Cargando, por favor espere...

La ciencia y el progreso humano
El papel de la ciencia en el desarrollo social se piensa en sus aportaciones a la tecnología para elevar la productividad, generar riqueza, crecimiento económico y progreso.
Cargando...

Normalmente, al hablar del papel de la ciencia en el desarrollo social se piensa en sus aportaciones a la tecnología para elevar la productividad, generar riqueza, crecimiento económico y progreso; en los avances de la ciencia médica, en equipo y nuevos medicamentos que hagan la vida más llevadera y saludable; viene a la mente la aplicación del conocimiento en materia de satélites, Internet y dispositivos técnicos que posibilitan la comunicación instantánea en todo el orbe; en las maravillas de la electrónica, nuevos materiales de construcción y, en fin, en todo aquello que la ciencia puede hacer por el bienestar material de la humanidad, aunque hasta hoy sea sólo de una pequeña parte de ésta. Pero poco se piensa en su papel orientador sobre la forma de pensar y de conducirse de todas las personas; en el poder de una cosmovisión científica, realista y objetiva; en el conocimiento riguroso que permite entender los fenómenos de nuestra vida misma y de la realidad circundante. No se le ve como instrumento para la transformación de las relaciones sociales que permita a la sociedad alcanzar estadios superiores más altos de desarrollo, bienestar y concordia; tampoco como instrumento para armonizar las relaciones del hombre con la naturaleza, hoy sistemáticamente dañada, ni su gran valor potencial para enseñar a niños y adultos a comprender el funcionamiento del organismo, para mejorar la salud, haciendo conciencia del daño que causan los alimentos chatarra, las drogas, el alcohol o las adicciones electrónicas.

Por otra parte, se ha deformado el concepto de ciencia, presentándola como una maraña ininteligible de fórmulas e ideas, actividad exclusiva de especialistas, totalmente ajena al pueblo, de la que éste no necesita, ni puede, saber. Al científico, hasta con cierta intención, se le pinta como un personaje estrambótico y despistado, típicamente con lentes de fondo de botella, barbado, fumador empedernido y medio loco. Loco como Don Quijote, deschavetado de tanto leer. Conque, quien desee llevar una vida “normal”, debe alejarse de todo eso; lo grave es que el rechazo o simple desdén por la ciencia ha dejado al pueblo intelectualmente inerme, sin el medio de conocimiento más formidable que la humanidad haya creado. Al pueblo, en una palabra, no se le enseña ciencia.

El sector social más depauperado vive privado no sólo de satisfactores materiales, sino de conocimientos científicos elementales, alimento de la mente. Se le ha impedido, calculadamente, el acceso a los fundamentos de las ciencias naturales y sociales, privándole así de una concepción del mundo que le permita ubicar su lugar en el Universo y la dinámica de éste. Esta indefensión mental se ha agravado en las últimas décadas de reacción política y regresión ideológica. Han proliferado programas televisivos de adivinos; el esoterismo y el misticismo han vuelto por sus fueros y mantienen en permanente zozobra a la sociedad (ahí están, por ejemplo, las supuestas profecías de los mayas sobre el inminente fin del mundo, que traen loco a medio mundo). Se ve también en las pantallas de televisión a pretendidos “investigadores” que se dedican “científicamente” a encontrar fantasmas en casas viejas; en películas aparecen ejércitos de zombies, muertos ambulantes, que invaden ciudades y pueblos sembrando el terror, etc. Aun en la más miserable librería destacan las secciones donde se ofrecen manuales de magia negra, vudú y astrología a un público lector inadvertido, privado de los elementos básicos de juicio para enfrentar tanta irracionalidad. Incluso se da el caso, cierto, de muchos profesionales dedicados a la enseñanza o la investigación, que son seguidores del más burdo esoterismo, porque no han asimilado en toda su profundidad el verdadero carácter de la ciencia: reconocimiento de una realidad objetiva, fuente de conocimiento, motivo y objeto de la investigación.

Muchas manifestaciones negativas de las relaciones sociales son motivadas por la falta de una formación científica del pueblo; fanatismo, homofobia, misoginia, xenofobia, racismo e intolerancia, ciertamente, son expresión de poderosos intereses económicos y políticos, pero encuentran un fértil caldo de cultivo en el atraso cultural. Ejemplar es el caso del cine, sobre todo de Hollywood, medio de inoculación de verdaderas locuras, en películas donde se transgreden burdamente las leyes más elementales de las ciencias naturales con la aparición de criaturas monstruosas, automáticamente rechazables para quien posee elementos básicos de genética y biología; Harry Potter (auténtica mina de oro) sigue llenando de humo la cabeza de millones de niños, haciéndoles creer en fenómenos absolutamente inverosímiles. Quien conozca las leyes objetivas que rigen al Universo, por ejemplo, los movimientos y fenómenos relacionados con los astros (por cierto, entre los hechos que más desazón causan), difícilmente caería en las trampas de tan grosero irracionalismo. En el terreno de las ideologías, las hay sumamente anticientíficas, que ignoran o niegan totalmente las enseñanzas de la historia y la economía, y transgreden arbitrariamente los principios más elementales de la lógica, formal y dialéctica. Asimismo, los discursos de casi todos los políticos están plagados de patrañas, navajas escondidas, simulación y engaño, que confunden la mente del pueblo.

Frente a este desenfreno de irracionalidad es preciso impulsar el pensamiento científico entre el pueblo, aun en quienes no hayan tenido la oportunidad de asistir a la escuela: todo hombre mentalmente sano es capaz de asimilar los fundamentos de la ciencia. Es indispensable que el pueblo aprenda a razonar científicamente, a aplicar rigor lógico a lo que observa o escucha; a discernir entre superchería y realidad. Haciéndolo así podrá mejorar su forma de vivir y de concebir al mundo y será capaz de transformarlo. Cuán necesario es en estos tiempos el espíritu riguroso, claro y objetivo de Giordano Bruno, Nicolás Copérnico, Galileo Galilei o Carlos Darwin, para ilustrar al mundo y abrirle paso a un futuro mejor.


Escrito por Abel Pérez Zamorano

Doctor en Economía por la London School of Economics. Profesor-investigador de la Universidad Autónoma Chapingo.


Notas relacionadas

Hace alrededor de 100 mil años se hicieron las primeras modificaciones a algunas herramientas que permitieron la sobrevivencia, y para lograrlo el lenguaje numérico fue fundamental.

En sólo un par de párrafos, Del Campo reseña las importantes labores que entonces realizaban los evangelistas para las mayorías de la capital de la República que no sabían leer y escribir.

Las contribuciones de Heráclito al pensamiento filosófico no se pueden exponer profundamente en un texto como el presente, pero sí es posible recuperar una, aquella que se condensa en este título.

Una sociedad modelo que Antorcha aspira a reproducir en el país, y de la que se hace muestra multidisciplinaria en esta importante Feria que demuestra cómo un pueblo organizado es capaz de compartir su creatividad artística y cultural con los demás.

¿Alguna vez te has preguntado por qué el cempasúchil tiene ese aroma tan característico? Detrás de su belleza se esconde una historia que explora los compuestos responsables de la “experiencia multisensorial” que ofrece esta flor.

Según un informe, un mexicano revisa su celular, en promedio, 142 veces y pasa más de 18 horas y 12 minutos a la semana en su pantalla.

Monitorear la evolución del rendimiento deportivo de los atletas a lo largo de las fases de preparación para una competencia es un tema que ha tomado relevancia en los últimos años, sin embargo, no todos los deportistas tienen las herramientas necesarias para realizarla con eficacia.

Muchas de las enfermedades “del mundo moderno” (cáncer, diabetes, hipertensión, asma, demencia) son producto de los “malos hábitos” alimenticios y falta de ejercicio.

La Nochebuena era una flor predilecta para los aztecas, zapotecas, zoques, chontales y totonacas.

La gran pasión científica de Pierre Laplace era establecer matemáticamente la estabilidad de nuestro sistema solar; para ello, se propuso aplicar las leyes de la gravitación de Newton y explicar ciertas perturbaciones observadas en Saturno y Júpiter cuand

Los conjuntos han estado presentes desde nuestros primeros años, como consecuencia del paradigma formalista de D. Hilbert y la influencia del grupo Bourbaki en la enseñanza de la matemática desde mediados del Siglo XX.

El sistema económico estadounidense se halla en decadencia; EE. UU. está empeñado en restituir el mundo bipolar que existió hasta la caída de la Unión Soviética en 1989; mientras, hoy en gran parte del orbe emerge un régimen de vida económico y político multipolar.

Se observaron más microplásticos en los polvos atmosféricos cerca de los centros industriales, comerciales y urbanos como: Tlalnepantla, Iztapalapa y La Merced.

La datación de las rocas es milenaria, surgieron de eventos geológicos en la génesis del sistema solar. Las capas terrestres de los primeros elementos de polvo estelar que formaron los planetas hace cuatro mil 500 millones de años.

De la obra del ingeniero Aquiles Córdova Morán presentada hace poco, destaco su gran capacidad predictiva, confirmada por el ulterior desarrollo de los acontecimientos.