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Es una investigación periodística publicada en 2007 que obtuvo el primer Premio Debate de Libro Reportaje y en 2010 fue corregida, aumentada y reeditada por su autor (Ciudad de México, 1954). Cuenta cómo un grupo de espías del Partido Nacional Socialista (Nazi) de Alemania decidió ampliar su infiltración en el sistema político mexicano a fin de aprovechar las simpatías que Adolfo Hitler tenía en la ultraderecha gubernamental, mediática y civil. Éstas venían de los años 20 y eran propiciadas por la creencia católica de gran parte de la población, el vínculo político de los nazis con el Vaticano y la vocación reaccionaria de la mayoría de los medios de comunicación, entre ellos las radiodifusoras XEW y XEQ, los diarios El Universal, Excélsior y La Prensa, y las revistas Hoy y Timón, dirigidas por José Pagés Llergo y el escritor y exSecretario de Educación José Vasconcelos.
Los nazis compraron adeptos en el Gobierno Federal, la iniciativa privada y la prensa con dinero lavado del narcotráfico a fin de perseverar en tres objetivos: afianzar su provisión de petróleo y metales destinados a movilizar y fabricar su maquinaria de guerra; usar el territorio mexicano como cabeza de playa para acceder a Estados Unidos (EE. UU.) y apoderarse del mando civil para provocar a este país e impedir que interviniera en la Segunda Guerra Mundial. En obra de este plan tuvieron a su servicio militares, funcionarios públicos y empresarios. Entre los colaboradores de la Operación Pastorius estuvieron los generales Francisco Javier Aguilar González, Gonzalo N. Santos, Saturnino Cedillo, Maximiliano Ávila Camacho y Juan Andreu Almazán, candidato presidencial en 1940.
Entre los actores públicos, a los secretarios de Gobernación Miguel Alemán Valdés; el de Relaciones Exteriores, Ezequiel Padilla y el subsecretario de Hacienda Mario Ramón Beteta, quienes pudieron hacerlo gracias a que el presidente Manuel Ávila Camacho (1940-1946) simpatizaba con el régimen hitleriano. Entre los empresarios resaltaron Guido Otto Moebius, con ascendencia germana y los dueños de las tiendas Salinas y Rocha y la Cervecería Modelo.
Los espías alemanes de mayor jerarquía fueron Georg Nicolaus –cabeza de la Operación Pastorius- Friedrich Kart Von Schelebrugge, Walter Baker, Carlos Retelsdorf, Joachim Ruge, la actriz Katherine Hilde Krueger Grossmann (Hilda Krueger), Christhian Zinsser, Fritz Mueller, Arthur Dietrich, Conrad Eckerle y Hellmuth Schreiter, entre otros. En total, entre 1939 y 1944, actuaron alrededor de 150.
En EE. UU., los nazis contaron con el apoyo de los empresarios más destacados: David Rockefeller, Jean Paul Getty, Paul C. Von Gontad, William Rodhes Davis, los dueños de la General Motors, Ford Motor Company y la International Bussines Machine (IBM); y el magnate sueco Axel Wenner-Gren, quien tuvo la misión de crear en México una fábrica de aviones y otras armas de guerra. En la lista figuró también el actor Errol Flynn, entonces máxima estrella de Hollywood, quien era adicto a las drogas y poseía una residencia en Cuernavaca.
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Escrito por Ángel Trejo Raygadas
Periodista cultural