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Cuando Nicolle acudió a una de las oficinas gubernamentales en Michoacán para solicitar un crédito e invertirlo en un pequeño negocio, no sabía la gran cantidad de requisitos que piden, pero los cubrió. Cuando le informaron que su solicitud había sido rechazada, lo intentó en dos ocasiones más, obteniendo la misma respuesta. En la entidad, la economía se sustenta en micro, pequeñas y medianas empresas, pero debido a la falta de apoyos y créditos, miles han cerrado.
En el estado de Michoacán, la economía se basa predominantemente en micro y pequeñas empresas que actualmente enfrentan una situación crítica. Según datos recientes, 96.9 por ciento de los establecimientos en la región son micronegocios, lo que refleja su importancia en la economía local. La falta de apoyos institucionales, como los créditos, agudizan su operación; y al igual que en todo el país, se vislumbra el cierre de miles de pequeñas empresas y el despido de trabajadores.
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revelan una tendencia alarmante. El Estudio sobre la Demografía de los Negocios (EDN) de 2021 reportó que 28 por ciento de las empresas en Michoacán cerraron definitivamente en comparación con las registradas en 2019, lo que subraya su fragilidad comercial en el estado.
El Inegi identificó que, entre 2020 y 2021 –periodo de la pandemia de Covid-19– unos 71 mil 600 pequeños comercios cerraron. De éstos, menos de la mitad reabrieron, sobre todo debido a la falta de apoyos. La situación se agudizó el año pasado y en lo que va de éste, debido principalmente a problemas de inseguridad y violencia.
Diversos factores económicos están contribuyendo a esta crisis. La inflación persistente y el aumento en los costos de producción presionan significativamente a las pymes que a menudo operan con márgenes de ganancia limitados. La competencia contra las grandes empresas, las importaciones chinas y la dificultad para acceder a financiamiento adecuado restringen aun más sus oportunidades de crecimiento y supervivencia.
Además, Michoacán enfrenta desafíos locales que agravan la situación. La inseguridad y la inestabilidad en algunas regiones del estado crean un clima de incertidumbre que desalienta la inversión y dificulta la actividad empresarial. La economía informal representa un porcentaje considerable de la actividad económica en Michoacán –65.2 por ciento de los negocios son informales, según datos del Inegi– y también genera una competencia desleal para las pymes formales.
El cierre de pequeños negocios impacta directamente en el empleo local, ya que estas empresas son una fuente importante de trabajo en Michoacán. La situación varía según el sector y la geografía del estado, pero la tendencia general indica que las pymes enfrentan desafíos considerables que amenazan su supervivencia y, por ende, la estabilidad económica de la región.
En Michoacán existen varios programas de apoyo a las pymes, incluyendo financiamiento mediante órganos como Nacional Financiera (Nafin), el Sistema Integral de Financiamiento para el Desarrollo de Michoacán (Sí Financia), y el Programa de Apoyo Financiero a Microempresas Familiares “Crédito a la Palabra”. También se respaldan a través de la Red de Apoyo al Emprendedor y programas específicos para mujeres emprendedoras; la situación, sin embargo, revela varias fallas en la implementación y en la efectividad de estas políticas públicas.
Uno de los principales problemas consiste en que los recursos destinados a las pymes resultan claramente insuficientes. Programas como el Fondo pymes, créditos a tasas preferenciales y subsidios directos, aunque son útiles en teoría, no cubren la cantidad de negocios que realmente necesitan ayuda. La demanda supera ampliamente la oferta, y deja a muchas pymes sin acceso a estos apoyos vitales para su supervivencia.
Otro gran desafío es la burocracia. Muchos pequeños empresarios entrevistados por este semanario expusieron que enfrentan trámites largos, requisitos complejos y procesos que desincentivan la búsqueda de ayuda. La documentación requerida, los tiempos de espera y la falta de información clara dificultan que los negocios accedan a los recursos cuando más los necesitan. Esto genera que, en muchos casos, los apoyos no lleguen a quienes realmente los requieren o lo consigan demasiado tarde para evitar el cierre o los despidos.
Ejemplo de lo anterior es precisamente el caso de Nicolle, una emprendedora dedicada desde hace más de cinco años a la venta de plantas en diferentes bazares de la ciudad de Morelia, quien ha intentado acceder a un crédito para invertir en su pequeño negocio, pero ha quedado fuera de los programas en tres diferentes ocasiones.
“No sé la razón por la que me quedo fuera... entro a las convocatorias, he proporcionado mis datos, he hecho trámites, esperado lo que debo esperar y, al final, la historia se ha repetido: cupo lleno. Espero un día poder acceder a un crédito; no digo que los demás no lo necesiten… pero por más que le hago la lucha, no he podido acceder a uno para hacer crecer mi negocio”, lamentó Nicolle a buzos.
Además, predomina la percepción de desigualdad en la distribución de estos recursos. Las pymes en zonas urbanas o en regiones con mayor presencia de instituciones financieras y apoyo institucional suelen obtener más facilidades para acceder a los programas. En contraste, las microempresas en zonas rurales o marginadas enfrentan mayores obstáculos, como la falta de información, menor acceso a tecnología y menos capacidad para cumplir con los requisitos administrativos.
Los sectores más golpeados son servicios y comercio. En el primero, especialmente en turismo, hostelería y transporte, la disminución de demanda ha sido drástica. La violencia en el estado y la crisis económica han reducido significativamente el flujo de turistas y clientes locales, lo que provoca cierres de pequeños hoteles, restaurantes y agencias de viajes. La falta de apoyo específico y los obstáculos burocráticos para acceder a programas de ayuda agravan la situación.
Por otro lado, el comercio, particularmente en mercados tradicionales y tiendas de barrio, enfrenta una caída en las ventas debido a la disminución del poder adquisitivo de la población. Muchos pequeños comerciantes no logran adaptarse a las nuevas formas de venta digital, lo que ha llevado a una ola de cierres y despidos.
Martina Pelayo, dueña de una papelería y una tienda de ropa, informó a buzos por qué debió cerrar otro negocio que, junto a Georgina, su hermana, abrieron a inicios de noviembre del año pasado.
“Tengo 10 años en la venta de ropa de paca en un local de Morelia y seis años con una papelería que yo misma atiendo en la casa de un familiar. A mediados del año pasado, con una de mis hermanas, pensamos en poner un local de ropa infantil: compramos la mercancía y contratamos dos empleadas; pero la venta no pagaba ni un sueldo, mucho menos la renta; y a inicios de enero tuvimos que despedir a una y cambiar el horario de la que se quedó. Al ver que había semanas enteras sin venta, optamos por cerrar el local hace unos días: se nos quedó el 80 por ciento de la mercancía y perdimos de 25 a 30 mil pesos invertidos”, narró a este medio.
La trabajadora, que todavía mantienen, le enseñó a usar las redes sociales, pero, aun así, las ventas disminuyeron. “Antes se vendían en el local de ropa más de cinco mil pesos diarios y en la papelería entre dos y cinco mil; ahora, cuando hay buenas ventas en la ropa, vendo mil 200 o exagerando mil 500 pesos y en la ‘pape’, si bien me va, vendo mil 300 pesos.
Los sábados es cuando más se vende y normalmente es el mejor día de venta de la semana, pero a veces no llego ni a los mil pesos. Tengo mucha mercancía que ya no se vende como láminas o biografías, calcomanías, cintas para máquina de escribir, repuestos para bolígrafo, mapas y más, lo que también es pérdida para uno”, advirtió.
Las tasas de desempleo en Michoacán han aumentado considerablemente durante los últimos meses. Datos del Inegi señalan que la tasa de desempleo en el estado subió a niveles preocupantes, especialmente en regiones como Tierra Caliente y la zona Centro del estado.
Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Inegi, los datos más recientes disponibles corresponden al tercer trimestre de 2024, donde la tasa de desocupación en Michoacán se ubicó en 2.23 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA). Esto representó un incremento de 0.51 puntos porcentuales en comparación con el trimestre anterior (1.72 por ciento). El número de personas desocupadas en este periodo fue de aproximadamente 50 mil.
Resulta importante advertir que, en el segundo trimestre de 2024, la tasa de desocupación en Michoacán correspondió a 1.7 por ciento, lo que indica un ligero incremento en el desempleo hacia el tercer trimestre del mismo año. Los trabajadores de las pymes, representados en una gran parte del empleo formal e informal, son los más afectados. La pérdida de empleos en estos pequeños negocios provocó un ascenso en pobreza e inseguridad económica en muchas comunidades.
“Estoy buscando trabajo; trabajaba en una joyería, pero las ventas bajaron mucho desde el año pasado y tuvieron que cerrar. El dueño tenía tres joyerías: dos en Morelia y una en Tarímbaro; y actualmente sólo tiene una abierta en el centro de Morelia. Hace unos días me comentó que debe dos meses de renta (como 60 mil pesos) y 17 mil pesos de servicio de agua y luz, lo escuché muy frustrado”, lamentó en entrevista la trabajadora Ruth.
Y agregó que, para cubrir sus deudas, el dueño de la joyería ya vendió su camioneta; y prometió que, si se recuperaba, volvería a instalar las joyerías y la recontrataría. “Pero no veo para cuándo; por eso ya mejor comencé a buscar otro empleo, pero lo que encuentro no me convence; pagan muy poquito y no dan prestaciones, nunca había estado en esta situación”, comentó.
Aunque el Inegi no publica datos desagregados, específicamente sobre el desempleo en trabajadores de las pymes de Michoacán trimestralmente, diversas fuentes permiten inferir el impacto: dado que el 96.9 por ciento de los establecimientos en la entidad son micronegocios, cualquier fluctuación negativa en la economía afecta directamente a un gran número de empleos generados por estas unidades.
La Secretaría de Economía del estado ha señalado que Michoacán presenta una tasa elevada de informalidad laboral, situándose en 66.7 por ciento de la población ocupada no agropecuaria durante el tercer trimestre de 2024. Es probable que una parte significativa de los trabajadores de las pymes queden económica o laboralmente vulnerables y susceptibles a la pérdida de empleo en momentos de crisis.
Las tendencias muestran que los sectores de servicios y comercio presentan las mayores tasas de desempleo, con un impacto más agudo en las zonas rurales y urbanas marginadas. La falta de oportunidades y la escasa inversión en programas de reactivación agravan más esta problemática.
Si bien la tasa de desempleo general en Michoacán mostró un ligero incremento hacia el tercer trimestre de 2024, el impacto en los trabajadores de las pymes es probablemente mayor debido a la estructura económica del estado, la elevada informalidad laboral y las afectaciones específicas en sectores fundamentales como el comercio y los servicios, donde predominan las pymes. La información detallada por región es menos accesible en las fuentes generales de empleo.
Finalmente, muchos de los emprendedores y microempresarios entrevistados por buzos manifestaron que en los programas crediticios para las pymes se requiere una evaluación constante y transparente, con indicadores claros de éxito y mecanismos de retroalimentación que permitan ajustar las políticas públicas y garantizar que los apoyos lleguen a quienes más los necesitan, contribuyendo así a la recuperación económica de Michoacán y a la protección del empleo en las pequeñas empresas.
En este contexto desafiante, donde las cifras de desempleo reflejan el impacto directo de la crisis en el corazón de las pymes michoacanas, se torna imperativo que las autoridades, tanto estatales como federales, reconsideren y fortalezcan sus estrategias de apoyo.
La supervivencia de estos negocios, especialmente los microemprendimientos que constituyen la vasta mayoría del tejido empresarial local, no solamente es crucial para la estabilidad económica, sino también para el bienestar social de miles de familias en Michoacán.
La urgencia de implementar medidas efectivas, ágiles y con una visión a largo plazo, que realmente lleguen a quienes más lo necesitan, se convierte en un llamado apremiante para evitar la asfixia aún mayor y preservar el futuro productivo de la región.
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Escrito por Laura Osornio
colaboradora