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La trata de personas es un delito que consiste en traficar seres humanos con el fin de explotarlos económicamente para obtener beneficios directos de dicha explotación.
La prostitución forzada es una de las formas más visibles y lacerantes del tráfico de personas, aunque existen diez modalidades más: esclavitud, condiciones de servidumbre, explotación laboral, trabajos forzados, mendicidad forzada, matrimonio forzado, tráfico de órganos o tejidos de seres humanos vivos, experimentación biomédica ilícita en seres humanos, adopción ilegal de menores de edad y uso de menores de edad para actividades ilícitas.
Si se habla de explotación sexual, en México este crimen adquiere particularidades: generalmente las víctimas son mujeres. Según datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, las mujeres son las víctimas en el 90 por ciento de los expedientes judiciales, y un 10 por ciento es abarcado por hombres, que son mayoritariamente niños sometidos a redes de prostitución infantil. Además, el 70 por ciento de las víctimas de este delito son indígenas, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Esto evidencia la intersección entre género, clase y etnia en la dinámica de la explotación.
Estos datos expresan el tipo de relaciones de un sistema que convierte a las personas en mercancías. Carlos Marx tiene un análisis fundamental al respecto:
“¿Qué es un esclavo negro? Un hombre de la raza negra. Sólo se convierte en esclavo en determinadas relaciones. Una devanadora de algodón es una máquina para devanar algodón. Sólo se convierte en capital en determinadas relaciones. Arrancada de esas relaciones no es capital, igual que el oro en sí no es dinero ni el precio del azúcar es azúcar” (Karl Marx, 1971.b, p. 28).
Dicha cita de Marx ha sido retomada múltiples veces para explicar cómo se constituyen las relaciones sociales. De acuerdo con el filósofo alemán, una persona esclavizada no siempre ha sido esclava, sino que se convierte en tal sólo bajo determinadas relaciones sociales, que son las que se desarrollaron fundamentalmente en el esclavismo. Dice Marx, además, que una máquina no es capital en cualquier circunstancia, sino sólo bajo determinadas relaciones sociales: las relaciones capitalistas, constituidas por la propiedad privada de los medios de producción, el trabajo asalariado y la plusvalía (el excedente de ganancia producido por el trabajador pero que se queda en manos del dueño de los medios de producción). Sin los elementos esenciales del capitalismo, sería imposible que se concibiera a una máquina como capital o, bien, sería imposible concebir al oro o a las monedas como dinero. El dinero y la máquina, en sí mismos, no son dinero ni capital, adquieren esas denominaciones sólo bajo las determinadas relaciones sociales capitalistas.
Son, pues, determinadas relaciones sociales y económicas las que posibilitan que una persona sea una esclava o que un obrero sea explotado; cada elemento corresponde a sus circunstancias históricas, a su contexto económico y social.
Gayle Rubin, socióloga estadounidense, retomó a Marx para comprender la situación del tráfico de las mujeres, específicamente bajo el capitalismo, considerando las relaciones económico-sociales que posibilitan que la mujer sea considerada mercancía. Rubin, como Marx, afirma que sólo bajo ciertas relaciones sociales, las mujeres se transforman en algo más que mujeres: ya sea en amas de casa, esposas, objetos de comercio, prostitutas o esclavas.
En el capitalismo, el cuerpo y el trabajo de hombres, mujeres, niños y niñas, se inserta en un engranaje económico donde predominan la desigualdad y la opresión; las personas asumen roles que las cosifican: su cuerpo es comercializado y violentado. Así, la prostitución forzada o el tráfico de órganos, no son crímenes aislados, son expresiones de un sistema que mercantiliza la vida humana. Combatir la trata de personas exige, entonces, transformar las relaciones sociales que la hacen posible, cambiar radicalmente el sistema capitalista.
El Estado, como todo, es un producto contradictorio del desarrollo humano.
Como se ve, el camino de la ciencia nos somete a una práctica difícil y de crítica constante, de revisión de postulados y de abandono de viejas posturas que no se ajusten a la realidad.
La explotación de las mayorías es una condición "sine qua non" para el capitalismo; sólo al eliminar la explotación y las injusticias de este sistema cualquier persona podría no depender de la necesidad de trabajar para subsistir, es decir, ser ciudadano.
Estas disquisiciones a las que nos invita Braudel no son sólo un entretenimiento intelectual.
En este artículo se explica por qué sostener que el arte es un reflejo de la sociedad, así a secas, distorsiona y mutila el papel de la actividad artística y de los artistas.
La tenacidad en su trabajo le acompañó hasta una edad muy avanzada.
La vida digna que defendía Sócrates es aquella en que la justicia guía nuestras decisiones. Su muerte no fue una derrota, se trató de una reafirmación de su entrega por una vida mejor.
No sólo se trata de contemplar el elemento transformador, sino de transformar conscientemente: se requiere praxis.
La crítica marxista es, además de un juicio que expone los problemas del capitalismo.
El arte le ha servido a la Iglesia, a las élites económicas y políticas y ahora sólo a los propios artistas. Como tesis, el arte renacentista cumplió su función de adoctrinar, pero fue superado con la síntesis que realizó el muralismo mexicano.
La filosofía no es un adorno, merece que se le reconozca su capacidad de estudio de la realidad, su utilidad en el más amplio sentido de la palabra, pues la humanidad la necesita para manifestarse como tal. Olvidar a la filosofía es condenarnos a las sombras...
La presencia del Cota moderno en Tomis causa mucho menos extrañeza que la provocada por Ovidio dos mil años antes.
La ideología cumple un doble objetivo: aliviar la consciencia de los hombres y someterlos a las exigencias de un sistema que requiere de ellos trabajo y obediencia.
El marxismo es la verdadera filosofía de la praxis porque su interpretación del mundo coincide con las necesidades de éste y reclama en consecuencia una acción política.
Quienes se desenvuelven en el ámbito teórico son marginales en la transformación social si no tienen una fuerza popular con la cual fundirse.
Escrito por Betzy Bravo García
Investigadora del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales. Ganadora del Segundo Certamen Internacional de Ensayo Filosófico. Investiga la ontología marxista, la política educativa actual y el marxismo en el México contemporáneo.