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El COVID-19 asola a México. Es indudable e innegable y, cada vez, cobra más vidas. Sin embargo, las cifras oficiales de muertos parecen pequeñas, dan la impresión de que se está haciendo algo, que existe la capacidad y la preparación suficientes para afrontar, con visos a la victoria la pandemia. Y esta imagen de aparente estabilidad y control contrasta abruptamente con las denuncias de médicos, enfermeras, camilleros y personal administrativo, de gobernadores ajenos al partido en el poder y, a últimas fechas, también de la ciudadanía respecto a que no se está haciendo lo suficiente para evitar que aumente el número de contagios, tratar a los contagiados y proteger a los que día con día arriesgan sus vidas en la lucha contra el coronavirus.
En entrevista, un médico que está en primera línea, combatiendo el coronavirus, nos relata las condiciones en las que se encuentran. Aún existe el temor a represalias, por ello omitimos su nombre y centro de trabajo, pero es necesario conocer como enfrentan la pandemia, cuál es la verdadera situación por la que está atravesando México. La finalidad es informar a la ciudadanía, y hacerla consiente sobre su papel que deben tomar en solidaridad con los médicos. No daré nombres ni datos personales por las razones arriba descritas.
La versión que da el Gobierno dista bastante de la que manejan los medios respecto a cómo se está tratando y controlando el coronavirus.
-La verdad la situación en los hospitales públicos es verdaderamente triste. No nos dan insumos básicos y no se toman las medidas de precaución ni protección de calidad mínimas para evitar el contagio y la propagación del virus. Las medidas básicas de protección las toma cada uno, porque el hospital no se hace cargo. Es más, la institución, hasta la fecha, nos sigue dando solamente cubrebocas desechables, los cuales tienen un tiempo de utilidad de una hora; sólo proporcionan cubrebocas N95 cuando nos toca turno en el covitario (área asignada para tratar pacientes con COVID). El personal de salud, pues, está completamente expuesto y no se hace algo para darnos aunque sea la protección básica que dicta la OMS.
¿Cómo están atendiendo y distribuyéndose a los pacientes? O, más bien, ¿cómo han organizado el trabajo en los hospitales a partir del brote de la pandemia?
-Primero, sí quiero dejar claro que los residentes, que somos los médicos que estamos cursando una especialidad, somos los que estamos más desprotegidos y expuestos. Los médicos de base cuentan con derechos salariales, con apoyos, horas, cargas mínimas, etcétera. Los internos, que son estudiantes de medicina cursando su penúltimo año en algún hospital del país haciendo prácticas, tienen la protección de la universidad a la que pertenecen, pues ésta es responsable de ellos; por eso, cuando varias universidades vieron que en diversos hospitales del país no se estaban tomando las medidas sanitarias adecuadas y que, además, muchos internos estaban contagiándose (esto es porque siempre hay internos asignados en Urgencias, es decir, son el primer contacto de los nuevos pacientes), decidieron retirarlos. Eso hicieron todas las universidades del país; actualmente, no hay internos (a menos que vayan voluntariamente) trabajando en ningún hospital de México. Pero a los residentes no se nos está protegiendo ni como médicos ni como estudiantes, es más, no estamos siquiera catalogados como trabajadores oficiales. Nosotros no podemos decidir dejar el hospital por la falta de protección médica; no podemos decidir no atender a todos los pacientes que nos asignan porque eso puede afectar nuestra estancia en la especialidad; y tampoco tenemos un salario que nos permita comprar los insumos básicos necesarios para nuestra protección. Nosotros no tenemos de otra que quedarnos aquí, prácticamente siendo los más expuestos.
Más o menos la distribución es: a cada residente le toca atender entre 20 o 30 pacientes; y, aunque es un trabajo que hacemos con mucho gusto, no puedo dejar de señalar que es demasiada carga, son muchos pacientes a cargo de una persona. Y ahora toca atender a los pacientes con COVID-19 y a los que de por sí ya atendíamos por otras enfermedades. ¿Por qué así? Bueno, cabe recordar, a ese efecto, la reducción de personal médico que realizó la 4T el año pasado. Después, al estallar la pandemia en México, se dio incapacidad a gran parte del personal mayor de 60 años y a todos los que padecían enfermedades crónico-degenerativas, pues son los más vulnerables. Y, finalmente, los médicos que se quedaron pero que tienen factor de riesgo evitan acercarse a los pacientes o tratar con ellos, y no porque sean egoístas o no quieran ejercer su profesión, sino porque saben que no están protegidos, que pueden contagiarse en cuestión de segundos. Están temerosos, y entonces, somos los jóvenes los que estamos entrando en contacto directo con los pacientes, con riesgos innecesarios (porque se podrían subsanar si nos dieran insumos) para nuestra propia salud.
¿Ha habido casos de coronavirus en el hospital en donde trabajas?
-Todos los días. El caso más delicado, sin embargo, sucedió hace no mucho. Tres enfermeros tenían a su cargo un pabellón completo con pacientes internados ahí por diferentes afecciones (enfermedades complicadas, además). En algún punto, los enfermeros comenzaron a sentirse mal, a presentar síntomas típicos de coronavirus y se les realizó el examen (es muy probable que lo hayan adquirido en otro hospital, porque los enfermeros, al ser tan mal pagados, tienen la necesidad de doblar turnos para subsanar sus gastos), el cual dio positivo. Desde el momento en que presentaron síntomas, se les mandó a su casa y se impusieron cuarentena. Sin embargo, en cosa de un día dos pacientes de ese pabellón comenzaron a presentar síntomas de sospecha de COVID-19; se les practicó el examen y, como se esperaba, salió positivo. Uno de ellos ya era paciente dependiente de ventilador mecánico y no resistió: murió esa misma noche; el otro comenzó a complicarse rápidamente y se tuvo que intubar, pero tampoco aguantó: murió a la mañana siguiente.
Comento este fenómeno por la forma en que actuó el hospital en esa circunstancia. Primero, en cuanto se dio de baja a los enfermeros contagiados, nos mandaron al pabellón a revisar a los enfermos; nosotros pedimos que nos dieran cubrebocas N95 para protección, pero nos los negaron. Además, en cuanto se supo que dos pacientes también se habían contagiado, se nos indicó tramitar las altas del resto de los pacientes de ese pabellón. Como es de esperarse de cualquier hospital público, todos ellos eran personas de escasos recursos, a los que se les dio de alta de una zona que tenía ya casos confirmados de COVID-19 sin saber siquiera si ellos estaban o no contagiados; a eso hay que sumar que seguramente tomaron el transporte público para irse a sus casas, en donde los esperarían sus familias, pobres también, hacinadas en espacios de 4x4 o más pequeños. Te pregunto: ¿qué crees que pasó, entonces?
¿Cómo se maneja a los pacientes con coronavirus?
-Al menos durante la primera y segunda fase, cuando llegaban pacientes a urgencias con síntomas de sospecha de COVID, así fueran graves, no se les hacía la prueba desde un inicio, sino que se ingresaban con diagnóstico de “Neumonía atípica”. Realmente es hasta que el paciente comienza a complicarse cuando, finalmente, se le hace la prueba, pero, mientras, éste ya estuvo en contacto con personal médico sin EPP (Equipo de Protección Personal).
El Gobierno dice que, en el país, hay aproximadamente 712 (al día 20 de abril) muertos por COVID-19. ¿Estas de acuerdo?
-El número de muertos que se informa es la sumatoria de lo que supuestamente reporta cada hospital. Pero ya decía antes que hay muchísimos casos que ni siquiera se diagnostican como COVID-19, sino como neumonía atípica, y aún después de que se les hace la prueba y se confirma la enfermedad, en el archivo del paciente no siempre se cambia el diagnóstico. Esta claro, entonces, que el número de muertos está desinflado. El personal de salud tiene la certeza, y yo también, de que hay pacientes que murieron por el virus pero que no se registraron como tal. A nosotros se nos mueren pacientes por COVID-19 casi diariamente, y no uno… ni dos… Y eso que nuestro hospital no es de los peores equipados. De los hospitales públicos, los que están en peores condiciones son los de Secretaría de Salud –y yo, Libia, comento que son esos los del mentado Insabi de AMLO–, los cuales siempre están saturados y que ahora, con la pandemia, están atravesando una situación más crítica todavía. Y si a nosotros se nos están muriendo pacientes diariamente, ¿cómo estarán los demás? Está claro que esas cifras están desfasadas de la realidad, los muertos se podrían contar ya por miles. En el hospital de TTT –omito, Libia, el nombre para evitar represalias– en la Ciudad de México las muertes se están dando más aceleradamente. Y peor: no están recibiendo la atención necesaria. Está sucediendo que a los enfermos de COVID que están intubados y dependientes de ventilación mecánica prácticamente se les abandona, se les deja solos hasta que mueren porque ni el personal de salud quiere acercarse a corroborar su estado. ¿Por qué? Bueno, por un lado, por lo que ya decía arriba, que los médicos y enfermeros responsables de la atención a estos pacientes no tienen ni siquiera la protección mínima para tratarlos sin temor a contagiarse; pero ésa no es la razón principal. Se les está dejando morir, más que nada, porque la Secretaría de Salud no cuenta con los medicamentos aprobados para tratar el COVID-19, como son el Tocilizumab –que cuesta aproximadamente 22 mil pesos, por lo que la población mexicana no podría adquirirlo de manera particular–, Lopinavir –de siete mil pesos–, Teicoplanina –de dos mil pesos– y la Hidroxicloroquina –de 600 pesos–. No tenemos. ¡Vaya! ¡Hay hospitales que ni paracetamol tienen, a pesar de que el frasco no pasa de los cuarenta pesos! Y a eso hay que agregar que no se están realizando las pruebas, éstas se hacen sólo y sólo si llega un paciente con síntomas de gravedad, si no, no. ¿Así como se puede identificar a los pacientes enfermos y prevenir que se siga expandiendo el contagio? No hay manera. En este panorama, ¿es creíble que sean 622 los muertos. Claro que no.
Si el panorama está tan mal, ¿por qué no han hecho algo para exigir que se revierta la situación de los hospitales?
-Mira, esto sonará egoísta, pero tenemos las manos atadas. El sistema de salud en México, como todas las demás instituciones, está infestado de burocracia y de directivos y administradores autoritarios; no es en todos los hospitales, pero sí en la gran mayoría. Si nosotros como médicos hablamos públicamente, automáticamente seremos puestos en la lista negra y ningún otro hospital del sector público volverá a contratarnos. Y los residentes, pues estamos peor. Los residentes somos calificados, todo nuestro trabajo es calificado y si decidiéramos hacer declaraciones públicas (con nombre y todo) de la situación que estamos viviendo, nos pondrían trabas para continuar en la especialidad. Así que, ¿qué podemos hacer si estamos prácticamente contra la pared? Sólo nos queda intentar ayudar con lo que hay y lo hacemos con cariño y con la mejor disposición posible, porque finalmente por eso escogimos esta profesión.
Donde estoy trabajando, prácticamente todos los días se reune el personal de salud con los directivos por las inconformidades que han surgido a raíz de esta situación y nuestros representantes han llevado la queja, pero los directivos poco o nada hacen. Y ahí estamos, un día sí y otro también, solicitando lo justo y necesario para pasar esta pandemia con el menor número de bajas.
¿Entonces, las manifestaciones que han transmitido los noticiarios?
-Si te das cuenta, los que se han manifestado son los enfermeros, y con justa razón, pues son los que tampoco pueden dejar de tener contacto con los enfermos. Pero es curioso que siempre lo hagan en grupos grandes. Es así porque de esa forma se protegen contra el despido… si sólo se manifestaran uno, dos o diez inmediatamente los despedirían o se tomarían represalias contra ellos, pero no pueden hacer lo mismo contra todo el grupo de enfermeros, sobre todo porque la contingencia no lo permite.
En las noticias, han salido imágenes de cómo a varios médicos los bajan del transporte público o les avientan café hirviendo o cloro con el pretexto de que “van a contagiar” o “pueden contagiar” a los transeúntes. ¿Cómo han vivido esto? ¿Es cierto o las noticias están magnificadas?
-Es cierto. A mí, personalmente, no me ha tocado. Lo que sí me pasa cuando salgo del hospital es que, al tomar el transporte público, la gente se aleja lo más posible de mí, pero esto es, de cierta manera, razonable. Sin embargo, sí sé de primera mano que, en una ocasión, a dos enfermeros que iban saliendo del hospital al querer subirse al camión los pasajeros lo impidieron aventándoles huevos crudos. En ese sentido, hemos optado por salir de casa y del hospital con ropa de civil, para evitar este tipo de situaciones. Quiero decir, además, que esta situación se ha propiciado también por cómo el Gobierno maneja y habla de la pandemia, reduciéndola a nada y dejando totalmente desprotegido al personal del sector salud; si hubiera más información respecto al trabajo que estamos realizando, y un poco más de empatía de parte de la ciudadanía, nos sería más llevadero arriesgar nuestra salud por salvar a otros.
Los médicos luchan día con día contra la pandemia mientras enfrentan, por un lado, el desprecio de la ciudadanía y, por el otro, la minimización de su trabajo por parte del Gobierno federal. Hemos escuchado, de primera mano, que son ellos también los más expuestos (sobre todo, los residentes); incluso, sabemos ya que están presentándose bastantes casos de COVID-19 entre el personal médico, no por descuido de ellos, sino debido a la falta de EPP y de insumos básicos necesarios. ¿Qué haremos si, de repente, ya no podemos contar con este personal de salud que ponga en riesgo su vida y su salud por salvar la nuestra?
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Escrito por Libia Carvajal
Colaboradora