Cargando, por favor espere...

La tuba contra los gringos
El desprecio por lo popular (ahora no sólo en la música) es una reproducción cultural que las burguesías inyectan en la consciencia de la población en general.
Cargando...

La queja plañidera de un empresario hotelero en Mazatlán para prohibir la música de banda porque perjudicaba el confort de los turistas extranjeros, sobre todo estadounidenses, tuvo como respuesta una reacción casi unánime de inconformidad en redes sociales y una manifestación pública por parte de grupos que interpretan esta música sinaloense. Al final, el quejoso no tuvo otro remedio más que montar una escena falsamente espontánea donde un “artista” de música popular –no exactamente de banda– llamado Eduin Caz le estrecha la mano como símbolo de respeto a los escuchas de aquel género músical al cual se refirió en un tono despectivo. No obstante, este tipo de empresarios le apuesta a enriquecerse por la gentrificación.

Según la ONU-habitat: “La gentrificación sucede cuando existe un proceso de renovación y reconstrucción urbana y se acompaña de un flujo de personas de clase media o alta que suele desplazar a los habitantes más pobres de las áreas de intervención”. Esto ocurre comúnmente en ciudades de atracción turística, por ejemplo, en San Miguel de Allende, en Guanajuato o en Cancún, Quintana Roo. No se trata sólo de que todos los servicios se amolden a las características de este tipo de cliente adinerado, encareciendo todo (por ejemplo, la vivienda), sino la consecuente apropiación de la vida cultural del lugar. Un avasallamiento completo y lógico para una sociedad que prioriza absolutamente la ganancia del empresario que ofrece mercancías y servicios antes que cualquier otra consideración social y cultural. Dicho en pocas palabras, la gentrificación es moldear un lugar para venderlo a los extranjeros.

Así que el reclamo del burgués hotelero contra la banda no es excepcional, es una de las tantas características que necesitan cambiar para continuar con el jugoso negocio. Lo interesante es que el debate de si estaba bien o no regular la música de banda, incluso por su contenido, reveló su aspecto clasista: el archisabido prejuicio de que la música popular es sinónimo de empobrecimiento cultural (manifiesto en la expresión: “música de nacos”) y que el desprecio por ella casi siempre es, supuestamente, sinónimo de gusto refinado, educación y posición económica holgada. He sostenido que en realidad esta frontera entre música “fina” y la popular es más bien laxa; que incluso la música popular en todos sus sentidos ha nutrido a composiciones más excelsas, y que esto ocurre en otros terrenos del arte. Pero más que esto, el desprecio por lo popular (ahora no sólo en la música) es una reproducción cultural que las burguesías inyectan en la consciencia de la población en general. Esto quiere decir que, aunque la mayoría de una población pertenece económicamente a una clase subyugada, se considera a sí misma una clase en ascenso, no pobre, y que piensa que su lugar estará (“saliendo adelante”) con los ricos. Una ilusión que mantiene una reverencia o adoración a los que son los verdaderos causantes de sus limitaciones económicas.

Sin embargo, apuntemos que la burguesía ocupada en el negocio del entretenimiento es flexible a este respecto. No aborrece los gustos de la masa, los compra y los revende. Esta industria no es exquisita; al contrario, es servil con los gustos de su cliente. Conocemos de sobra cuántas “estrellas” fueron prefabricadas para gustar a la “raza” pobre y cómo el contenido de sus canciones solapa o estimula aspiraciones que persisten en las clases trabajadoras; recordemos que mucho del contenido de su conciencia fue implantado para justificar su sometimiento material por parte de los empoderados. O sea, tenemos razones para afirmar que es falso, también, idealizar la música popular en este formato como una forma de resistencia al rico, en tanto la creación popular en la industria está influida casi en lo absoluto por la clase del dinero.

Bajo esta circunstancia, los artistas son formados con aspiraciones de ser, mediante su talento, un famoso glamoroso, millonario, merecedor de todos los excesos y con una vida social influyente de élite. Con todo, no olvidemos que la materia prima de su creación es de origen eminentemente popular y, en varios casos, aun con ese dominio avasallador del mercado, los trabajadores se oponen al dominio, aunque sea de forma inconsciente. 

Por eso es importante fomentar más música popular al margen de la lógica del mercado en más espacios, donde se formen gratuita y profesionalmente muchos artistas. Espacios que sólo puede impulsar y sostener un Estado auténticamente social y no uno que recorta los presupuestos con fines sociales y educativos para concentrarlos sólo en la limosna periódica con fines electoreros.


Escrito por Marco Antonio Aquiáhuatl

Columnista


Notas relacionadas

La versión de derecha que representa Trump es sin duda la más reaccionaria en mucho tiempo.

En Tecomatlán, Puebla, miles destacan el legado del joven fotógrafo y destacado productor audiovisual.

Las contribuciones de Heráclito al pensamiento filosófico no se pueden exponer profundamente en un texto como el presente, pero sí es posible recuperar una, aquella que se condensa en este título.

La mala calidad del crudo de nuestro país no es ninguna casualidad ni maldición divina, es la consecuencia de que no se le están aplicando los químicos para la desalinización debido a que PEMEX tiene adeudos inmensos.

En sólo un par de párrafos, Del Campo reseña las importantes labores que entonces realizaban los evangelistas para las mayorías de la capital de la República que no sabían leer y escribir.

"El chico" es una obra maestra del cine mundial. Es el primer largometraje (1921) del genio Charles Chaplin, quien nos muestra que el arte cinematográfico puede ser un poderoso vehículo para la “humanización” de millones de seres humanos.

Hace 50 años surgió el Movimiento Antorchista Nacional (MAN) en la mixteca poblana.

Lo que respalda al dólar reside en la creencia de la fortaleza económica de EE. UU., su crecimiento continuo y la posibilidad de pagar sus deudas, respaldo que se erosiona cada día más.

Los antorchistas trabajamos muy en serio para que el arte regrese al seno del pueblo trabajador, para que, como la inolvidable fiesta popular en Santa Clara del Cobre, la música popular, delicada, poética y educativa por conmovedora, sea conocida e interpretada por el pueblo.

El descarrilamiento del Tren Maya reveló, una vez más, la incapacidad del gobierno de la 4T para cumplir con las promesas que hizo a la población, ¿qué debemos hacer los mexicanos? Organizarnos.

China le ganó la guerra de la 5G a EE.UU., y ha exhibido de nueva cuenta que el modelo económico capitalista gringo está rebasado en más de un sentido.

La historia cumplió, ha cumplido y cumple con diferentes funciones. Particularmente en México, la historia oficial ha sido utilizada por los diferentes gobiernos (es preciso decirlo) como una herramienta ideológica.

Del cinco al 13 de abril, el Movimiento Antorchista Nacional (MAN) efectuará su vigésimoprimera Espartaqueada Cultural en la cuna de nuestra organización: Tecomatlán, Puebla.

El 2 de noviembre se cumplieron 160 años de la Declaración Balfour, un evento diabólico que conlleva la ocupación de Palestina y el establecimiento del régimen sionista y del Apartheid israelí, entre otras.

Más allá de que el comercio mundial esté controlado por el 80% de las multinacionales, ¿cuál es el poder real de los que controlan el capital global? La contabilidad se vuelve más difícil por la misma internacionalización del capital, pero hay estudios a este respecto.