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14 de marzo: ciencia, buzos y la lucha por el #socialismo
El 14 de marzo del 2000 nació en las entrañas de" la alternancia" en el poder un periodismo militante, que "por esta postura franca y abierta de toda la vida, la de estar del lado de los desprotegidos, nuestros detractores nos han criticado fuertemente".
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El 14 de marzo es un día con muchas coincidencias en el terreno de la ciencia, de entrada, por ser bautizado como el día pi por su semejanza en su número. Veamos pues, que ha acontecido un 3/14.

Fue un 14 de marzo de 1883 el día en que el filósofo y científico más importante de los siglos XIX y XX -por la influencia de su pensamiento en la realidad social y en la ciencia-, convertido en el líder del proletariado mundial, Carlos Marx, dejó de existir físicamente.

A estas alturas, la propia realidad ha demostrado que todo lo que existe está siempre en constante devenir, siempre está llegando a ser. Es por eso que siempre hay que dejarle la puerta abierta a la duda ("duda de todo", fue la frase favorita de Marx) porque no sabemos cómo evolucionará la realidad y los acontecimientos. Fueron esas premisas las que guiaron siempre el pensamiento de Marx llevándolo a descubrir el materialismo dialéctico, concepción filosófica que observa la realidad científicamente, es decir, en constante cambio. 

Es por eso que el término verdadero está íntimamente ligado con la ciencia, ya que la ciencia puede comprobar sus planteamientos. Sin embargo, cuando se habla de lo verdadero y lo falso tenemos que tener en mente que son categorías que evolucionan, es decir, planteamientos que en un momento se consideraron verdades irrefutables, con el paso del tiempo, con los progresos de la ciencia, se ha demostrado su falsedad o su verdad parcial. 

Pero para Marx, la ciencia no era un mero adorno. Él "consideraba que el sabio que no quiera ver rebajado su nivel, nunca debe interrumpir su participación activa en la vida social, no debe quedarse encerrado siempre en su gabinete o laboratorio, como un ratón dentro del queso, sin intervenir en la vida, en la lucha social y política de sus contemporáneos.

La ciencia no es un placer egoísta; los afortunados que puedan consagrarse a las actividades científicas deben, en primer lugar, poner sus conocimientos al servicio de la humanidad. “Trabajar para todos” fue una de sus expresiones más favoritas. Fue así que trabajó duramente para demostrar que el valor de las mercancías viene del trabajo de los obreros, plasmando sus planteamientos y demostraciones en su obra cumbre El Capital. 

Cuatro años antes de la muerte de Marx, un 14 de marzo de 1879 nacía “el más grande científico de todos los tiempos”, Albert Einstein. Todos lo recordamos por su aporte a la física y por su famosa ecuación E=mc2 de su teoría de la relatividad, pero pocos saben sobre su posición política, misma que la burguesía prefiere sepultar. 

En 1949, Einstein publicó “¿Por qué el socialismo?”, un ensayo publicado en el primer número de la revista socialista Monthly Review. En él analiza los medios de producción capitalista haciendo una crítica hacia ella haciendo una aportación a las ideas marxistas dentro del mundo científico. 

Para Einstein, “la anarquía económica de la sociedad capitalista tal como existe hoy es, en mi opinión, la verdadera fuente del mal”.

“El capital privado tiende a concentrarse en pocas manos, en parte debido a la competencia entre los capitalistas, y en parte porque el desarrollo tecnológico y el aumento de la división del trabajo animan la formación de unidades de producción más grandes a expensas de las más pequeñas. El resultado de este proceso es una oligarquía del capital privado cuyo enorme poder no se puede controlar con eficacia incluso en una sociedad organizada políticamente de forma democrática”.

Einstein concluía: “estoy convencido de que hay solamente un camino para eliminar los graves males del capitalismo: el establecimiento de una economía socialista acompañado por un sistema educativo que sea orientado hacia grandes metas sociales”.

Por otro lado. Un 14 de marzo de 2018, 300 años después del fallecimiento de Galileo Galilei, dejaba este plano el astrofísico Stephen Hawking, quien tenía 76 años, la misma edad que tenía Einstein al morir. 

Hawking no sólo fue un gran científico que trabajó en querer descubrir una Teoría del Todo, sino que a pesar de su teoría errónea del Bing Bang era un férreo defensor de las conquistas de los trabajadores, apoyaba a Palestina, criticaba las políticas de Trump, y se definía ideológicamente como socialista. Su forma de pensar el capital y el trabajo puede englobarse en una crítica permanente al modo de producción:

"Estamos a punto de destruirnos por nuestra codicia y nuestra estupidez. No podemos seguir mirando sólo hacia nosotros, mientras habitamos un pequeño y cada vez más contaminado planeta”.

Einstein y Hawking no se declaraban marxistas, pero aunque no lo hicieran así, su trabajo científico los llevó a ser materialistas en los hechos y a criticar el sistema capitalista. Sin embargo, la filosofía idealista ha venido creando concepciones pseudocientíficas como el posmodernismo, para hacer que el científico ignore incluso la propia realidad con la que trabaja. Es por eso que un científico "reducido sólo a su reflexión y sólo a su intervención consciente en esta lucha interior, nunca podrá vencer el lado de su filosofía espontánea, ¿por qué? Porque mientras el lado materialista depende sólo de sus fuerzas, el lado idealista está apoyado por todas las fuerzas externas de la sociedad, las cuales tienden a reforzar en el científico su idealismo y no su materialismo". Es decir, no basta trabajar con la realidad para adquirir consciencia de tu situación, sino que la ciencia debe apoyarse de las fuerzas sociales que al igual que ella, están siendo oprimidos por el capital. 

Finalmente. El 14 de marzo del 2000 nació en las entrañas de" la alternancia" en el poder un periodismo militante, que "por esta postura franca y abierta de toda la vida, la de estar del lado de los desprotegidos, nuestros detractores nos han criticado fuertemente".

Cada una de las conquistas teóricas, todos sus grandiosos descubrimientos los llevaba, ante todo, a las masas, al proletariado; concedía a la propaganda, tanto oral como escrita, una importancia de primer orden. "Marx consideraba -escribía Engels- a la ciencia como una poderosa palanca de la Historia, como una fuerza revolucionaria en el más alto sentido de la palabra. Y él la utilizaba precisamente como tal fuerza, y a este objetivo iban dirigidos los conocimientos que poseía, porque él era, efectivamente, como él mismo se llamaba, un revolucionario. La lucha por emancipar a la clase obrera, a los asalariados, de las cadenas del moderno sistema económico de producción capitalista, fue su verdadera pasión y no hubo combatiente más activo que él".

Esa es precisamente la tarea que se ha echado a cuestas la revista buzos y que considero, viene cumpliendo cabalmente.

Es una revista semanal que llega a miles de mentes obreras, campesinas, estudiantiles, y también profesionistas y hasta científicas. buzos está dando la lucha contra la desinformación y la manipulación ideológica creando un ejército de lectores conscientes de su realidad y que se están organizando para transformarla.

buzos es una revista que "respondió a la necesidad informativa de un proyecto social de transformación. Soy de la generación de los 70, tenía ese sueño de la transformación de los pueblos, una idea hasta socialista, quizá un poco romántica, de transformación de los pueblos. Me tocó incluso estar en América del sur en donde vi que sí era posible esa información. Hoy, buzos permanece fiel a eso principios”, dice Pilar Bravo, cofundadora de la revista.

Como puede darse cuenta, querido lector, las fuerzas progresistas se vienen sumando y todos aquellos que tengan miedo o dudas deben saber precisamente que los verdaderos científicos también son grandes humanistas. El materialismo dialéctico no es una ideología con intereses mezquinos, sino que tiene una base terrena en sus planteamientos, "explica con una base terrenal el modo de producción de la sociedad y todo lo que el hombre crea a nivel superestructural".

Deben saber y convencerse con la realidad y leyendo libros y revistas como buzos, que nos hagan pensar y comprometernos a cambiar esta situación. "Eso de periodismo objetivo es una buena teoría, pero sólo eso, en la práctica no es cierto, la propia realidad te va dando de golpes. En México, los periódicos de toda la vida son comerciales, ¿cuál objetividad?, ¿cuál precisión?, no es cierto, también tienen intereses y casi nunca son los mismos que los de la población, los de la mayoría de la sociedad, sino los de los dueños", dice buzos, y evidentemente siempre ha sido así y seguirá siendo así mientras existan intereses opuestos. 

La lucha por un mundo mejor, más equitativo y justo no es una idea loca ni un capricho de nadie, es una necesidad: repartir justamente la riqueza mundial y nacional se ha vuelto una necesidad urgente por el bien del mundo y de la humanidad. Pero al igual que la realidad no es un capricho de nadie tampoco lo es la sociedad nueva que debemos construir.

Por ello, considero vital las palabras del ingeniero Aquiles Córdova Morán: "todo marxista (todo aquel que quiera un mundo mejor para todos, añadiría yo) que crea que el socialismo ya está hecho y que nada más es cuestión de alcanzarlo, está equivocado. No es cierto. La tarea de construir un futuro para la humanidad está por hacerse; nadie puede saber a dónde vamos, pero la única manera de averiguarlo es caminar en ese sentido, como dice el poema de Antonio Machado: 'caminante no hay camino, se hace camino al andar', y eso es lo que plantea el materialismo dialéctico".


Escrito por Ignacio Mejía López

Colaborador


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