimiento de la nación china”.

A la sesión del XX Congreso Nacional del PCCh, en la que Xi Jinping fue nombrado también presidente de la Comisión Militar Central es decir, será la autoridad máxima del Ejército Popular de Liberación (EPL) con la encomienda de fortalecerlo, modernizarlo y convertirlo en un “ejército de primer orden mundial” asistieron 203 miembros propietarios del XX Comité Central del PCCh; 168 miembros suplentes, para su cobertura informativa fueron acreditados más de dos mil 500 periodistas nacionales y extranjeros.

A decir de Eduardo Tzili-Apango, profesor-investigador de tiempo completo en el Departamento de Política y Cultura de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidad Xochimilco, integrante del Grupo de Estudios Sobre Eurasia (GESE) y estudioso de las relaciones internacionales de China, en su discurso del 23 de octubre, Xi anunció algunos cambios significativos entre los que destacó una constante alusión a la idea de desarrollo, que revela la preocupación del partido gobernante por consolidar la “sociedad modestamente avanzada integral”.

Esto es previsible, según el analista, porque el PCCh aspira a que el éxito de su política económica no se limite a moldearse como una nación con gran capacidad exportadora, sino que además confluya más en las eficientes medidas de combate a la pobreza y en una repartición más equitativa de la riqueza.

 

 

Tzili Apango, autor del libro Setenta años de existencia de la República Popular China, 1949-2019, reveló que el énfasis ideológico que Xi puso en resaltar el éxito del socialismo con características chinas está enfocado a alentar el mantenimiento y profundización de esta política de Estado.

En un artículo dedicado al XX Congreso del PCCh, la renovación de la Comisión Militar Central (CMC) que forma parte de la triada básica del poder junto con el gobierno popular y el partido el periodista catalán, director del Observatorio de la Política China, Xulio Ríos sostiene, que fue muy relevante porque esta comisión desempeña un papel estratégico, ya que no solo tiene a su cargo el mando del EPL, sino que ahora tendrá también el de la Policía Armada y las fuerzas de reserva.

Esta estructura está supervisada por el Estado y el Partido, con obediencia al viejo axioma maoísta de que “el partido manda al fusil”, y aunque formalmente está bajo la supervisión de la Asamblea Popular Nacional, es el PCCh el que, en última instancia, define las políticas militares y sus mandos, ya que el ejército resulta fundamental para la seguridad regional y nacional.

 

Parteaguas internacional

Analistas coinciden en que las resoluciones del XX Congreso del PCCh reforzarán los principales rasgos del gobierno de Xi Jinping en la última década y marcarán el inicio de una nueva etapa; pues se alejará del liberalismo que campeó en algunos miembros del partido, mantendrá la represión contra las prácticas de corrupción y fortalecerá el papel del marxismo como núcleo ideológico, así como el “liderazgo del partido en la lucha de China por defender su soberanía y sus intereses nacionales”.

Sin embargo, la reconfiguración del liderazgo de Xi Jinping en los próximos cinco años ha generado dudas sobre una supuesta mayor concentración de poder en sus manos; ya que desde la lógica del sistema político chino, el cierre de filas en torno suyo se debe al complejo escenario internacional y a las dificultades que plantea el desarrollo nacional interno de China.

 

 

Los cambios en los estatutos del PCCh, que elevan al estatus de “core” a Xi Jinping, no significan elevar a la categoría de dictador a una persona; por el contrario, le dan más fuerza a sus decisiones; siempre dentro del centralismo democrático y el liderazgo colectivo, ambos ya consagrados en aquéllos y en la Constitución de la República Popular China.

Tzili Apango explica que el nuevo perfilamiento en el CC, el Buró Político y el Comité Permanente, implican la decisión de mantener la continuidad en el estilo de trabajo del actual liderazgo chino. Es decir, en la continuidad de Xi Jinping como secretario general, así como la de figuras importantes como Wang Huning y el ascenso de Li Qiang en el Buró Político, se advierte la misma preocupación por fortalecer al Estado nacional.

“Es cierto que se fortalece un círculo afín a Xi Jinping, con lo cual se podría inferir una tendencia a un estilo más personalista de política; pero también es cierto que Xi Jinping no es todopoderoso, y que la toma de decisiones debe pasar forzosamente por la estructura colectiva y vertical del partido”, explicó el académico.

La vitalidad del sistema político chino no puede entenderse sin una visión integral de la democracia es decir, no solo electorera o política ya que el gigante asiático debió superar un pasado semifeudal y semicolonial hasta 1840; y a partir de 1911 optó por introducir sistemas políticos de Occidente con base en sistemas parlamentarios, multipartidistas, incluso presidenciales que no resultaron exitosos.

A este proceso histórico, del que emergió una mayor participación popular del pueblo chino en las decisiones de poder y el Movimiento de Nueva Cultura promovida por la democracia y la ciencia, se sumaron la victoria de la Revolución de Octubre de Rusia, la creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), el Movimiento del 4 de mayo y la difusión del marxismo en China, los que propiciaron la emergencia de sectores progresistas que vertieron en la fundación del PCCh en 1921.

Este partido cobró relevancia en la gesta histórica de la revolución emergida de la nueva democracia (1919-1949), que en 1949 fundó la República Popular China, dejando atrás para siempre la autocracia feudal y promoviendo la práctica de una democracia popular. El poder estatal de China, hoy en el centro de la óptica mundial, tuvo sus bases en una etapa de revolución y construcción socialistas de la que únicamente puede verse la punta.

De 1949 a 1978, el PCCh comenzó a articular ese poder estatal con base en la reivindicación de la mejor cultura tradicional china, la transformación socialista de los medios de producción, la elaboración y promulgación de la primera constitución de la República Popular, la creación de asambleas populares, un sistema de cooperación multipartidista y la consulta política bajo la dirección del PCCh y el sistema de autonomía territorial de sus 56 grupos étnicos, dentro de un Estado unificado y una base económica donde tuvo sus cimientos la reforma y la apertura económica iniciada en 1978, con el liderazgo de Deng Xiaoping.

Desde las Guerras del Opio contra el imperialismo británico (1839-1842 y 1858-1859), China había asumido el reto de superar su condición de país humillado; pero solo pudo lograrlo cuando sus líderes políticos accedieron a la ideología marxista-leninista y se integraron al movimiento obrero.

Desde la segunda mitad del Siglo XX, el gigante asiático ha sorteado con éxito todas las pruebas subversivas y provocaciones armadas del imperialismo de Occidente; y al mismo tiempo, su régimen de economía planificada y altamente centralizada le ha permitido garantizar la seguridad alimentaria de su población y proveer bienes de todo uso y buena calidad que lo han convertido en la fábrica del mundo.

Fue con el XVIII Congreso Nacional del PCCh, celebrado en 2012 y con el primer periodo de Xi Jinping, cuando el socialismo con peculiaridades chinas entró a una nueva era. De esta forma, el liderazgo del PCCh representa uno de los mayores activos de China en el mantenimiento de la estabilidad y el orden, que son resultado de la participación ciudadana a través de la democracia electoral y la democracia consultiva del sólido y centralizado liderazgo del PCCh.

Desde entonces, la reforma y el reforzamiento de los organismos directivos han sido las prioridades del PCCh y su gobierno para enfrentar con denuedo y eficacia retos como el combate a la pobreza y a la pandemia de Covid-19, cuyos resultados fueron óptimos, como asegura Li Ziying, vicedecana de la Academia de Gobernanza Regional y Global.

 

 

El PCCh asegura que, en 2020, sobre sus tres mil 705 millones de kilómetros cuadrados de territorio contaba con 503 mil comités de autogobierno aldeanos o rurales y 112 mil comités urbanos. Estas estructuras políticas eligen democráticamente a sus dirigentes mediante consultas, que a su vez deciden en consenso mediante asambleas que también supervisan los resultados.

Todo esto es obra del sistema de los autogobiernos in situ, que no trasladan las decisiones, gestiones y supervisiones a las autoridades superiores del PCCh, que son personas muy capacitadas, que están distribuidas en 48 unidades estratégicas del territorio chino, y donde además hay estudios sobre los problemas socioeconómicos específicos de cada región. Los dos mil 229 delegados del XX Congreso Nacional fueron electos por las bases de estos autogobiernos.

Otro de los pilares del sólido liderazgo del PCCh es el Frente Único Patriótico, estructura mediante la cual el PCCh conquista el apoyo de fuerzas populares mediante la integración de “lo común y lo diverso”, por lo que lo mismo reúne a grupos religiosos, empresarios privados y chinos con residencia externa con base en la consecución de una sola premisa: lograr una fuerte alianza nacional que revitalice a China y suprima las diferencias.

 

Las continuidades y el mensaje

El doctor Armando Azúa García, colaborador en diversos medios de comunicación como especialista en asuntos de Asia y Estados Unidos (EE. UU.), afirma que con la reelección de Xi Jinping, China expresa el mensaje contundente de continuidad y “estabilidad interna con base en una política de mano dura cuando se necesite, pero mantiene las formas. Al exterior es interesante porque el presidente Xi no es de mano dura, pero sí firme”, lo que resulta por demás congruente ante los grandes problemas que enfrenta China en los ámbitos nacional e internacional.

 

 

El también doctor en historia por la Universidad Iberoamericana explicó que los retos del futuro mandato de Xi Jinping son claros, ya que el principal en el ámbito interno será mantener el crecimiento económico, debido tanto a la pandemia de Covid-19 como a las restricciones a la movilidad internacional que han recibido; y aún “tendrán definitivamente un impacto en la economía interna del país, ya que la política de 0 casos Covid-19 cuenta con un apoyo importante; pero no será sostenible en la medida en que otros países estén cada vez más abiertos y compitiendo”.

Entre los asuntos internos prioritarios se hallan el de las minorías étnicas y la aplicación integral de la acertada e invariable política de “un país, dos sistemas” y el “decidido combate y freno de la “independencia de Taiwán” como parte de la “persistencia en el camino de fortalecimiento castrense con peculiaridades chinas”.

Para Tzili, la postura de Xi Jinping en el XX Congreso reveló un consenso general entre los cuadros del partido que consideran como un asunto de alta prioridad política, aunque reconoció que no observa grandes cambios, incluso estimó que percibe el mantenimiento de una posición de status quo, salvo la advertencia al mundo de que Taiwán es un asunto interno de China. El analista recordó que, en 2021, el presidente Xi planteó la necesidad de desbaratar resueltamente toda intriga con respecto a la independencia de Taiwán.

Azúa García advirtió que, hacia el exterior, el reto “sigue siendo la rivalidad regional con EE. UU., en temas como Taiwán y el Mar del Sur de China. Corea del Norte también es un tema a seguir y creo que el gran tema de los próximos meses será el posicionamiento chino frente a la guerra en Ucrania, donde China se presenta como un amigo con reservas de Rusia. Creo que ante el mundo, esto será aceptable siempre que el gobierno y las empresas chinas no pasen una línea de apoyo oficial”, puntualizó.

 

 

Según los expertos, las discusiones de los delegados del XX Congreso Nacional del PCCh estuvieron centradas en el combate a la pobreza, al peso de las desigualdades regionales en la agenda de las autoridades provinciales, la diplomacia y la reivindicación de la gran capacidad de formación política de sus cuadros dirigentes, además de las notorias muestras de confianza de la población hacia el gobierno de Xi Jinping.

Testimonios recogidos entre los ciudadanos chinos revelan que muchos vieron las actividades del Congreso a través de pantallas instaladas ex profeso; uno de los jóvenes entrevistados declaró que milita desde los 22 años en el PCCh y que confía plenamente en que el gobierno siga sacando de la pobreza a millones de personas, haciendo crecer la economía y distribuyendo cada vez mejor la riqueza.

 

*Francis Martínez lleva más de una década en el periodismo en México. Ha cubierto la fuente social, política, legislativa y Presidencia. Sus entrevistas con personajes de la vida social, política y económica la convierten en una de las figuras más activas del periodismo en radio, tele y periodismo digital. Actualmente en residencia desde China, contando historias desde el Gigante Asiático.


Escrito por Francis Martínez Mateo

Periodista y reportera multimedia. Ex corresponsal en China 2022. Desde 2020 conductora en Canal 6 Tv. Síguela en X como @FranMartinezMx


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