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En mayo pasado, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presentó un plan para que los precios de cerca de 20 productos de la canasta básica se mantuvieran sin cambios significativos; lo llamó Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC) y está conformado con las siguientes medidas: liberar de aranceles a algunas mercancías de consumo básico cuyo precio bajaría, pero con cargo a la pérdida de ingresos del Gobierno Federal por no cobrar aranceles. Estos productos son aceite de maíz, arroz, atún; carnes de cerdo, pollo y res; cebolla, chile jalapeño, frijol, harinas de maíz y trigo, huevo, jabón de tocador, jitomate, leche, limón, maíz blanco, manzana, naranja, pan de caja, papa, pasta para sopa, sardina, sorgo, trigo y zanahoria (Forbes, México, 26 mayo 2022).
Una señora humilde, ama de casa de una colonia de Texcoco, me comentó preocupada que fue a la tienda a conseguir pan Bimbo y que el paquete le costó 50 pesos, que una semana antes la había costado 42 pesos, es decir, que había tenido un alza de precio escandaloso; y cuando el 19 de julio fue a comprar pollo, el precio del kilogramo estaba por encima de 100 pesos, a diferencia de los 70 pesos que costaba días antes. “Ya no me alcanza”, lamentó con un aire de desesperación, rabia y descontento. Ésta es la realidad que están sufriendo los mexicanos; ésta es la situación a la que están condenados millones de mexicanos por las malas decisiones del gobierno morenista de AMLO y que demuestran fehacientemente el fracaso del PACIC para perjuicio de los hogares más humildes del país.
En los primeros días de junio de este año, nuestro dirigente nacional, el ingeniero Aquiles Córdova Morán, anticipó el fracaso del plan antiinflacionario de AMLO y su partido, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena); porque después de analizarlo con detalle, lo hizo pensar que el PACIC había sido elaborado como “una maniobra mediática de corte electorero con vistas a la lucha por la Presidencia de la República en 2024”, ya que advirtió que carecía de bases científicas sobre “el carácter excepcional, complejo y difícil de explicar de la inflación mundial actual”. Es decir, el plan no consideró el alza de los precios mundiales de los fertilizantes, los combustibles y otros costos de producción de las mercancías básicas, como los cereales y algunas industrializadas. Por ello, el PACIC no ha logrado detener los efectos de la crisis y el gobierno de AMLO y Morena siguen sin ofrecer a los mexicanos una solución a los problemas más graves que enfrentan los más desprotegidos de México.
Para demostrar que las apreciaciones de nuestro dirigente tienen un carácter científico, que fueron formuladas con base en una crítica certera y que, por lo mismo, deberían ser atendidas por el pueblo de México como guía para razonar y actuar en consecuencia, hablaremos de la ausencia del famoso PACIC en el mercado nacional. En este análisis utilizamos información de la Dirección General de Abasto, Comercio y Distribución de la Secretaría de Desarrollo Económico del gobierno de la Ciudad de México –que nada tienen que ver con “la oposición” ni con los “conservadores”– de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPC) y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
El periodo del análisis se refiere al 1° de abril de 2022, un mes antes del inicio del plan antiinflacionario, y el pasado 17 de julio. Se citarán los precios promedio y las medidas de peso y cantidad. Por ejemplo, el aceite mixto pasó de 42.5 pesos a 51.5 pesos, es decir, aumentó nueve pesos, cifra equivalente al 21 por ciento; el arroz largo pasó de 18 a 20 pesos, incremento de dos pesos (11 por ciento); el azúcar estándar se redujo de 40 a 38 pesos (dos pesos y cinco por ciento menos); la harina de trigo pasó de 20 a 22.5 pesos (2.5 y 12.5 por ciento más); el frijol flor de mayo disminuyó de 28.5 a 27 pesos, 1.5 pesos y cinco por ciento menos. El huevo y el pollo han reportado la mayor alza en sus precios en lo que va de julio, con aumentos del 39.9 y 176.9 por ciento respectivamente, según datos de la ANPEC (Milenio, 13 de julio de 2022).
“La inflación en México durante junio llegó al 7.99 por ciento por los incrementos en los precios de alimentos y bebidas”, informó el Inegi; y según la agencia informativa latinoamericana Infobae (19 de julio de 2022) “la economía mexicana, duramente golpeada por la pandemia, se desplomó 8.4 en 2020, posteriormente se recuperó en un cinco por ciento en 2021; y para este año los analistas consultados por Banxico esperan una expansión de apenas un 1.8 por ciento. Es decir, no se recuperará el nivel anterior a la crisis sanitaria”.
Diarios internacionales, como el Deutsche Welle (DW) en español, advierten que una crisis alimentaria amenaza al mundo y que “pese a que la producción en América Latina alcanzaría para alimentar a toda su población, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) prevé que la región atravesará una de las crisis más agudas de su historia en materia de inseguridad alimentaria, como consecuencia de la guerra en Ucrania”. Esta guerra, por cierto, ha sido provocada por el gobierno de Estados Unidos (EE. UU.) y otros países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que han decidido golpear al mundo para defender los intereses de grupos neonazis en Ucrania y personajes como el hijo del actual presidente estadounidense.
Estamos, pues, en una crisis inflacionaria que apenas comienza y tomará dimensiones no vistas en los últimos años; en México podría resultar mucho peor porque tenemos un gobierno que actúa con base en ocurrencias y necedades, que carece de rumbo y está llevando el país a la deriva y el hundimiento. En las actuales condiciones de crisis, amables y pacientes lectores, ¿qué les preocupa más a ustedes? ¿Tirar la Estatua de la Libertad de Nueva York o que bajen los precios de los alimentos en nuestro país? Pues, como a todos los mexicanos nos consta, al Presidente solo le preocupa lo primero y, por supuesto, no le interesa en absoluto que el PACIC, su programa “antiinflacionario”, sea un fracaso.
Los productos de la canasta básica serán más costosos y más difíciles de adquirir para las mayorías, siendo la carne y las frutas los productos que más se han encarecido en el lapso de un año.
Entre sus consecuencias económicas, significa un riesgo para la profundización de la pobreza y la desigualdad en el país.
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Entre los productos y servicios que más se encarecieron destacan los servicios turísticos en paquete y el transporte aéreo.
Como afirma la izquierda mundial y los países enemigos del mundo unipolar, la derrota de E.U. en Afganistán es una buena noticia, porque es la derrota de las ambiciones del imperialismo norteamericano por dominar todo el planeta en su provecho exclusivo.
Productos como el pollo, la carne de res y la vivienda impulsaron el índice inflacionario, que superó el estimado de analistas.
Cuauhtémoc Rivera Rodríguez, dirigente de la Anpec, dijo que la inflación anual de 2021 será por los menos del ocho por ciento y que en la “cuesta de enero” de 2022 habrá aumentos en los precios de los productos básicos.
El banco central dejó sin cambios su tasa de referencia, pero alertó sobre el posible aumento de la inflación y el desempleo.
Las tasas altas, aunque necesarias para controlar la inflación, podrían poner en peligro la estabilidad financiera de las instituciones bancarias.
El SAT anunció un aumento de impuestos y multas para el próximo año, debido al ajuste anual de la Unidad de Medida y Actualización (UMA).
Las medicinas dermatológicas y cardiovasculares también presentaron alzas significativas.
En el lanzamiento oficial de su plan “antiinflacionario”, López Obrador incluyó un anuncio y una crítica contra un funcionario federal que servirán como “pretexto” para obstaculizar su compromiso de reducir el precio de los alimentos.
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La inflación en México registró un incremento, alcanzando una tasa anual de 4.69 por ciento en la primera quincena de octubre, según información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Los bajos salarios y la falta de empleo limitan la compra de la canasta básica, un problema que afecta cada vez a más familias sin que AMLO cumpla con su compromiso de garantizar la seguridad alimentaria.
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Escrito por Brasil Acosta Peña
Doctor en Economía por El Colegio de México, con estancia en investigación en la Universidad de Princeton. Fue catedrático en el CIDE.