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XV Cumbre: ¿Para qué sirve el BRICS?
El BRICS es un bloque con objetivos más políticos que económicos; una de sus metas es acabar con la hegemonía de EE. UU. y sus secuaces para que los países periféricos tengan una soberanía más real y más libertad para desarrollarse.
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La celebración de la XV Cumbre del BRICS terminó con una noticia espectacular: a partir de 2024, Irán, Argentina, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Etiopía pasarán a ser miembros de pleno derecho del grupo. El grupo tendrá ahora once miembros en lugar de cinco, lo que representa al 46 por ciento de la población mundial y al 37 por ciento del Producto Interno Bruto global. Pero, más allá de los números, ¿para qué sirve el BRICS? ¿Es un bloque económico, político, de otro tipo? ¿Cuáles han sido sus avances hasta ahora?

El BRICS nació sin Sudáfrica. En la primera Cumbre, celebrada en 2009 en Ekaterimburgo, y en la segunda, realizada en Brasilia en 2010, solo asistieron representantes de Brasil, Rusia, India y China. Fue hasta la Cumbre de 2011, en Hainan, cuando hubo una representación sudafricana en la Cumbre y el BRIC pasó a llamarse BRICS. El nombre del grupo original de cuatro miembros había sido acuñado por un economista del banco estadounidense Goldman Sachs para identificar a las cuatro economías que más rápido crecían a inicios de siglo; eran países que en el mediano plazo podían desafiar la dominación del G7 y a mediados de siglo podían incluso dominar la economía mundial. Pero Sudáfrica no comparte ese perfil. Su economía es pequeña y no crece rápido. ¿Por qué fue integrado el país al grupo original? Porque los BRICS no son, fundamentalmente, un grupo económico, sino político.

La decisión de integrar a Sudáfrica se tomó con base en el objetivo principal del grupo, es decir, impulsar un nuevo orden multipolar. Para ser un grupo que verdaderamente representara esta aspiración incluyente hacía falta un país del continente africano. Con Sudáfrica, ese requisito fue cumplido. Así, pues, el BRICS es un bloque con objetivos más políticos que económicos. Las metas son: 1) acabar con la hegemonía de Estados Unidos y sus secuaces para que los países periféricos tengan una soberanía más real y, por lo tanto, más libertad para desarrollarse; y 2) reformar la ONU para que las instituciones de gobernanza global representen mejor los intereses de todos los países y no solo los de unos cuántos.

Quizá por eso, porque al grupo lo cohesiona precisamente su posición política respecto al orden mundial unipolar, las iniciativas económicas dentro del grupo hasta ahora no han tenido buena fortuna. Por un lado, el Nuevo Banco de Desarrollo, lanzado en 2015 como un mecanismo de financiamiento alterno al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional, sigue sin posicionarse como un verdadero competidor de nivel global. Por el otro, las propuestas de acuñar una moneda común para realizar transacciones económicas y avanzar en la desdolarización hasta ahora no se han materializado. Los avances que ha habido en el terreno económico se dan por fuera del grupo, por iniciativa de cada país o por acuerdos bilaterales. Ejemplo de ello es el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, lanzado por China como parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta en 2014, y las transacciones en monedas nacionales entre China y países como Rusia, Arabia Saudita, Brasil, Argentina, etc.

¿Cuáles han sido los avances del BRICS respecto a sus objetivos políticos? La coyuntura de la guerra en Ucrania los muestra con una nitidez pocas veces vista. El hecho de que Rusia no se quedara aislada después de todas las sanciones impuestas por Estados Unidos y sus aliados se debe más a la voluntad política de China, India, Brasil, entre otros, de seguir comerciando con Rusia que a la genialidad de Putin. La misma realización de las dos Cumbres del BRICS que han tenido lugar en 2022 y 2023 son una muestra de apoyo del grupo a Rusia en contra de los intereses de Estados Unidos. Es esta red de apoyo mutuo la que ha convertido al grupo en un atractivo importante. Algunos críticos han señalado que el BRICS en realidad no se materializa en nada más allá del discurso y el simbolismo. La coyuntura de la guerra en Ucrania precisamente muestra que no es así. Por otro lado, si el BRICS no sirviera para nada, no habría una lista de más de veinte países interesados en sumarse al grupo.

En resumen, y respondiendo a la pregunta que da nombre a este escrito, el BRICS sirve para dos cosas: para debilitar la hegemonía del imperialismo estadounidense y para dar a los países sometidos del mundo una alternativa real de soberanía y desarrollo. El BRICS es la piedra angular sobre la que se construye una nueva era para los pueblos del mundo.


Escrito por Carlos Ehécatl

COLUMNISTA


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