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Manuel Hernández Pasión y su legado en la lucha por una sociedad más justa
Huitzilan de Serdán dio a la lucha del pueblo organizado a un hombre con un cariño profundo hacía sus hermanos de clase y con la convicción de trabajar por el proyecto que busca hacerle justicia a los más desposeídos. Del seno del orgulloso pueblo huitzilteco nació Manuel Hernández Pasión.
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Fue semilla de una nueva generación, nació cuando su municipio se levantaba contra la opresión de los caciques; creció y alcanzó la madurez, dando sus mejores frutos al hermanarse con la lucha de su pueblo por mantener la tranquilidad social, lograda hace 40 años gracias a la guía del Maestro Aquiles Córdova Morán, Secretario General del Movimiento Antorchista Nacional, y la valentía de un grupo de huitziltecos, líderes naturales.

Hijo de doña Luisa Pasión Ángel, mujer valiente, firme y trabajadora, de quien siguió el ejemplo de luchar por conquistar una vida digna para su municipio; primer presidente municipal profesionista, que puso sus conocimientos al servicio de su pueblo para conseguir un desarrollo acelerado.

La tranquilidad social alcanzada en Huitzilan de Serdán le permitió desarrollarse no sólo en el aspecto académico y concluir la Licenciatura en Derecho, sino en las bellas artes y el deporte; sobre todo, le concedió la oportunidad de estudiar la ciencia que otorga al hombre las herramientas para conocer la realidad objetiva y transformar la sociedad por una más justa.

Era su pasión la poesía, pues a través de ella, dijo en alguna ocasión, “los grandes poetas, lo que escriben, es nada menos que la realidad que ellos ven: a veces es una realidad muy dura, a veces es una crítica que hacen al sistema”.

Pero la virtud más destacada de Manuel está presente en los corazones palpitantes de su pueblo: fue su oratoria en la bellísima lengua náhuatl; no sólo cimbraba corazones al llamado de unidad, de organización y de lucha, sino impresionaba por la congruencia entre sus palabras y el trabajo realizado para el pueblo al que entregó su vida.

Manuel Hernández Pasión abrazó el eslogan “Huitzilan avanza, avanza y avanza”, porque sintetiza la realidad de su municipio, pero no pudo ver culminada su obra material porque los enemigos del progreso le arrebataron la vida la tarde del martes 10 de octubre de 2017, en las goteras del municipio de Zacapoaxtla.

 

Huitzilan de Serdán; obra material de Manuel 

En su libro “Huitzilan de Serdán, la derrota de los caciques”, el periodista Alejandro Envila Fisher describe: “Manuel era, a decir de su propio hijo, un hombre que no sólo estaba siempre en actividad, sino que estaba acostumbrado a trazar un plan y establecer un orden antes de emprender cualquier proyecto. Eso era parte de lo que le daba una capacidad de ejecución especial y lo convertía en un administrador destacado”.

Esta cualidad le ayudó en su actividad como regidor de educación, como secretario del ayuntamiento, como director, así como en su labor de activismo y como dirigente de Antorcha Magisterial en el municipio.

Por sus resultados, el pueblo organizado le dio la responsabilidad de representarlo en la contienda electoral de 2013, en la que resultó electo para una administración de cuatro años y ocho meses (que se estableció a nivel estatal para poder homologar el calendario electoral de la entidad con la federación), de febrero de 2014 a octubre 2018. No obstante, fue asesinado arteramente un año antes de concluir su periodo.

En los casi cuatro años de administración, Manuel Hernández Pasión logró la inversión histórica de poco más de 638 millones de pesos, resultado de la labor de gestión con el Movimiento Antorchista y los entonces diputados federales Soraya Córdova Morán y Lisandro Campos Córdova.

Durante su administración, además de atender las necesidades en servicios básicos, se realizaron obras que aceleraron el progreso y cambiaron el rostro, embelleciendo a este pueblo que habita entre montañas.

Destacó la inversión de 52 millones de pesos para la construcción del Hospital de Huitzilan de Serdán, una obra por la que el pueblo dio la lucha por más de 15 años y que fue posible, sobre todo, por la gestión encabezada por el ingeniero Aquiles Córdova y el alcalde antorchista. Se instaló la Unidad Básica de Rehabilitación (UBR).

Se construyó la unidad deportiva y el bulevar de acceso a Huitzilan; en educación, se edificó y equipó 33 aulas, se hicieron cinco techados de plazas cívicas; realizó la pavimentación de la segunda y tercera etapa del camino Huitzilan-Pahuata y Totutla-Pahuata, respectivamente; introdujo la red de agua potable en San Miguel del Progreso, con beneficio para más de tres mil habitantes, así como la entrega de tres mil 300 acciones para vivienda.

Por ser un municipio cafetalero, la administración de Manuel impulsó cuatro mil 342 acciones en apoyo a productores de café, lo que permitió la renovación de cafetales y el mejoramiento en calidad y cantidad de producción.

Los resultados de la administración de Manuel se ven reflejados en los datos oficiales: de 1984 a 2014, las administraciones antorchistas sentaron las bases del desarrollo. El documento Población total, indicadores socioeconómicos, índice y grado de marginación por municipio, del Consejo Nacional de Población (Conapo), ubicó a Huitzilan de Serdán en 2010, con apenas 26 años de desarrollo, en el séptimo lugar de los municipios con alta marginación de Puebla; para 2020 se posicionó en lugar 20, alejándose de los de mayor marginación.

“El Lic. Manuel estaba trabajando bien; pero ya ves, hay gente a la que no le gustaba, y por eso lo asesinaron. Él ayudaba mucho a nuestros compañeros, trabajó bien, ahí está el hospital. El Lic. Manuel era cercano a nosotros, estaba sacando adelante su trabajo y a nosotros nos gustaba mucho cómo nos hablaba; cuando había reuniones nos gustaba lo que nos decía, porque era para que nuestro pueblo siguiera adelante”, dijo en Náhuatl, su lengua materna doña Virginia De Gaona Villa. 

Ella es de tez bronceada, pulcra, con una trenza larga que, en conjunto con su blusa de labor, resaltan la belleza singular de la mujer huitzilteca. En su rostro, al recordar el crimen, ya no se marcan las comisuras que aparecen con la sonrisa; sin embargo, eleva su voz y asegura que a sus 52 años mantendrá la bandera de lucha de Manuel, porque conoció la época de terror y sabe quiénes son los enemigos del pueblo.

 

Un crimen atroz

El cambio histórico en Huitzilan de Serdán le permitió al pueblo la tranquilidad social y un alcance en su lucha nunca antes imaginado: el progreso. Éste tiene como referencia de inicio el 21 de marzo de 1984, cuando los pobladores que salieron huyendo a causa de la violencia y las masacres perpetradas por los pistoleros del cacicazgo y de la Unión Campesina Independiente (UCI) regresaron encabezados por el Movimiento Antorchista, después de una larga lucha para lograr la intervención del Estado para alcanzar la paz social.

A partir de esa fecha, el pueblo conquistó el poder político, lo que no ha sido del agrado del cacicazgo, que vio lastimados los intereses de la clase poderosa a la que representa, y a lo largo de 40 años ha perpetrado crímenes en contra de alcaldes y activistas para recuperar el poder político del que tanto se sirvió.

Los alcances del trabajo de Manuel posicionaron a su municipio como ejemplo de desarrollo en la región; pronto, miles de pobladores serranos buscaron a Antorcha y el liderazgo de Manuel.

Frente a ello, los enemigos del progreso intensificaron su campaña de linchamiento mediático y político, que han azuzado desde 1984, pero ahora ya no utilizando a personajes de “izquierda”, como Fernando Cuellar. Se descararon y pusieron al frente de la malévola obra de linchamiento al cacique Alonso Aco, en mancuerna con el pseudo-cura José Martín Hernández. Aprovecharon para lanzar desde el púlpito campañas de odio contra Manuel y el Movimiento Antorchista.

Formaron un “consejo ciudadano”, a través del cual lanzaban ofensas e incitaban a la violencia. Secuestraron el templo católico, permitiendo la entrada sólo a sus simpatizantes y protagonizaron una agresión contra los feligreses antorchistas.

“La vez que dejaron entrar al Lic. Manuel a la iglesia, yo fui con él. No querían que entregara la cera de su mayordomía; lo detenían hasta con palos. Yo me puse enfrente y les dije a esas gentes que lo dejaran pasar. Él estaba cumpliendo con su compromiso”, recordó, en entrevista para buzos doña Susana Pasión Aguilar.

Doña Susana siempre se puso a la cabeza en la defensa de Manuel y su organización: “A mí me gustaba su trabajo, estaba trabajando bien, por eso lo defendimos; pero a los caciques no les gustó. No quisieron que siguiera trabajando”.

Alonso Aco y José Martín organizaron dos protestas en las que sólo juntaron unas 40 personas; las llamaban protestas pacíficas, pero lanzaban discursos de odio y mentiras. En ambas “manifestaciones”, el pueblo organizado se reunió también para defender a Manuel y a su organización de cualquier acto violento, lo que encolerizó a Alonso Aco y en la realizada el 18 de abril de 2016, le gritó a los presentes “muertos de hambre”, mientras sus seguidores incitaban a vandalizar y llegar a los golpes; en la otra, se apersonó en la presidencia con siete de sus elementos en estado de ebriedad.

A la campaña de odio se agregó la publicación, en el periódico La Jornada de Oriente, de una carta que suscribió Alonso Aco a nombre del “consejo ciudadano”, en la que advirtió: “Cuídense mucho, no vaya a ser que alguien de ustedes aparezca por ahí muerto o malherido para inculpar a otros”.

En este contexto ocurrió el asesinato del Lic. Manuel y su escolta Juventino Torres, la tarde del 10 de octubre de 2017. En su artículo A un año del asesinato de Manuel Hernández Pasión, publicado en un medio de circulación nacional, el Ing. Aquiles Córdova Morán explicó: “El crimen de Manuel se singulariza respecto a muchos otros cometidos contra indígenas huitziltecos, por varias razones… Manuel fue abatido a tiros muy cerca del centro urbano de la ciudad de Zacapoaxtla, a plena luz del día y por hombres armados con armas de uso exclusivo del Ejército. Los asesinos materiales se desplazaron en automóviles de modelo reciente y, al menos uno de ellos, iba camuflado también con ropa y aditamentos del Ejército”.

Mencionó: “Todos estos detalles, plenamente confirmados por la investigación oficial, permitieron a familiares, amigos y compañeros de Manuel, desechar de inmediato la posibilidad de que los pistoleros fueran huitziltecos miembros de bandas armadas que se autocalifican de “organizaciones campesinas independientes”… aseguraron de inmediato que la logística de los asesinos de Manuel está totalmente fuera del alcance material y del horizonte mental de los asesinos tradicionales en la zona. El crimen de Manuel, dijeron, era político y había sido tramado por políticos poderosos.

La Fiscalía poblana dio a conocer que el crimen fue ejecutado por los primos del entonces alcalde de Zacapoaxtla, Guillermo Lobato Toral, Pablo Daniel “N” y Cristian “N”, quienes fueron detenidos gracias a que el antorchismo nacional activó una campaña de denuncia y protesta pública, ante la inacción de las autoridades, que una semana después del crimen ya conocían los nombres de los autores materiales.

“El asesinato de Manuel es, a todas luces, un crimen tramado y ejecutado por el poder público. Así se explica la inacción de la autoridad y su negativa a detener y castigar a los verdaderos culpables”, señala el escrito.

Alonso Aco no ha reculado en su campaña de odio y calumnias absurdas, utilizando a medios como La Jornada de Oriente para alentarlas, pues es quien tiene la tarea de recuperar el poder político en el municipio para el cacicazgo, como así muestra en cada elección.

Pero el pueblo que vivió en carne propia o que escuchó de voz de sus padres y abuelos la historia de violencia, ya no le cree al cacicazgo. “Si regresan los caciques va a ser lo mismo; yo le digo a mis hijos que no crean lo que les dicen, porque yo me acuerdo lo que vivimos, yo tenía 12 años. Mi papá me dejó dicho que yo no me saliera de la organización, que siguiera el mismo camino que él, que no me dejara convencer. Él me decía: yo vi y viví todo eso, mucha gente se murió. Si regresa el cacicazgo, van a hacer lo mismo otra vez, va a haber problemas. Eso me dejó dicho mi papá”.

Durante el funeral de Manuel, al que asistieron más de 30 mil personas, el Maestro Aquiles Córdova Morán, dijo que él fue el hombre que Huitzilan necesitaba en esta fase.

“Manuel Hernández Pasión era un líder antorchista que reunía en grado eminente todas las cualidades de un líder antorchista: además de sus prendas personales, de lo bueno que de él nacía por ser un hombre bueno, probo, lúcido, procuró reunir todas las cualidades que debe reunir todo buen líder, es decir, conocer las causas profundas de los problemas de México”, dijo.

Por lo que hizo el llamado a los jóvenes a que se llenen de valor, inteligencia, claridad política, honradez y a que conozcan la historia de su pueblo, para que puedan llevar la bandera que dejó Manuel Hernández Pasión. 

 


Escrito por Carmen Guevara

Reportera poblana


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