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Se agrava la falta de agua en México
En riesgo la vida de miles de familias, así como la producción de alimentos en gran parte del territorio nacional debido a que más del 50% de los ayuntamientos se hallan en crisis hídrica.
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La escasez de lluvias ha provocado que en México haya menos agua en los ríos, que aumente la desecación de lagunas y presas. Los mantos acuíferos están siendo sobreexplotados y la demanda familiar del líquido en los municipios es cada vez más urgente y dramática.

En algunas regiones de la República, ha llovido apenas ligeramente desde 2020; y la Comisión Nacional del Agua (Conagua), dependencia federal encargada de atender sus demandas es incapaz de darles respuesta, porque carece de presupuesto para siquiera dar mantenimiento a su infraestructura hidráulica; y deja en manos de las autoridades locales esta responsabilidad.

A mediados de febrero, el Monitor de Sequía en México de la Conagua calificó a mil 196 municipios en las categorías “anormalmente seco” y “sequía extrema” y a otros mil 297 los describió “sin problemas” por falta de agua. En el país hay dos mil 458 municipios y 16 alcaldías, por lo que más del 50 por ciento de los ayuntamientos se hallan en crisis hídrica.

 

 

Ésta fue la causa de que la Conagua lanzara una “declaratoria de emergencia por sequía” al inicio de este año, reconociendo la gravedad del problema, ya que está en riesgo no solamente la vida de miles de familias, sino también la producción de alimentos en gran parte del territorio nacional.

El 15 de marzo, la Conagua reportó que 30.4 por ciento del territorio nacional sufría condiciones de sequía entre “moderada y extrema”. Dicha cifra registró un incremento sensible con respecto a la del 28 de febrero, cuando informó que aquélla afectaba al 23.1 por ciento del país.

Sin embargo, si se suman las áreas en condiciones “anormalmente secas”, el porcentaje llega al 68.9 por ciento. Es decir, más de la mitad del territorio nacional padece algún tipo de escasez de agua.

El año pasado, mil 540 municipios sufrieron sequía; y los primeros meses de 2022 permiten suponer que el número de municipios con carencia de agua podría ser igual o mayor conforme se acerque el estiaje, a pesar de que la Conagua prevé lluvias por arriba del promedio en los estados de la vertiente del Golfo de México y la Península de Yucatán.

Si se confirma esta previsión, disminuirían las regiones en condiciones “anormalmente secas” a “sequía moderada”.

Los estados del norte de la República padecen la mayor sequía; en varios de ellos, los gobernadores han alzado la voz debido a que no disponen de los recursos financieros para enfrentar el problema.

Entre éstos se encuentra Samuel García Sepúlveda, de Nuevo León, quien ha propuesto un proyecto hídrico que viene de sexenios atrás, que consiste en trasvasar agua del río Pánuco a su entidad, pero su homólogo de San Luis Potosí no lo acepta.

Otra de las entidades afectadas es Baja California que, según la Conagua, el 43.2 por ciento de su territorio padece sequía moderada; el 27.5 por ciento es catalogado como en sequía severa y el 7.1 como anormalmente seco. Coahuila también enfrenta el problema con el 2.3 por ciento de su territorio en sequía extrema, el 12 por ciento con severa, el 21.9 por ciento moderada y el 38.1 anormalmente seco.

Chihuahua tiene el 63.8 por ciento de su área con alguna afectación por este fenómeno; también se hallan en riesgo San Luis Potosí, Baja California Sur, Zacatecas, Tamaulipas, Veracruz e incluso Colima, la entidad del país con la mayor presencia de ríos en su territorio.

 

Poca inversión y mal repartida

En el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2022 el gasto asignado para infraestructura hidráulica resulta insuficiente para satisfacer las necesidades de los estados en crisis hídrica.

El ramo correspondiente a Medio Ambiente y Recursos Naturales dispone de 40 mil 795 millones de pesos (mdp), de los cuales el 83 por ciento, es decir 33 mil 916 mdp, fueron destinados a la Conagua. De este monto, 21 mil 717 mdp serán aplicados a gastos de inversión y 12 mil 198 mdp al gasto corriente.

Además de los recursos insuficientes, los gobiernos estatales de oposición han advertido que las entidades gobernadas por el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) disponen de mayores presupuestos aun sin padecer crisis hídrica; y los que sí la enfrentan, no cuentan con apoyo federal.

A Nuevo León, entidad con severa falta de agua, apenas le fueron asignados 16 mdp; y en la última semana de marzo, Samuel García tuvo que acudir a Palacio Nacional a solicitar una segunda entrevista con el Presidente para demandar la urgente intervención del Gobierno Federal y buscar solución al problema de la sequía; ya que en una primera no había obtenido respuesta favorable con el argumento de la veda electoral impuesta por la consulta de Revocación de Mandato.

En contraste, a Chiapas, entidad gobernada por el morenista Rutilio Escandón, el PEF 2022 le asignó 142 mdp en el ramo de infraestructura hidráulica. Zacatecas, entidad morenista y con grave escasez de agua, tiene apenas 12 mdp, monto doce veces menor a los 151 mdp de Sinaloa, con administración morenista.

 

 

Veracruz, Guerrero y Tamaulipas disponen de 101, 109 y 103 mdp respectivamente; Tamaulipas está gobernado por el Partido Acción Nacional (PAN).

En el PEF 2022 hay presupuestos destinados a financiar proyectos hidráulicos para proteger a los ciudadanos de inundaciones. Entre ellos destaca el de Tabasco, entidad donde no escasea el agua; pero la mayoría de sus habitantes sufren inundaciones cada año; en esta entidad, el monto programado es de dos mil 321 millones 940 mil pesos.

El Proyecto Lago de Texcoco tiene asignado un presupuesto de dos mil 100 mdp. Se efectúa en el ex lago de Texcoco, donde se construía el cancelado Aeropuerto Internacional de México (NAIM).

Fuera de estas acciones públicas del Gobierno Federal, en el PEF-2022 destaca la ausencia de proyectos hidráulicos de relevancia estructural para combatir la crisis hídrica que afecta a México, como la construcción de presas, la rehabilitación de pozos y mantos acuíferos, la instalación de plantas de tratamiento de agua, drenajes para captar agua de lluvia, entre otros proyectos.

Entrevistada por el diario El Economista, Judith Domínguez, investigadora del Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales (CEDUA) de El Colegio de México, afirmó que “la Conagua tendría que estar buscando alternativas (...) una de ellas es el tratamiento y reúso de esa agua. Monterrey recicla 95 por ciento de sus aguas y cumple normas de calidad y ni así alcanza a satisfacer su demanda de agua. Imagínate cuando pase eso en la CDMX, donde no se trata ni se reúsa el agua. Si se tratara el 10 por ciento y reutilizara un porcentaje similar, ahí habría un potencial”.

A nivel nacional, solo el 42 por ciento de las aguas residuales se trata, reveló el diputado de Morena Rubén Gregorio Muñoz Álvarez, presidente de la Comisión de Recursos Hidráulicos (CRH) de la Cámara de Diputados; en febrero pasado difundió el Diagnóstico del Problema de Agua en México.

Los legisladores de Morena, del PAN y otros partidos coincidieron en que la sequía representa una de las expresiones más relevantes del impacto del cambio climático global; pero nada reportaron en torno a cómo combatirlo ni, por supuesto, plantearon un presupuesto específico.

 

Conflictos sociales a causa del agua

Los habitantes de San Luis Potosí se negaron a que su gobierno entregue agua del río Pánuco a Nuevo León; y en respuesta, algunos neoleoneses han comenzado a proponer medidas xenófobas, como que los potosinos que habitan en su estado se regresen a su entidad. En Veracruz, las familias que vivían de la pesca en la laguna El Farallón han emigrado, debido a que hoy parece una zona desértica y la poca agua solo forma un charco.

En Zacatecas, los ejidatarios de una región campesina se oponen a la construcción de una presa con la que resolverían su necesidad de agua potable miles de familias de otras poblaciones. En muchas colonias de la Ciudad de México, miles de familias se quedan sin agua y tienen que comprarla.

La escasez de agua pega cada vez más a las familias y los conflictos sociales van en aumento. Hoy, siete de cada 10 mexicanos están preocupados por la falta de agua. La encuesta Inseguridad de agua en el hogar en México reveló que el 72 por ciento de la población mexicana está preocupada por no tener el vital líquido para cubrir todas sus necesidades.

Este estudio de opinión fue realizado por el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (Equide) de la Universidad Iberoamericana (IB), Acción Ciudadana Frente a la Pobreza de México, DATA Opinión Pública y Mercados de México y las universidades estadounidenses de Yale, Northwestern y Montclair State.

 

 

Otro de los resultados de esta encuesta destaca que el 32 por ciento de la población nacional carece de agua para cubrir sus necesidades básicas; que el 74 por ciento de los entrevistados sufre interrupciones de agua y que a cuatro de cada 10 en algún momento les falta agua potable en su hogar.

La insuficiencia de agua potable en la capital de la República se debe a que su principal fuente, el sistema Cutzamala, está sobreexplotado.

“El Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) envía 32 mil 100 litros de agua potable cada segundo, de los cuales el Sistema Cutzamala provee al Valle de México 32 por ciento; el otro 68 por ciento se obtiene de vías subterráneas y pozos. Aunque 32 mil litros por segundo parecen mucho, en realidad no es suficiente para abastecer a más de 21 millones de habitantes que requieren agua diaria para sus necesidades básicas de higiene y alimentación”, consignó el año pasado la organización no gubernamental Greenpeace.

La recarga de los acuíferos de la cuenca del Valle de México es de cerca de 25 metros cúbicos por segundo, pero se extraen 55 metros cúbicos por segundo; es decir, su reposición es 50 por ciento inferior a su uso, lo que genera un déficit de 800 millones de metros cúbicos por año, destaca el texto ¿Por qué en México hay escasez de agua?

 

La sequía agobia y desalienta

El año pasado, buzos reseñó la realidad que vivían los pescadores de El Farallón, laguna veracruzana. Antonio Vázquez y su hijo Alexis, de 13 años, la frecuentaban para realizar pesca de sustento, pero el agua empezó a desaparecer hasta que un día solo quedó un charco.

En una ocasión, Antonio llevó a su hijo a recorrer la laguna, Alexis le preguntó: “papá, ¿por qué me traes a mirar esto? Esto me da mucha tristeza, papi, ¡mejor vámonos!”.

“Estas palabras son de mi hijo; es el futuro de ellos y estamos permitiendo que suceda”, exclama el pescador mientras el aire caliente levanta el polvo en los alrededores y observa con añoranza el paisaje que conoció colmado de agua y ahora es un desierto.

Las aguas de El Farallón comenzaron a bajar en 2018; pero en 2021 llegó a un nivel crítico, explicó el presidente de la Sociedad Cooperativa El Farallón del Llano, Manolo Acosta Domínguez. Varios factores lo provocaron: el estiaje y la extracción del agua por empresas mineras que buscan oro en las inmediaciones.

“No llueve; y luego la extracción brutal del agua hizo que su nivel disminuyera drásticamente. Han extraído el agua de ranchos aledaños y es un gran problema. Ya se les pidió a las autoridades que les recomienden que no sigan con la extracción de agua”, explicó Acosta.

La semana pasada, la cooperativa de pescadores denunció, ante los medios locales, que la laguna se había secado y responsabilizaron a las autoridades gubernamentales de las consecuencias por su falta de voluntad para evitar, en su momento, que eso ocurriera.

En Nuevo León la escasez de agua afecta a todo el estado; pero el desabasto es casi absoluto en las colonias pobres y marginadas de Monterrey y los principales municipios de la entidad; a diferencia del abundante flujo de agua potable en las zonas residenciales donde hay para llenar las albercas.

En las colonias Topo Chico y San Bernabé, de Monterrey, y Felipe Carrillo Puerto, de Escobedo, por ejemplo, los cortes de agua son permanentes y sus habitantes apenas cuentan con el líquido vital para sus necesidades indispensables; y en las colonias Fuentes de Escobedo, Rincones Residencial, Joyas de Anáhuac, Hacienda de Escobedo, Monterreal, Lomas de Escobedo, Residencial California, Felipe Carrillo, Novus Sendero Escobedo, Topo Grande, Celestino Gasca y Pradera de los Girasoles, los residentes deben ser abastecidos con agua potable provista mediante pipas de Escobedo y Monterrey.

En contraste con la situación de estos colonos, en los municipios de San Pedro y Santiago, el agua se utiliza para regar grandes jardines, árboles frutales, llenar las albercas y las quintas de esas ricas áreas residenciales de Nuevo León.

Juan Ignacio Barragán, director de Agua y Drenaje del gobierno estatal, recordó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido en 100 litros el consumo diario idóneo por persona; y reveló que este promedio en la zona metropolitana de Monterrey es de 165 litros y en San Pedro de “301 litros por habitante al día”.

En la CDMX, estas disparidades no se quedan atrás, porque a pesar de que hay cientos de colonias de las alcaldías Iztapalapa, Iztacalco y Álvaro Obregón, entre otras, que carecen del agua potable necesaria para cubrir las necesidades básicas de la gente, el gobierno de Morena se ha negado a rehabilitar dos bombas de agua en Tláhuac que tienen más de tres años paradas y podrían abastecer a 150 mil habitantes en las colonias Selene y Tlaltenco.

En la misma situación se hallan otras 100 mil personas que viven en asentamientos irregulares; para sobrevivir a la sed y a la insatisfacción de sus mínimas necesidades sanitarias, estos mexicanos deben realizar extremos sacrificios para conseguir agua.

La semana pasada, este seminario reportó que luego de que el gobernador de Nuevo León, Samuel García Sepúlveda, declarara la crisis hídrica en su entidad, durante el II Encuentro de Gobernadores del Noreste y la embajada de Estados Unidos, propuso una mesa de diálogo para analizar este problema.

El mandatario neoleonés propuso revivir el Proyecto Hidráulico Monterrey VI, que su antecesor Rodrigo Medina de la Cruz había creado para remediar la falta de agua en la entidad mediante el traspaso de agua dulce del río Pánuco, desde la región huasteca de San Luis Potosí. Sin embargo, este plan ha sido rechazado por la población y el gobierno de aquella entidad. Este hecho evidencia que la sequía, además de agobiar físicamente y desalentar a la gente, genera conflictos sociales.


Escrito por Trinidad González .

Reportero. Estudió la maestría en Periodismo Político en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García.


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