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Las obras públicas de los gobiernos de Morena despiertan muchas suspicacias porque son pésimas desde su planeación, construcción y, una vez concluidas o a medio terminar, arriesgan la vida de los usuarios o de los habitantes cercanos.
La prueba más reciente se produjo la tarde del martes 16 de enero en la alcaldía Álvaro Obregón de la Ciudad de México (CDMX), en cuyo tramo se construye el Tren Interurbano México-Toluca, donde un bloque de concreto se desplomó y derribó una estructura para finalmente caer sobre dos vehículos automotores en los que, por fortuna, no había personas a bordo.
¿Por qué hay tantos accidentes en las obras que desarrollan los gobiernos morenistas? Según estadísticas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en 2021, el tercer año de este sexenio hubo 305 mil accidentes laborales en el país, de los cuales 24 mil ocurrieron en el rubro de edificación; esto indica que tal industria genera más riesgos, ya que cada 18 minutos se suscita un accidente y en promedio ocurre una muerte diaria.
Sin embargo, estos altos índices de inseguridad laboral no han despertado en las autoridades ningún interés por hacer que las empresas constructoras brinden mayor protección a los trabajadores de esta rama industrial para evitar que vecinos, peatones y automovilistas sean víctimas frecuentes de lesiones leves, graves y mortales.
Además, es necesario que se supervisen bien las labores de construcción de las empresas encargadas de ejecutar obras privadas o públicas para que cumplan con los estándares internacionales mínimos y se evite que, por la prisa o el afán de lucimiento político-electoral de los gobernantes, se utilicen cuando aún no están terminadas o hasta que sea probada su seguridad estructural.
Es urgente la aplicación de tales medidas de seguridad, porque la pésima gestión del gobierno morenista en la CDMX, con su manifiesta incapacidad para hacer bien las cosas, ha puesto en peligro la vida de los capitalinos en reiteradas ocasiones, como lo evidenció el accidente en el Tren Interurbano, atribuido a la falla de una grúa para ocultar la falta de supervisión en las tareas de construcción.
Recordemos que esta obra fue iniciada hace cinco años y que hasta ahora no ha sido concluida, ¿por qué? Porque Morena hace todo mal. Recordemos que, en mayo de 2021, se cayó un tramo de la Línea 12 del Metro (¡sí, la “línea dorada” que Marcelo Ebrard inauguró de “prisa” en 2012!) accidente en el que hubo 26 muertos y más de 80 heridos.
En ese fatal siniestro, considerado el más grave en los 54 años de vida del Metro –que pudo evitarse si se hubieran atendido a tiempo las denuncias de los usuarios y los vecinos del área donde se cayó el tramo elevado–generó mucha inconformidad contra el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), a quien se atribuyó la responsabilidad principal del percance, ya que inmediatamente brindó protección política a la entonces Jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum Pardo, quien hoy anda muy ocupada en su campaña para ocupar el Palacio Nacional.
Los dos accidentes son parte de un problema generalizado, porque muchos de los males que sufre el país son como las “siete plagas de Egipto”, tienen su origen en manipulaciones políticas o humanas: recortes presupuestales y, entre otras, la falsa “austeridad republicana”, a la que se debe la ausencia de recursos suficientes para la supervisión y ejecución eficiente de las obras públicas, como lo percibió 82.7 por ciento de los mexicanos cuando atribuyó la tragedia de la Línea 12 a la negligencia de las autoridades.
Hoy es más claro que el partido guinda no sabe gobernar: en 2021 se le cayó un tramo del Metro de la Línea 12; hace unos días colapsó una pieza de concreto del Tren Interurbano y desde diciembre de 2018 se le está cayendo el país mientras crece y se profundiza la pobreza y la desigualdad, la inseguridad, el desempleo, la mala educación, la pésima atención a la salud y el olvido absoluto de la construcción de obras de servicio público básico en municipios marginados.
El accidente recién suscitado en la CDMX debería abrir los ojos a muchos mexicanos que aún no advierten que el origen y el agravamiento de los problemas del México actual se deben al pésimo gobierno de Morena y de AMLO, y al de Sheinbaum Pardo en la capital de la República, a quien desde 2018 solamente le importa encumbrarse en el poder presidencial que su maestro y padrino pretende heredarle.
Con un Presidente que no corrige nada y no hace caso a nadie, que viola constantemente la ley y usa los recursos del Estado para imponerse a costa del sufrimiento del pueblo, el único remedio radica en quitarle el poder que el pueblo le prestó temporalmente. La tarea ciudadana del momento consiste en quitar a Morena de los poderes federal, estatal y municipal mediante el uso consciente del voto y colocar en esas posiciones a gobernantes que realmente trabajen al servicio de todos. Por el momento, querido lector, es todo.
La Ciudad de México se quedará en semáforo naranja la próxima semana, de acuerdo con el Gobierno capitalino, e incluso con alerta.
Gobierno federal los contrata y hoy los desconoce.
Nadie que no cierre voluntariamente los ojos puede negar que la situación actual en ambos casos es hoy igual o peor que en el pasado reciente.
Sin crecimiento económico y una reforma fiscal progresiva, fallarán los planes de gasto e inversión de Claudia Sheinbaum.
El gobierno de AMLO se está quedando sin dinero para inversión de la gran infraestructura nacional.
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Parecen hoy recordarnos que inicia un año electoral, y que los pleitos internos en los partidos políticos no dejan casi esperanza de que pueda formarse a tiempo un frente común.
En un escenario de descomposición social como el actual, el cariño de la madre navega a contracorriente porque sus brazos no logran proteger a los hijos ante los males de nuestro tiempo.
La “democracia” gringa ha entrado en una crisis, que a su vez revela una profunda polarización social entre los WASP (Blancos, Anglosajones y Protestantes) y los que quieren un gobierno que incluya en las decisiones del gobierno a las minorías raciales.
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PAN probó un proyecto para asegurar que al menos una mujer participe en el proceso de renovación de su dirigencia nacional.
“Las dos personas cumplen objetivamente y a cabalidad los presupuestos establecidos, tanto en las reglas básicas como en la metodología establecida, para garantizar una moderación imparcial", señaló el INE.
“Los jóvenes nos quedamos aquí con la ola de violencia y con su negligente y criminal política de abrazos para los criminales y balazos para los jóvenes (…) por supuesto que nos da miedo, hoy estamos exigiendo lo más básico: que nos dejen vivir”.
Escrito por Miguel Ángel Casique
Columnista político y analista de medios de comunicación con Diplomado en Comunicación Social y Relaciones Públicas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).