Tres semanas después de las inundaciones y deslaves en la Huasteca veracruzana, sus habitantes se enfrentan a las labores de limpieza sobre todo en los municipios más afectados.
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Es la consigna que enarbolan organizaciones y movimientos sociales de Tabasco junto con los damnificados por las inundaciones, problema que los gobiernos estatal y Federal han sido incapaces de resolver. Durante los dos sexenios anteriores y lo que va del actual, los afectados fueron objeto de promesas elocuentes y hasta conmovedoras, pero que nunca llegaron a cumplirse.
El problema de las inundaciones en Tabasco tiene siglos; y también hace mucho tiempo que existen estudios sobre sus causas y las posibles soluciones radicales, permanentes, definitivas para evitarlas; pero las cuantiosas erogaciones que tendrían que realizarse seguramente hicieron retroceder a los gobiernos, para quienes el problema nunca fue prioritario.
Plantear la construcción de obras de infraestructura y planeación urbana que solucionen el problema recurrente del desbordamiento de los ríos en la entidad es válido, sobre todo en la etapa más reciente, la de los grandes avances tecnológicos, la de las obras que requieren inversiones fabulosas, por ejemplo, los trenes interoceánicos. En los dos sexenios anteriores, el gobierno mexicano incluyó en sus planes la solución de este viejo y grave problema que han padecido los habitantes de todo el territorio tabasqueño, principalmente en sus zonas más bajas. El gobierno de Felipe Calderón Hinojosa propuso el Plan Hídrico Integral del Estado de Tabasco (PHIET); y el de Enrique Peña Nieto lo convirtió en Proyecto Hidrológico (Prohtab). El monto de las obras programadas fue de miles de millones de pesos, pero ninguna llegó a su terminación, sufriendo rezago por varios años, recortes y modificaciones presupuestales, problemas técnicos, improvisación, empleo de materiales inadecuados o de mala calidad y sospechas de corrupción cuyas investigaciones no llegan nunca a su fin; el costo de todo ello ha caído sobre las espaldas de los tabasqueños más pobres y sus familias, que habitan las zonas inundables de la entidad.
Ante el fracaso o incumplimiento de los planes y proyectos anteriores, tanto el PHIET de Felipe Calderón como el Prohtab de Peña Nieto, los damnificados, la sociedad tabasqueña y sus organizaciones representativas han comenzado una lucha para exigir al Gobierno Federal la formulación de un nuevo y verdadero plan hidrológico. Desde las comunidades más apartadas de Tabasco se eleva hoy el clamor popular exigiendo que se ataque de raíz el problema, tomando en cuenta los estudios más serios y las experiencias de proyectos anteriores para formular este nuevo plan.
La experiencia acumulada a lo largo de la historia nos enseña que es posible solucionar definitiva y permanentemente el problema de las inundaciones en Tabasco; y voces autorizadas sostienen que probablemente esto sea menos oneroso que el financiamiento de los megaproyectos del gobierno actual, que han resultado intocables en el Presupuesto de Egresos frente a cualquier imperiosa necesidad, peligro o sufrimiento de la población nacional, como en el caso de la crisis sanitaria; o ante la tragedia que viven los pobladores de la tierra natal del Presidente, que han perdido sus escasos bienes a causa de las inundaciones y del incumplimiento de planes y proyectos en los últimos 13 años.
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Escrito por Redacción