Cargando, por favor espere...
En 1985, Mijaíl Gorbachov pronunciaba un discurso en Reyjiavik, Islandia. Proclamaba el fin de las hostilidades entre la URSS y los Estados Unidos. Todos los países del bloque socialista, que veían con preocupación el ascenso irrefrenable de los Estados Unidos como potencia hegemónica, quedaron atónitos y perplejos. La traición de Gorbachov dejaba entonces de ser un presentimiento, era ya un hecho que terminaría por consumarse algunos años más tarde. Poco después, ya en su papel formal de marioneta del gobierno norteamericano, el tristemente célebre Mijaíl, acude a Pekín a hablar de lo mismo. La reacción del auditorio la recoge Samir Amin: “Todos los chinos estaban atónitos por esa estupidez e, irritados, no dudaban en concluir que los Estados Unidos son y seguirán siendo el enemigo, el enemigo principal”. En diciembre de 1991 Borís Yeltsin encabezó el golpe de Estado de Belavézhskaya Pushcha, firmando ilegalmente el acuerdo, junto con los presidentes de Ucrania y Bielorrusia, de disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Apenas ocho meses atrás, en marzo de 1991, el 78% de la población soviética había aprobado la conservación de la URSS. La traición de Gorbachov fue finiquitada por Yeltsin quien, todavía dos años después, ante la férrea defensa del pueblo ruso, reprimió violentamente, con ayuda directa de los Estados Unidos, el último intento por conservar la unidad de todas las naciones soviéticas que ahora quedaban abandonadas a su suerte y bajo el control directo de las viejas fuerzas enemigas del socialismo soviético.
Después de la Segunda Guerra Mundial, y a consecuencia del debilitamiento tanto de las viejas potencias europeas como de la URSS (que pagó a un precio muy alto –más de 27 millones de vidas– la defensa de la humanidad frente al fascismo) comenzaba a tomar forma el proyecto imperialista orquestado por los Estados Unidos. A diferencia del viejo “nuevo imperialismo” en el que diversas naciones se disputaban el control del planeta, los norteamericanos apostaron por la debilidad de todos los contendientes y, una vez puesto en marcha el “Plan Marshall”, no sólo garantizaron el dominio económico de Europa, sino la subordinación de todas las viejas potencias, “victoriosas” y derrotadas, a su “nueva” política económica. Quedaba un último obstáculo por librar: la desintegración del bloque soviético que, como referimos, se encargaron de realizar desde dentro con la complicidad de Gorbachov y Yeltsin. ¿En qué consiste este proyecto Neoimperialista? ¿Cuál es la relación de éste con la guerra que hoy se libra entre Rusia y Ucrania?
A la primera pregunta dio respuesta sucinta, hace más de 20 años, Samir Amin: «La estrategia de los Estados Unidos se sitúa en el marco del nuevo imperialismo colectivo. El objetivo de esta estrategia es pura y simplemente establecer el control militar de los Estados Unidos sobre todo el planeta. Este control es el instrumento con el que Washington podría garantizarse un acceso privilegiado a todos los recursos naturales del globo, obligando así a sus aliados subalternos, a Rusia, China, y a todo el Tercer Mundo a someterse al estatus de vasallos. El control militar del planeta constituye el medio para imponer en última instancia un “tributo” sangrante a través de la violencia política que sustituya el “flujo espontáneo” de capitales para compensar el déficit americano, talón de Aquiles de la creciente vulnerabilidad de la hegemonía de los Estados Unidos.»
Esta estrategia del “imperialismo colectivo” en el que están en juego las intereses de los grandes monopolios industriales y financieros del mundo y que dirige Estados Unidos (pero en el que tienen participación las grandes empresas europeas y japonesas), necesita mercados urgentemente para introducir el exceso de capitales que ya no puede sostenerse mediante el “flujo espontáneo”. ¿Dónde están esos mercados que requiere el imperialismo para sobrevivir? ¿Cómo abrirlos y llegar a ellos? Están precisamente en el lugar que hoy hace fuerza y resiste, literalmente, con las armas en la mano. Lo que resuelve nuestra segunda interrogante. Parte fundamental de la estrategia norteamericana, después de su indiscutible victoria en la Segunda Guerra, radicaba no sólo en desaparecer el socialismo soviético, sino en desintegrar a Rusia. Era necesario abrir por la fuerza los mercados de una nación que por siglos se le había resistido al imperialismo y que garantizaría, al menos por unos años más, la supervivencia del mismo. La destrucción de Rusia es la salvación, solo temporalmente, del imperialismo norteamericano. ¿Qué es lo que hoy tenemos entonces ante nuestros ojos? La defensa decidida, resuelta y heroica, de un pueblo que se niega a ser devastado y absorbido por los intereses de una cúpula de ricachos que no escatimarán esfuerzo alguno, empezando por manipular la verdad, en el afán perpetuo de apropiarse aun de la más minúscula fuente de riqueza a su alcance. No estamos, pues, frente a un problema ideológico o moral, sino ante una innegable contradicción económica.
La vergonzosa tergiversación teórica que se hace del imperialismo no es casualidad. Acusar a Rusia de imperialista es ridículo si seguimos la lógica del análisis. Más aún, el cinismo de los Estados imperialistas en Japón, Estados Unidos y Europa es coherente si entendemos que lo que está en juego en Rusia son los intereses económicos de las oligarquías de dichos países. No de otra manera podemos comprender la rabia y el cinismo de las palabras de Jamie Raskin, miembro de la Cámara de Representantes de EU, quien señaló: “Rusia debe ser completamente destruida a cualquier precio”. Más aún, las declaraciones de la liberal holandesa Kajsa Ollongren quien, en un desplante de irracionalidad, declara: “Apoyar a Ucrania nos conviene mucho. Porque ellos están peleando esta guerra, no nosotros […] Creo que también debemos involucrarnos en el diálogo con nuestros colegas y amigos estadounidenses. Porque tienen el mismo interés. Porque apoyar a Ucrania es una forma muy barata de garantizar que Rusia y este régimen dejen de ser una amenaza para los aliados de la OTAN.” ¿Nos conviene mucho? ¿A quiénes exactamente? ¿Estados Unidos tiene el mismo interés que “nosotros”? ¿Cuál es ese interés y a quién se refiere con el “nosotros”? Estas interrogantes poco a poco empiezan a preocupar a los pueblos en Europa y Estados Unidos. ¿Están dispuestos a dejarse arrastrar a una guerra que, si consideramos que el 90% de todas las armas nucleares del mundo las poseen Estados unidos y Rusia, sería especialmente catastrófica, para que Biden, Macron, Olaf, Kajsa y otros más rindan satisfactorias cuentas a sus verdaderos amos, los dueños del capital financiero y mundial? Lo dudo.
Finalmente. Lo dicho en estas líneas no es secreto para los amos de la guerra. A pesar de que el mundo no termina todavía por descubrirlos, ellos son conscientes de que su sobrevivencia es directamente proporcional a su capacidad de destrucción. Un analista de la CIA, Larry C. Johnson, «afirmó recientemente que Estados Unidos tiene que estar en guerra permanente porque su economía depende de ello. Johnson recordó que en los últimos treinta años Estados Unidos ha realizado 215 intervenciones militares en otros países, mientras que Rusia ha hecho cinco operaciones en todo ese tiempo, y todas en sus fronteras históricas» (Higinio Hipólito). La decadencia del capitalismo significa barbarie y destrucción. La guerra en Ucrania no es, de ninguna manera, el enfrentamiento entre el “imperio ruso” y la victimizada Ucrania. Representa el primer paso claro y definitivo de resistencia de un pueblo frente a la hegemonía imperialista. Rusia es hoy el bastión más firme del socialismo, y del triunfo de esta nación en Ucrania depende, en gran medida, el futuro de la humanidad entera. China parece no preocuparse en demasía por el conflicto pero es consciente de que, si la desintegración de la nación rusa es indispensable para el capital mundial, no lo es menos la invasión, destrucción y control de la riqueza de este país. En otras palabras, si no se planta cara hoy al senil imperio norteamericano la siguiente víctima será el gran país oriental.
Hoy, todas las naciones del orbe tienen sólo dos opciones: o alinearse con las fuerzas del socialismo que representan la salvación de la humanidad y la reestructuración del mundo en torno a valores y principios equitativos y humanistas en los que el hombre y no el capital sean el centro de la existencia; o sumarse a un capitalismo decadente y senil que tiene como único mandamiento: la ganancia, la ganancia y la ganancia, a costa de la vida misma del planeta y de la humanidad. Si en 1939 las naciones se unieron para destruir al nazismo, amenaza mortal y bárbara para todos los pueblos del mundo. ¿No habrá sonado ya la hora de que los pueblos del mundo se unan frente al imperialismo norteamericano, una fuerza tanto o más peligrosa y siniestra que el fascismo hitleriano?
Durante su encuentro, Shoigú y Guterres firmaron un Memorándum de Cooperación entre Rusia y la ONU para facilitar el suministro de productos agrícolas y fertilizantes rusos a los mercados mundiales.
El viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Riabkov, calificó los planes de imponer un techo a los precios del petróleo ruso como otro elemento de guerra psicológica. Sin embargo, aseguró, los planes de Occidente no se harán realidad.
El asedio de EE. UU. y la OTAN contra Rusia, compulsado por su agresivo afán de adueñarse el mundo, se produce cuando el capitalismo occidental está en franco retroceso y las economías emergentes participan más en el mercado mundial.
El Día de la Unidad Popular simboliza la unión de los diversos pueblos de Rusia, la tolerancia hacia cualquier fe, ideas y tradiciones de cada uno de los más de 193 pueblos de Rusia.
Declaración del Presidente de la República Popular China, Xi Jinping, en la XVI Cumbre de los BRICS.
La valentía de Julian Assange y David McBride nos permite comprender el verdadero significado de la resistencia. Necesitamos resistir si queremos impedir que dobleguen nuestra conciencia. En esto todos podemos ser Espartaco, el líder rebelde de los esclavos de la Roma entre los años 71 al 73 a.C.
“Del 20 al 22 de marzo de 2023, por invitación del presidente de la Federación Rusa, Vladímir Putin, el presidente de la República Popular China, Xi Jinping, realizará una visita de Estado a Rusia”, confirmó el Kremlin.
El amplio alcance cubierto por los misiles y aviones no tripulados de Yemen en su viaje hacia Israel sirve de rotunda refutación a los intentos estadounidenses de contener el conflicto para evitar que se convierta en un conflicto más amplio en Asia Occidental.
El objetivo de la operación militar en Donbás, además de proteger a la población víctima de injusticias por parte de Kiev, es impedir que recursos y territorios de esos nuevos estados pasen a control de trasnacionales.
El avión militar ruso Il-76 que transportaba 65 prisioneros ucranianos fue derribado “por un sistema estadounidense Patriot; esto ha sido establecido con exactitud por el peritaje”, afirmó el presidente de la Federación rusa, Vladimir Putin.
Occidente intenta involucrar a Rusia en la crisis migratoria en la frontera entre Bielorrusia y Polonia y convertirla en un factor de acusaciones, declaró la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova.
En México se observa que el acceso a la educación presenta serios obstáculos. Los expertos aseguran que la asignación del presupuesto a la educación no es correctamente fundamentada.
Terminaron los referéndums sobre la adhesión, a Rusia, de las repúblicas populares del Donbass y las regiones de Jersón y Zaporozhie. "El evento que hemos esperado durante ocho años [...] ha terminado".
Este año será difícil para el pueblo de México porque el modelo económico que el gobierno de Morena ha impuesto es conocido como neokeynesiano, que se caracteriza por fortalecer la capacidad de compra de los ciudadanos mediante el incremento de sus ingresos.
México está entregado a las decisiones de EE. UU., por lo que sus decisiones como país están ligadas a las de los poderosos de Norteamérica. Así, eso de que el neoliberalismo está acabado por decreto es mentira. Y explico por qué.
Dos Bocas: el proyecto que hunde a Pemex
Los pequeños contribuyentes seguirán pagando más impuestos
Documental sobre el genocidio del pueblo palestino en Cisjordania, favorito para ganar los Oscar
Desabasto de medicamentos seguirá durante 2025
A la espera del Cisne Negro de 2025
Casa Blanca reporta la detención de 538 migrantes indocumentados
Escrito por Abentofail Pérez Orona
Licenciado en Historia y maestro en Filosofía por la UNAM. Doctorando en Filosofía Política por la Universidad Autónoma de Barcelona (España).