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Iniciamos el año, pero quedan la resaca de las fiestas decembrinas y, sobre todo, las deudas; además de que el año comienza con un incremento en los precios de casi todos los productos. Los hogares mexicanos, aun los más humildes, hicieron gastos extraordinarios en esos días y, para hacerlos, empeñaron sus pocas pertenencias o pidieron algún préstamo. En algunos casos, el inicio del año es más difícil porque se resiente la falta del jefe de familia o porque se perdió el empleo. El comienzo de un año así conforma la realidad que deben soportar las familias de menos ingresos, que son mayoría en el país.
El último gasto fue el de los Reyes Magos. La publicidad de las empresas obliga sutilmente a los padres a comprar algunos regalos para los pequeños quienes, en la mañana del seis de enero, presumen en las calles y que los padres debieron adquirir con esfuerzos para que sus hijos no se sintieran menos y no exhibir su pobreza.
Cumplir en estas fechas y hacer que la familia se dé “ciertos lujos” después de un año de trabajo es tarea de la mujer. Como muchas de las actividades del hogar, la mujer marca el ritmo de las celebraciones del año. En su papel de previsora sabe con exactitud la medida de los gastos. Los años que ha pasado al frente de su casa, ahorrando y estirando el dinero, le dan la experiencia para enfrentar cualquier situación por difícil que parezca.
Desde la llegada del gobierno de la “Cuarta Transformación” (4T) y la pandemia, la economía de las familias se ha deteriorado más; y ahora son más pobres. Y como si fuera una ley aquel aforismo popular que reza: “cuando la pobreza entra por la puerta, el amor sale por la ventana”; hoy en muchos hogares humildes a las privaciones y carencias que tienen que soportar las mujeres se suma la indiferencia o la violencia de sus cónyuges, como se describe en la canción de La patita de Gabilondo Soler.
En su Encuesta Nacional de Bienestar (ENB) el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revela que cinco de cada 10 mexicanos padecen ansiedad porque no pueden sufragar los gastos del mes. ¡Imagínense cómo se pondrá la cuesta de enero! La ansiedad y el estrés aumentan. Por ello, esa misma encuesta muestra que las mujeres son menos felices que los hombres, lo cual se debe a que los problemas económicos alejan a los hombres de sus parejas, buscan refugio en las parrandas con los amigos y sus esposas no tienen otra alternativa que usar su ingenio para alimentar a los hijos.
En algunas regiones del país, la mujer, aún con las “riendas” del hogar, se ha incorporado gradualmente al mercado de trabajo. Aunque por lo general son actividades de bajos ingresos –como empleadas domésticas, artesanas, lavar y planchar ropa ajena– éstas les permiten asumir una posición de independencia frente a sus cónyuges y cambiar algunas reglas dentro de sus hogares; lo que ha dado oportunidad a que los hombres la vean como su complemento y sus iguales.
La participación de las mujeres en el mercado de trabajo las libera; pero también las hace víctimas de la explotación de los patrones. Estas experiencias, sin embargo, les demuestran que su esfuerzo diario por llevar el sustento al hogar sirve también para sensibilizar a otras familias, porque se requiere una lucha que involucre a todos los mexicanos y dé un rostro más humano al país; que buena falta le hace.
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Escrito por Capitán Nemo
COLUMNISTA