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Barras y estrellas, de William Boyd
La obra es una aguda crítica a la cultura popular de E.U. La hace mediante un investigador británico de artes plásticas, a quien una galería comercial de Nueva York contrata.
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Este escritor, nacido en Agra, Uganda, 1952, pero de ascendencia étnica y formación social-académica escocesa, es autor de 15 novelas, guionista y director de cine y televisión, una obra de teatro y varios libros de cuentos. Sus rasgos literarios más relevantes están en la ironía y la búsqueda de los incidentes y accidentes de mayor presencia en las personas; así como de la capacidad que algunas de éstas tienen para crear, improvisar, mentir y contradecirse. De ahí que los textos de Boyd sean muy críticos y colmados de humor satírico.

Tales habilidades están desplegadas en Barras y estrellas (1984), aguda crítica a la cultura popular de Estados Unidos (EE. UU.). La hace mediante un personaje que es investigador británico de artes plásticas –pintura europea antigua y moderna, específicamente la impresionista– a quien una galería comercial de Nueva York contrata para que trabaje como tasador de cuadros pictóricos adquiridos de propietarios individuales. Henderson Dores acepta la oferta porque desea “hacer América” en la excolonia británica para superar sus conflictos más íntimos.

A solo seis meses de operar como evaluador en esa empresa, recibe la encomienda de trasladarse a una población rural (Luxora Beach), Atlanta, Georgia, entidad sureña de EE. UU., para tasar una colección de pinturas holandesas y francesas que pertenece a un exmillonario (Loomis Gage) que desea venderla para resolver sus problemas financieros. Este personaje había sido el inventor original de los modelos de parking más novedosos después de la Primera Guerra Mundial.

Esta comisión, sin embargo, agravó los conflictos emocionales que Dores ya padecía con una exesposa y una amante, y a enfrentar otros de toda índole, entre ellos su despido laboral, un secuestro y una amenaza de muerte. La mayoría de estos problemas se debieron a que desconocía el “modo de ser provinciano” del ciudadano común estadounidense, en el que siempre encontró el típico rechazo hacia las personas provenientes de la metrópoli europea, en su caso Inglaterra.

Buena parte de las escenas de Barras y estrellas están compuestas con este tipo de actitudes, entre las que destacan la presunción “imperialista” de las clases medias gringas (tanto rural como urbana) y la creencia de que su país primero salvó a Europa del imperialismo alemán Primera Guerra Mundial (1914-1918) y 25 años después (Segunda Guerra Mundial, 1939-1946) volvió a “salvarla” del comunismo soviético. Dores advierte en los gringos insistentes mofas a su inglés “gangoso” y una queja muy frecuente: que los británicos los miran “por encima del hombro”.

La visión crítica de Boyd a la cultura popular y política de la población mayoritaria de EE. UU. parece haber sido escrita para evidenciar el reciente éxito político-electoral de Donald Trump, el ricachón ignorante, grosero y tonto que ya gobernó ese país durante cuatro años y que podría volver a hacerlo en 2024.


Escrito por Ángel Trejo Raygadas

Periodista cultural


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