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Donbás, Guerra Maidán, como otros documentales hechos por periodistas y realizadores rusos, es un trabajo fílmico que muestra con crudeza como durante ocho años los fascistas ucranianos han bombardeado la región de Donbás, han prohibido que los ucranianos rusoparlantes hablen su propia lengua (y han destruido todos los monumentos y obras artísticas de la etapa soviética).
El documental nos narra lo que ocurrió en el Puerto de Odessa en mayo de 2014, cuando los fascistas, después de realizar una manifestación, decidieron perseguir a los seguidores de un equipo de futbol (de habla rusa) quienes ante el inminente peligro de ser golpeados hasta la muerte se refugiaron en la Casa de los sindicatos de esa ciudad portuaria. Los ultraderechistas, sin ninguna compasión, lanzaron bombas molotov al edificio y lo incendiaron. Todos los que lograron salir fueron asesinados a garrotazos; algunos murieron al caer al piso y por lo menos 48 de esos ucranianos de habla rusa murieron asfixiados por el humo o quemados vivos. Los asesinos nunca fueron castigados. Y durante ocho años de agresiones de los neofascistas ucranianos contra la población del Donbás han muerto más de 14 mil seres humanos. Entonces, son inevitables las preguntas que seguramente miles o decenas de miles de personas nos hacemos en estos momentos sobre ese ocultamiento de la verdad por parte de los medios occidentales: ¿por qué ese fascismo que se ha enseñoreado en Ucrania es promovido por las clases poderosas de los países europeos y sobre todo por la oligarquía norteamericana? ¿Una vez más la gran burguesía de occidente le apuesta –como lo hizo durante la Segunda Guerra Mundial– a que sean las fuerzas fascistas y nazis las que aniquilen a la Federación Rusa? ¿Por qué en la lista de los competidores del imperialismo para dirigir los destinos de la humanidad está para ser aniquilada o desmembrada Rusia? ¿Acaso la historia de la humanidad está empezando a dar un vuelco de grandes dimensiones en las que se juega de forma inevitable el rumbo que tendrá la “Aldea global”? Por lo pronto está muy claro que las agencias internacionales de noticias, los gigantes tecnológicos digitales de Occidente han ocultado premeditadamente el genocidio en Donbás, como lo han ocultado en Somalia, Afganistán, Irak, Libia, Yugoeslavia, Panamá, Granada, Palestina y Yemen.
La sociedad humana no puede seguir soportando el dominio de la plutocracia yanqui y de sus acólitos en Europa y otras partes del mundo. Los mejores hombres de la humanidad deben unir esfuerzos en estos cruciales momentos para evitar que el imperio yanqui, la UE y la OTAN logren su propósito de derrotar a una nación que está plantándole cara a ese poder esclavizador de la humanidad. Rusia es el país a vencer por dos razones muy concretas: primero por que está dotada de un poder militar que le puede hacer frente al imperio capitalista; segundo, porque acabar con Rusia le permitirá a los mayores depredadores de la humanidad lanzarse contra China, dado que el gigante asiático ya está desplazando al imperio gringo como potencia económica y científica.
Ahora, amigo lector, muchos ya no tendremos la oportunidad de conocer la versión de Rusia, o será mucho más difícil conocerla.
Y el conflicto bélico en Ucrania también está evidenciando que la pregonada libertad de expresión en los países imperiales es falsa. Estamos como en la época de Giordano Bruno, el gran pensador italiano que fuera víctima de la intolerancia de La Santa Inquisición, al ser llevado a la hoguera por sostener la existencia de otros mundos semejantes a la Tierra en el Universo. Ahora es momento de adquirir conciencia del grave peligro que representa para la humanidad que los medios de comunicación más poderosos prohíban la información, la verdad y al mismo tiempo promuevan el linchamiento mediático de los que no se alinean al poder imperial. Este linchamiento es el preámbulo para el linchamiento físico, no se nos olvide.
Escrito por Cousteau
COLUMNISTA