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Michoacán ocupó en 2023 el octavo lugar nacional en defunciones fetales, con 736 casos debido a la ineficiencia de los servicios de salud pública solapada por los tres niveles de gobierno.
Para conmemorar el Día Internacional de la Muerte Perinatal, celebrado el pasado 15 de octubre, este semanario recordó que, en 2022, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) informó que, en esa entidad, el 83.2 por ciento de las muertes ocurrieron antes del parto, 15.8 por ciento durante éste y el uno por ciento no especificó.
Un año después, en 2023, otra encuesta del Inegi reportó que las muertes fetales intermedias (las suscitadas entre las 20 y las 27 semanas) correspondieron al 36.4 por ciento de los fallecimientos ocurridos antes del nacimiento de los infantes.
Según la Estadística de Defunciones Fetales (EDF), las principales causas de muerte perinatal están relacionadas con dificultades durante el embarazo causadas por problemas respiratorios, cardiovasculares y anomalías cromosómicas que también se manifiestan en malformaciones.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la muerte fetal como “el deceso de un feto antes de ser expulsado o extraído del cuerpo de la madre”; y la perinatal “se produce entre las 22 semanas de gestación y los siete días posteriores al nacimiento”.
En 2023, el gobierno morenista de Michoacán, encabezado por Alfredo Ramírez Bedolla, anunció, a través de la Secretaría de Salud (SS), que se intensificarían las acciones de prevención, cuidado y control prenatal de las mujeres embarazadas.
Sin embargo, a un año de ese anuncio, la información oficial evidencia que tales acciones no han sido efectivas ni suficientes para reducir el número de muertes fetales y perinatales.
En 2022, la OMS informó que en el Mundo murieron 2.3 millones de neonatos durante la etapa perinatal y casi dos millones en la fase fetal.
Carmen O. contó a buzos cómo vivió la pérdida de sus gemeles Adam y Tadeo cuando tenían 26 semanas de gestación; la causa no les fue explicada por una ginecóloga particular y el personal del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
“Los médicos me dijeron siempre que, en el embarazo, iba bien. Durante todo mi embarazo me hice estudios, entre ellos un ultrasonido cromosómico que, por cierto, salió carísimo, Este estudio fue para detectar anomalías cromosómicas en los gemelos y las posibles complicaciones que podrían tener, pero todo salió excelente. Tres días antes de perder a los niños tuve consulta con la ginecóloga en el IMSS”, aseveró.
Sin embargo, en la tarde del 11 de septiembre sintió un leve dolor de cabeza, pero le pareció normal porque padece migraña; a las 19:00 horas se le quitó; y cerca de las 23:00 nuevamente sintió dolores intermitentes. Acompañada por su esposo, acudió al hospital del IMSS; y después de ser revisada por el personal médico, le informaron que sus bebés ya venían pero que no sobrevivirían.
“Mis bebés, al nacer, sí respiraron. El que salió primero es el que venía más pequeño de tamaño, inhaló y exhaló dos veces y el otro solamente una; y nadie hizo nada por ellos; no sé si por los otros 19 partos que debían atender o simplemente porque los dejaron morir”, narró Carmen.
A la fecha desconoce qué pasó. Los médicos no le explicaron por qué el parto se adelantó tanto; uno de ellos había atendido una veintena de partos esa noche en el hospital.
Por su parte, Jesús, esposo de Carmen, informó a este medio que solicitó permiso para no asistir a su trabajo y no “faltarle a su esposa en ese momento tan difícil”; así pudo realizar los trámites relativos a la defunción de sus bebés.
“Tenía que estar con mi esposa para apoyarla por la pérdida de los gemelos. Falté a trabajar un jueves, que fue cuando se llevaron a cremar a los niños; el viernes fui a recoger sus cenizas y el sábado planeamos una ceremonia religiosa para los pequeños. Esos tres días fueron pesados y fue un ir y venir. El lunes me regresé a trabajar porque tenía un curso. A mi esposa la cuidaba mi suegra; sin embargo, hubo momentos en los que por mi trabajo no me ocupaba y no estaba cerca de ella”, lamentó.
Explicó también que la ginecóloga privada recetó algunos medicamentos a Carmen; y que no le advirtieron nada en el IMSS, ni mucho menos le dieron vendas o toallas femeninas. “Hasta hoy es día que no he podido llorar bien a mis niños; el trabajo y otros pendientes que tenía me han mantenido ocupado. Sin duda, creo que me faltó tiempo para estar más con mi esposa, ya que esos días fueron los más pesados”, agregó.
El Senado de la República aprobó una iniciativa para evitar la muerte fetal y perinatal y exigir la capacitación obligatoria del personal de salud en este rubro de la atención ginecológica.
En la legislación laboral están garantizados los permisos de duelo a madres y padres trabajadores que enfrentan la pérdida de hijos antes o durante el nacimiento; pero en Michoacán, estas medidas no se aplican regularmente.
Además, no todas las madres y padres reciben el apoyo psicológico requerido para superar el trauma emocional provocado por la pérdida fetal y perinatal.
Una madre que pidió mantenerse en el anonimato explicó a buzos que el personal médico de las instituciones de salud pública debería conocer mejor estos problemas específicos en tratamientos ginecológicos.
“Cuando perdí a mi bebé no sabía qué hacer en el hospital; acababa de pasar por un parto normal en el que mi niña en lugar de estar viva estaba muerta. Estuve en una sala donde había muchas mujeres, todas recién aliviadas con sus pequeños en brazos. Sin embargo, yo no tenía a la mía. Fue el segundo golpe que recibí. El primero fue escuchar a mi doctor diciendo que no había latido y el segundo darme cuenta que todas pasaron por el mismo cansancio y dolor físico que yo; ellas tenían su recompensa, a sus bebés y yo sólo tenía una charola con arroz con leche y cuatro galletas Marías, mojadas por mis lágrimas, que no podía controlar y que salían una tras otra en silencio.
“No sabía qué hacer. No tenía que estar ahí, no tenía a mi bebé; en cambio, las demás sí. No hubo enfermera, médico, psicólogo o tanatólogo que me explicara qué había pasado. Me sentí abandonada por el sistema de salud; abandonada porque no tenía a mi niña; abandonada porque no dejaron pasar a mi familia; porque ninguna enfermera o doctor me dio atención después de mi pérdida. Sólo me dieron el alta y supe que alguien le dijo a mi hermana que me mandarían a psicología ahí mismo en el IMSS. Al final no me dieron el papel para sacar la consulta”, denunció la madre anónima con lágrimas en los ojos al recordar el momento difícil que vivió.
Especialistas consultados por buzos afirman que el personal sanitario (médicos y enfermeras) no posee la capacitación y sensibilidad necesarias para manejar este tipo de situaciones. “La falta de seguimiento adecuado no sólo afecta el bienestar emocional de las madres, sino que también puede poner en riesgo futuros embarazos”, demandó una enfermera entrevistada en el Hospital General No. 1 del IMSS en Charo, Michoacán.
“A las madres que perdieron a sus bebés se les suele poner una mariposa morada en el suero o en un lugar visible cerca de la cama. Este símbolo avisa de la muerte de un bebé a todo el personal de salud. Sin embargo, a veces tanto médicos como enfermeras están tan metidos en lo médico, que se les olvida observar a su alrededor y llegan con la paciente preguntando prepotentemente dónde están sus bebés o por qué no están amamantando o no tienen ahí a sus niños; acto siguiente, la madre debe explicar que su bebé falleció, lo que no es agradable para cualquier mamá que pasa por esta situación, sea por el motivo que sea. He visto que esto pasa seguido”, sentenció la enfermera anónima del IMSS.
A pesar de las cifras alarmantes provocadas por este tipo de muertes, el problema es poco discutido en la agenda pública de Michoacán. Las autoridades de salud no han priorizado la prevención ni han efectuado campañas de sensibilización que permitan atender la gravedad de las muertes perinatal y fetal.
La falta de información, combinada con la inacción gubernamental ha generado una crisis que afecta profundamente a las familias, pero que se mantiene en silencio.
Los especialistas demandan que las autoridades federales y estatales inviertan más en la capacitación del personal médico especializado en ginecología y que tomen medidas para prevenir las muertes fetal y perinatal en Michoacán.
“El dolor de perder a un hijo es profundo y ningún padre o madre debería atravesar esta situación sin el respaldo del sistema de salud; y si al impacto emocional se añaden los gastos funerarios, la cremación, el entierro, el papeleo para actas de defunción y el tiempo que tardan en entregar el cuerpo o cenizas, la carga es más pesada. A veces, los hospitales se encargan de los fetos o cuerpos, pero en ocasiones, no”, reveló a buzos la enfermera anónima.
“De los gemelos, trabajo social y una enfermera nos dijeron que debíamos sacar el acta de defunción de cada uno y checar lo de la funeraria. Con la familia de mi esposa se acordó no velarlos, sólo incinerarlos. Una funeraria nos cobraba 15 mil 500 pesos por hacerlo, y eso que se haría uso de un paquete que la misma familia compró como previsión. Además, nos entregarían a los gemelos en una sola cajita, los dos juntos o el costo sería más alto. Ya habían llegado los de la funeraria para llevarse los cuerpos cuando me llamaron a mi celular de otra funeraria a la que ni yo ni la familia de mi esposa conocíamos. Me ofrecieron cremarlos por 10 mil pesos de contado y me entregarían las cenizas de cada uno en su caja correspondiente. Mi suegro verificó que fuera cierto y no una estafa; y mejor optamos, de último momento, por esa alternativa. Gracias a Dios contaba con ese dinero; pero hay gente que no lo tiene y que, a pesar de la pérdida, deben tener cabeza para ver de dónde sacar el dinero”, explicó Jesús, el papá de Adam y Tadeo, fallecidos en septiembre pasado.
“Es tiempo de que las autoridades dejen de dar la espalda a las mujeres y familias afectadas y actúen de manera eficaz para salvar vidas y ofrecer el apoyo necesario. Sin acciones contundentes, la tragedia de la muerte fetal y perinatal se mantendrá como una realidad dolorosa para cientos de familias en Michoacán”, advirtió otra enfermera del sector salud estatal.
Mortalidad neonatal en México
• En el país, se contabilizaron 112 muertes maternas en lo que va de 2024.
• 2.3 millones de recién nacidos murieron en 2022.
• Las muertes neonatales han disminuido en un 44 por ciento desde el año 2000. Sin embargo, en 2022, casi la mitad (47 por ciento) de todas las muertes de niños menores de cinco años ocurrieron en el periodo neonatal (los primeros 28 días de vida), que es uno de los periodos más vulnerables de la vida y requiere una atención intensiva y de calidad durante el parto, y del recién nacido.
• Parto prematuro: las complicaciones durante el parto (asfixia perinatal/traumatismo obstétrico), las infecciones neonatales y las anomalías congénitas siguen siendo las principales causas de muerte neonatal.
Los uniformados instalaron un plantón en la periferia de la Secretaría de Seguridad Pública de Michoacán.
Además, el SMN indicó que provoca lluvias puntuales muy fuertes en los estados de Jalisco, Colima, Michoacán y Guerrero.
el gobierno estatal no ha atendido las demandas de los maestros en materia de adeudos salariales y contrataciones.
El gobernador indicó que la plataforma ayudaría a los habitantes a denunciar estos actos y facilitaría a las autoridades el seguimiento y clausura de los mismos.
Acusaron de presuntos descuentos de bonos y salarios que realizó la administración del gobernador Alfredo Ramírez Bedolla.
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La CFE reportó que más de 260 mil usuarios se quedaron sin energía tras la tormenta.
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Escrito por Laura Osornio
colaboradora