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Marco Antonio Flores, un poeta revolucionario (II de II)
"La realidad la enfrenté haciendo diversas tareas para sobrevivir: fui maestro universitario, corrector de pruebas y de estilo, director de teatro, editor de revistas y libros,..". dice Marco Antonio.
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“Hay que sobrevivir hasta que se quiera o hasta que se pueda. En tanto el tiempo transcurre monótonamente entre actividades a su vez monótonas o apasionantes, entre actividades que tienen que ver con la realidad objetiva, como comer, dormir, ir al trabajo, por lo general el mismo toda la vida, hasta que ésta se acaba. Yo escogí otra vida; la realidad la enfrenté haciendo diversas tareas para sobrevivir: fui maestro universitario, corrector de pruebas y de estilo, director de teatro, editor de revistas y libros, novelista, periodista, columnista, exiliado, coordinador de talleres literarios y otro montón de cosas. Pero sobre todo, viví de y en dos sueños: la utopía de cambiar el mundo y la poesía”, dice Marco Antonio El bolo Flores (1937-2013), en el prólogo a su Poesía Completa (2010), que incluye los siguientes volúmenes: La voz acumulada (1960-1963); Viento norte (1963-1964); Muros de luz (1963-1967); La derrota (1967-1970); Crónica de los años de fuego (1972-1983); Persistencia de la memoria (1986-1987); Un ciego fuego en el alma (1981-1985); y La estación del crepúsculo (2000-2002).

Marco Antonio Flores es una de las voces más importantes para entender la literatura guatemalteca; miembro destacado de la Generación Comprometida, en 1976 le fue otorgado el Premio Centroamericano de Poesía y el Miguel Ángel Asturias en Guatemala en 2006. Además, fue finalista del Premio Seix Barral de Novela en 1972 por Aceituno.

De quiénes somos y Los responsables, contenidos en Muros de luz, presentan los dos extremos de la sociedad: de un lado los desposeídos, los desterrados en su propio suelo, expropiados de todo bien, dueños apenas de su capacidad creadora y a pesar de ello portadores de esperanza. Del otro, los explotadores, los que acumulan una riqueza que no producen y que intentan proteger a toda costa, mientras tiemblan ante la posibilidad de que sus esclavos modernos tomen por fin conciencia.

 

DE QUIÉNES SOMOS

Del hombre para adentro

nace el bien

el dolor

y la nostalgia

Su refugio es el pecho:

                        su sollozo

Somos los desterrados del silencio

los que no tenemos

más que nuestras manos

como único bien

y un pedazo de tierra

para ser enterrados

Pero hablamos aún

y tenemos

recuerdos

Somos los pobres

con esta voz arriba de nosotros

con esta avena que crece

y duele en el pan cotidiano

que nos da con toda

su miseria en pleno vientre

Somos los esperados del futuro

los que sepultan en medio del manzano

un par de rosas rojas que nacerán cantando

y colocan la esperanza

en la cima más alta

de su sueño

 

DE LOS RESPONSABLES

Ellos dirán

también

que no tienen

la culpa

de que no haya

ilusión

ni pan

ni carne

de que no haya

trabajo en sus talleres

y a la espalda

del odio

de los pobres

acumularán toda la

riqueza que puedan

con sus manos de cieno

Argüirán también

que dios es sabio

que supo

repartir muy justamente

y en sus capillas

            Al fondo

de sus pechos

temblarán de pavor

entonarán el salmo

de cobardes

y pagarán esbirros

y asesinos

para guardar el arca

de sus limosnas

diarias

a la iglesia

            Y temblarán

            oídlo

            temblarán!

Temblarán

ante las manos

que han construido

en siglos

su riqueza

y temblarán ante

los pies descalzos

que marchen victoriosos

en sus rostros

Y pedirán perdón

            serán cobardes

y pedirán perdón

            oídlo bien

estad alertas

y no olvidéis

en ese instante

toda la muerte

que cabe entre sus huesos. 


Escrito por Tania Zapata Ortega

Correctora de estilo y editora.


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