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El título hace alusión al hombre, el único de 193 monos que carece de pelo en gran parte de su cuerpo y que no conserva rabo o cola, igual que sus congéneres biológicamente más cercanos: chimpancés, gorilas y orangutanes. Perdió el pelo cuando se convirtió en cazador, oficio que lo obligó a mayores esfuerzos físicos y mentales que, a su vez, aceleraron el uso de sus glándulas sudoríficas y acortaron la cortina de grasa subcutánea, de la que se alimenta el cabello. La cacería lo volvió carnívoro, modificó sus brazos y piernas, aumentó su actividad sexual y amplió su capacidad visual, auditiva, olfativa, táctil y gustativa. Sus ojos, antes ubicados a cada lado de la cara, se pusieron al frente; y su nariz y orejas crecieron para percibir sonidos y olores a mayor distancia.
Pero su cambio físico más relevante fue el crecimiento de su cerebro, propiciado además por su conversión a mamífero nómada, con lo que dejó atrás su vocación sedentaria y el consumo especializado de frutos y hojas de árboles. El nomadismo lo hizo el más curioso y explorador de los primates y luego lo indujo al sedentarismo temporal. Este estatus le permitió crear la familia monógama, la agricultura, la culinaria y la arquitectura doméstico-urbana. La monogamia permitió que sus crías conocieran padre y recibieran mayor atención maternal, lo que generó la neotenia: el retraso deliberado del desarrollo orgánico que amplía la capacidad de las especies. Las crías humanas tardan en crecer pero adquieren mayores habilidades.
El mono desnudo proviene del tronco biológico de los insectívoros, pequeños mamíferos que durante 50 u 80 millones se ocultaron de los dinosaurios en bosques; hace 25 o 35 millones de años evolucionaron a primates, aumentaron su volumen corporal y sus rabos se extendieron a colas para trepar a los árboles, a diferencia de otros que se metieron bajo tierra, generaron cuatro patas largas y corrieron a gran velocidad; o se armaron con dientes y garras para defenderse (felinos y cánidos). De los cuatro mil 237 mamíferos vivientes, es el único lampiño, con el murciélago (volador), los excavadores (topos, armadillos), los acuáticos (ballena, delfín, marsopa, manatí e hipopótamo) y el elefante.
Su tendencia al trabajo colectivo lo integró hace 40 mil o más años en grupos tribales con 100 individuos cada uno, cifra más o menos equivalente al número promedio de las relaciones personales que el homo sapiens actual tiene. Desde su definición como primate “moderno” –igual que muchos de sus descendientes– el mono desnudo ve a los demás animales como especies diferentes, como presas, parásitos, competidores y enemigos rapaces. Mata a la mayoría y los usa como alimento; a algunos les da trato de amigos y a otros los domestica y explota como esclavos.
Desmond John Morris nació en 1928 en Wiltshire, Inglaterra; es zoólogo y ha escrito otras 20 obras dedicadas a su materia; entre ellos destacan El libro de las edades, El animal humano (2002) y La biología en el arte (2017).
Escrito por Ángel Trejo Raygadas
Periodista cultural