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En el Valle de México, un transporte de primera y otro de cuarta
A pesar de que miles de pasajeros confluyen diariamente en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), existen dos tipos de transporte.
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A pesar de que miles de pasajeros confluyen diariamente en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), existen dos tipos de transporte. Para quienes pueden pagar, hay zonas exclusivas en la Ciudad de México (CDMX), un transporte con unidades nuevas y limpias, paraderos adecuados, vigilancia, choferes capacitados y amables. Para la mayoría, unidades viejas, malos tratos de los choferes y sin ninguna garantía de seguridad.

Durante enero de 2025, en el sistema de transporte público “viajaron 228.3 millones de pasajeros por los sistemas de transporte urbano”, de los cuales “163.2 millones, cantidad 1.4 por ciento mayor que la del mismo mes de 2024”, corresponden a la ZMVM, con los “63 unidades político-administrativas: 16 alcaldías de la CDMX, 45 municipios del Estado de México (Edomex) y dos de Hidalgo”, lo que representa el 71 por ciento del transporte urbano nacional; el sistema de transporte institucional únicamente trasladó al 29 por ciento, según la Estadística de Transporte Urbano de Pasajeros (ETUP) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). 

Esto significa que, para llegar a sus lugares de trabajo, la mayoría lo hace mediante el transporte público. Cada usuario deja en el trayecto muchas horas de su vida. Uno de ellos es don Eugenio Méndez, quien se traslada desde Ixtapaluca, Edomex, a la zona de Vallejo, y pierde casi siete horas diarias en su movilidad. 

Un transporte de primera… otro de cuarta

En la CDMX, las rutas del transporte público establecen paradas precisas, la mayoría tiene una cubierta para proteger a los viandantes del Sol y la lluvia; algunas cuentan con vigilancia de la policía capitalina; las unidades son de reciente adquisición, lucen limpias, sus ventanas no están cubiertas con un plástico para sustituir algún vidrio roto ni las puertas están detenidas con un bote o bidón que a veces lleva agua, por si se calienta el motor; sus operadores están impecablemente uniformados y, las más de las veces, reciben al pasajero con un saludo de cortesía y hasta se esperan a que aborde la unidad; no llevan macheteros que anuncian su destino y, de paso, hacen las funciones de cobrador.

En la avenida Mariano Escobedo, que atraviesa las exclusivas colonias Anzures y Polanco, principalmente, las calles no huelen a puesto de fritangas, el comercio semifijo se ejerce en estructuras movibles y limpias; en su alrededor no hay residuos de grasa, los tacos más baratos, los de canasta, cuestan 10 pesos; los de tamales tampoco ocupan media calle, no tienen un bracero humeante; los puestos semifijos son imperceptibles; las avenidas lucen limpias, arboladas, con edificios corporativos de importantes trasnacionales, deportivos con membresías de alto valor, los condominios albergan a gente pudiente; aquí no hay casas de cartón ni calles polvorientas, no se padece la falta de agua potable y la energía eléctrica se suministra con regularidad.

El transporte corresponde a esta exclusiva zona comercial y habitacional, aunque es el mismo que se utiliza en toda la CDMX, bajo el subsidio del gobierno capitalino y su red de transporte operada por empresas paraestatales descentralizadas del gobierno, como el Metro, Trolebús, Transporte de Pasajeros de la Ciudad de México (RTP) o el Metrobús, por ejemplo. 

En el transporte público que circula por las históricas colonias de la alcaldía Miguel Hidalgo no se suben jóvenes tatuados convertidos en excelentes agentes de ventas de cuanta baratija, eso sí, con la aclaración de que no se suben “como la maña”, a quitarles sus pertenencias, al grito de “ya se la saben”; no, tampoco se suben payasos, comediantes, cantantes, o todo género de improvisados artistas a ofrecer algo de distracción a cambio de “una moneda que no afecte su economía”.

En las unidades que circulan en esta ruta exclusiva, seguimos en Mariano Escobedo, no se escuchan, a todo volumen, corridos tumbados o reguetón; tampoco hay letreros de “la banca es para cinco”, aunque en realidad quepan sólo cuatro pasajeros, ni están decoradas con un grafiti erótico, ni equipadas con bocinas de las sale ruido estridente.

Sólo el 25 por ciento de los viajes corre por cuenta de las paraestatales como Metro, Metrobús, Mexibús, RTP, Trolebús o Cablebús; tres cuartas partes de los viajes son cubiertas por empresas pertenecientes a particulares, de acuerdo con la Encuesta Origen Destino en Hogares de la Zona Metropolitana del Valle de México, también del Inegi. Ésta, señala que el 82.1 por ciento se movilizó mediante “combis” y el 17 por ciento en microbús. 

Las condiciones de las unidades de transporte concesionadas por particulares son muy diferentes a lo que ofrecen las paraestatales, tanto en los municipios integrantes de la ZMVM como las alcaldías de la CDMX. Las combis o microbuses son, en su mayoría, unidades viejas, que no reúnen los requisitos mínimos para garantizar un servicio cómodo y eficiente al pasajero.

El transporte particular en el Edomex: caro y malo

La diferencia del precio del transporte es otro de los grandes beneficios de las empresas concesionadas a particulares, que obtienen jugosos ingresos por prestar un servicio deficiente. El costo del pasaje en la CDMX va de los cuatro a los nueve pesos. Por ejemplo, para viajar de Xochimilco a la Alameda de Oriente, en la ruta 47A de la RTP, un recorrido de casi 27 kilómetros, cuesta cuatro pesos, en tanto que un microbús, en los municipios conurbados de la ZMVM, cobra 12 pesos por apenas una cuantas calles; es el costo mínimo del pasaje en los municipios y ciudades mexiquenses; un recorrido similar en el RTP, con una distancia semejante, del metro Zaragoza en la CDMX a Chalco, cuesta 25 pesos, ocho veces más que en el precio de la paraestatal.

Pero el mismo transporte de los municipios de la ZMVM, una vez que ingresan a la CDMX, cuesta seis pesos, 50 por ciento menos que en Hidalgo y Edomex: es la misma combi, microbús o autobús, no cambia nada, salvo el precio.

Para los poseedores de la credencial del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam) viajar en la CDMX es gratuito, beneficio que no se obtiene en el transporte del Edomex, incluido el que opera la paraestatal mexiquense; el Mexibús no reconoce este beneficio: los nueve pesos, costo del viaje de este transporte, es parejo para niños, jóvenes, adultos y adultos mayores, que pagan lo mismo; “aunque los lleven en las piernas”, exige un anuncio contundente al interior del transporte.

En la capital del país, los 29 mil 128 microbuses registrados, con base en la información de la Secretaría de Movilidad (Semovi), representan una cifra muy superior a las mil 360 unidades que dependen de las paraestatales públicas, como el Metro y el Metrobús; siete mil 238 microbuses tienen una antigüedad de más de 10 años, de los cuales, “dos mil 485 transportistas han recibido el bono para sustituir su unidad de 2018 a 2023; y la mayoría de éstas ya fueron chatarrizadas”, de acuerdo con La Prensa, cantidad muy distante de los cinco mil 800 bonos anunciados para la sustitución de los microbuses viejos de la CDMX. 

A pesar de la información vertida por las dependencias y los medios impresos, el transporte público enfrenta una realidad diferente. Durante el recorrido del Metro Martín Carrera se pueden apreciar unidades “hojalateadas” y recién pintadas, con asientos revestidos y más arreglos para trasladarse de las “rutas 17 y 18 a la altura del paradero de Martín Carrera”; es decir, los usuarios siguen viajando en microbuses viejos.

Pero si la inversión en unidades de la RTP de la CDMX resulta insuficiente, en el Edomex el panorama es más desolador, el gobierno del estado sólo cuenta con cuatro líneas del Mexibús; y su parque vehicular suma 275 autobuses, insuficiente a todas luces, pues según el Inegi, diariamente, 2.25 millones de mexiquenses viajan en transporte público con destino a la CDMX, por lo que sería una ilusión pensar que los autobuses del afamado sistema de transporte cubra esa necesidad; de tal suerte que el traslado de los mexiquenses a la CDMX corre por cuenta del transporte público concesionado. “De 120 mil unidades, alrededor de 96 mil transitan de manera irregular; la Secretaría de Movilidad reconoce ‘un rezago inmenso’ y fallas de la dependencia”, reportó el diario Milenio el año pasado. 

“En el Edomex, solamente dos de cada 10 unidades de transporte público que circulan en su territorio han regularizado sus concesiones, informó Gabriel Gerardo García Reyes, director general del Registro Estatal de Transporte Público, dependiente de la Secretaría de Movilidad que encabeza Daniel Sibaja”, en el mismo diario. 

Rutas irregulares, inseguridad y unidades viejas predominan en las rutas del transporte por la parte mexiquense de la ZMVM.

En 2025, el Edomex registra 17 asaltos diarios al transporte de la clase trabajadora, así cabeceó su nota ADN del 20 marzo de 2025: “Ecatepec encabezó la lista con 829 asaltos (672 con violencia y 157 sin violencia), seguido de Naucalpan con 688 casos (613 con violencia y 75 sin violencia) y Nezahualcóyotl con 450 incidentes (383 con violencia y 67 sin violencia)”, estas noticias abundan en los medios de todo tipo y en las redes aparecen historias por demás horrendas sobre lo que sucede en el transporte público; Ecatepec concentra el mayor número de incidencias.

En su boletín del 28 de enero, El partido Morena, que gobierna el Edomex, presume: “la @FiscaliaEdomex compartió información sobre el decremento del 22 por ciento en el total de delitos en el 2025 con respecto al mismo periodo del año anterior”, de ser esto cierto, en los primeros 26 días del gobierno morenista, como por arte de magia, se habrían reducido los actos delictivos con el solo arribo de la gobernadora Delfina Gómez Álvarez.

Pero es otra la realidad reportada por algunos medios que contradicen la información oficial: “El robo en transporte público del Edomex continúa incrementando. En el primer bimestre del año se registraron mil 25 robos. En enero de 2025 se cometieron 555, mientras que en febrero 470. En comparación con el año anterior, hay un aumento significativo, ya que durante el mismo periodo de 2024 se contabilizaron 969, registrando así un aumento de 56 casos, es decir de 5.77 por ciento. De los mil 25 robos que suma la entidad mexiquense, 833 se cometieron con violencia y 192 sin ella”. 

Si las cifras son alarmantes, resultarían más si consideramos que, “ocurrieron 31.3 millones de delitos: 92.9 por ciento no se denunció o la autoridad no inició una carpeta de investigación”, según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe) 2024, del Inegi. 

Éste es el otro flagelo al que está expuesta la clase trabajadora del Edomex. Asegurar su regreso a casa, llegar a sus centros de trabajo o estudio, o simplemente al lugar de entretenimiento, es “una apuesta” por la vida.

Horas perdidas en el transporte 

Hasta “cinco horas y media es el tiempo promedio que emplea una persona en cruzar la ZMVM utilizando transporte público; unas tres horas si lo hace en un vehículo particular”, según datos recabados por ONU-Habitat. Por su parte, el Consejo de Población y Vivienda 2020 reconoce 45.9 horas a la semana, en promedio casi siete horas.

Don Eugenio Méndez, con 52 años a cuestas, vive en la Unidad Habitacional Los Héroes, en Ixtapaluca; es trabajador de una empresa en la zona de Vallejo, su salario semanal corresponde a mil 500 pesos; por las mañanas ocupa tres horas en el transporte, combi, metro y autobús; sale a las cinco de la mañana si no hay contratiempos; gasta en promedio 70 pesos en ir y venir de su trabajo, una tercera parte de su salario; para su regreso tarda cuatro horas, es decir, ocupa siete horas para la ida y la vuelta de su trabajo a casa. Su salario le resulta insuficiente; su esposa y su suegra le apoyan con el gasto familiar. 

Historias como ésta se repiten por millones, “en Ixtapaluca no hay oportunidades para trabajar; las empresas han cerrado últimamente; así que tenemos que buscarle, comentó don Eugenio”. Los proyectos ciudadanos para crear fuentes de empleo en la Zona Oriente del Valle de México han sido desechados por los gobiernos de todos los órdenes y colores, como el Centro Estratégico de Recuperación Ambiental del Oriente, en Chimalhuacán o Puerto Seco, en Ixtapaluca.

Éste es el estado en el que se encuentra el transporte mexiquense en el Valle de México: autobuses urbanos, vans, combis, microbuses, viejos o ya en calidad de chatarra; un transporte caro, hasta ocho veces más que en la CDMX; e inseguro, tan sólo el primer bimestre registró mil 25 robos, 81 por ciento con violencia que, en muchas ocasiones, terminaron fatalmente.

El Edomex es la segunda entidad más rica del país, pues genera 9.1 por ciento del Producto Interno Bruto; riqueza que es generada por los trabajadores que se trasladan en un sistema de transporte sin regulación ni tacha frente a tanta infracción, sin una regulación verdadera: rutas de transporte en la ilegalidad, sin paraderos ni paradas específicas, sin vigilancia ni protección al viandante, sucias, con operadores soeces que maltratan a los usuarios y caro; donde nacieron o viven mexicanos que no tienen el privilegio de vivir en las zonas exclusivas, como Polanco o Anzures. Solamente unidos, los trabajadores pueden cambiar su suerte, los que viven y comparten su vida tantas horas en ese pésimo transporte. 


Escrito por Alejandro Torres

Colaborador.


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