El bloque de naciones con economía emergente denominado BRICS sigue un rumbo geopolítico distinto, más solvente, confiable y opuesto al de Occidente, cuyos países han perdido eficacia y poder frente a su competitividad comercial y financiera.

En 2001, cuando el presidente de Goldman Sachs Assets Management, James O’Neill, analizaba el comportamiento de la economía mundial, previó que, por su perfil manufacturero especializado y barato, con abundantes recursos naturales y rápido crecimiento económico, un grupo de países asumiría el papel dominante en 2050.

Este nuevo bloque económico –bautizado como BRICS por O´Neill, ya que inicialmente estaba conformado por Brasil, Rusia, India y China y, a partir de 2010, Sudáfrica– en el curso de dos décadas ha contribuido a la remodelación del orden mundial sin prácticas neocoloniales, con desarrollo equilibrado y sostenible para sustituir al creado durante la segunda posguerra. 

La definición de los BRICS no es fácil. En general se les ve como un grupo heterogéneo de Estados con economías en ascenso, geográficamente alejados; y aunque en política no todos son alineados ni antihegemónicos, en economía van por una integración efectiva.

En el último lustro han avanzado hacia la integración de una agenda común. Optan por desdolarizar la economía, las finanzas y el comercio con el uso de monedas locales. Promueven el intercambio de bienes industriales (sector que lideran China e India), así como de energía con Rusia, nación que sumará más del 80 por ciento a las reservas mundiales de petróleo con la adhesión de nuevos miembros como Arabia Saudita, Emiratos e Irán.

El nuevo mundo

El pasado 20 de agosto, en plena escalada de inseguridad global, los BRICS modificaron el mapa mundial con el anuncio de que incorporaban al grupo a otros cinco países: un africano (Etiopía), tres árabes (Arabia Saudita, Egipto y Emiratos Árabes Unidos) e Irán (persa). 

O’Neill no se imaginó que en poco más de 20 años de su descubrimiento, los BRICS duplicarían su Producto Interno Bruto (PIB) mundial con un monto superior a los 101 mil millones de dólares (mdd), cifra que se halla muy por encima del Grupo de los Siete (G-7), su principal antagonista.

Con la adhesión de nuevos miembros nació el ahora llamado BRICS Plus (o BRICS+) para mejorar su proyección geoeconómica y geopolítica. Esta decena de Estados es otra de las expresiones de la multipolaridad que está reemplazando al neocolonialismo y creando un nuevo orden político-económico.

Rusia, presidente pro témpore del grupo, elaboró el Plan de Acción 2024 y prepara la Cumbre de Kazán de octubre próximo, cuando los miembros difundan sus avances y nuevas prioridades.

 

 

LOGROS DE LOS BRICS

• Firma de un Memorándum de Cooperación que facilita las transferencias de sus integrantes en efectivo. Éste fue el paso previo a la operación de un Sistema Bancario Común.

• Acuerdo que Amplía las Facilidades de Crédito en Monedas Locales, como alternativa a la sociedad para las comunicaciones interbancarias y financieras mundiales (SWIFT occidental), que reduce el costo de transferencias.

• Integración de grandes reservas de divisas para ayudar a sus miembros en caso de necesidad y para potenciar el comercio intrarregional.

• Unión de 20 países al Sistema de Pagos ruso para desdolarizar sus transacciones con la participación de 159 consorcios extranjeros.

• Creación de un Consejo Empresarial para gestionar inversiones, una Agencia de Calificación Crediticia propia y el Banco de Desarrollo. Estas instituciones evitan el dominio de las agiotistas financieras de Occidente.

• Invitación a la Comunidad Internacional a enfrentar todas las formas de competencia desleal y proteccionismo comercial.

Con los recién llegados, con crecimiento medio y bajo, el bloque se propone reeditar las historias de triunfo para sus miembros originales. De alcanzar el éxito, los BRICS+ proyectarán más poder e influencia global.

De ahí su opción por integrar a dos Estados africanos, Egipto y Etiopía, como artífices potenciales de la transformación en África. Se espera que con los apoyos para su integración comercial, desarrollo financiero, tecnológico y en otros ámbitos, ambos despeguen y brinden una enseñanza de éxito.

La elección de Etiopía sorprendió a quienes suponían que serían Argelia –el país más grande de África– o Nigeria, ambos ricos en petróleo. Pero todo indica que el mando ejecutivo del bloque aplicó criterios geopolíticos y geoeconómicos.

Etiopía es todo un desafío para el objetivo de los BRICS Plus, porque alienta el desarrollo de los nuevos miembros y es el segundo país africano más poblado (120 millones de habitantes), de gran superficie (un millón 97 mil 900 km², como Colombia o Bolivia), escaso desarrollo y bajo PIB per cápita (mil 50 dólares).

Desde hace años, el país lidia con dos conflictos separatistas. Uno en el norte, con el Frente de Liberación Popular del Tigray, que apoyan gobiernos regionales. El otro es la disputa violenta con Eritrea que, desde 1998, ha causado la muerte a miles de personas y de desplazados, pérdidas económicas por 20 mil mdd y amenazas de hambruna, después de que el gobierno estadounidense le recortó ayudas; de ahí su frágil economía que, según la agencia estadounidense Fitch, está “próxima al default” (o insolvencia) por no pagar su deuda. Este dictamen no es compatible con el que tenía Occidente, cuando alentó al Comité de la Academia de Suecia a otorgar el Premio Nobel de la Paz al primer ministro Abiy Ahmey por su esfuerzo para alcanzar “la paz y cooperación internacional”.

La consideración geoestratégica resulta fundamental en la selección de Etiopía por los BRICS Plus. El país del oriente africano es uno de los pasos entre las regiones noreste y centro de África, ya que sus vecinos son Djibuti, Eritrea, Kenia, Somalia, Sudán y unos kilómetros al este se encuentran el Mar Rojo y el Golfo de Adén, con acceso al Océano Índico.

Esta atractiva ubicación convierte a Etiopía en una puerta estratégica entre África, Medio Oriente y Asia, por vía terrestre y marítima, que además favorecerá el desarrollo económico integral en el corazón del continente negro.

Mediante una articulación de sur a sur, como la que hace 14 años ayudó a Sudáfrica, los nuevos BRICS impulsarán proyectos para el desarrollo, transferencia tecnológica y acceso a mercados con socios, inversiones y nuevas formas de financiamiento a infraestructura por el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), institución financiera del bloque.

El NBD no es una institución filantrópica, su visión es política y de economía internacional de los BRICS Plus, en los que cada país ve por sí mismo; seguramente, Etiopía se beneficiará, vaticina el experto alemán Lukas Kupgernagel. Para ampliar su comercio global, Etiopía logró su salida al Mar Rojo en un polémico pacto que reconocía la independencia de la región de Somalilandia, que disputa con Somalia.

Perfilamiento musulmán

Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, las dos mayores economías del mundo de esa región, se incorporaron en enero para proyectar su influencia en el nuevo orden multipolar, reveló el analista Fareed Rahman.

La presencia de las familias monárquicas en el BRICS, que figuran entre las más ricas del mundo por su ingreso per cápita, poseen los mayores fondos soberanos y son importantes en la geoestrategia de Medio Oriente y el Norte de África, abre la posibilidad de que haya beneficios mutuos.

En principio, creará oportunidades de desarrollo, más conexión comercial intra-regional y con el mundo, además de que se elevará la capacidad para atraer inversiones, estima el director regional del Fondo Monetario Internacional (FMI), Jihad Azour.

En 2022, Arabia Saudita creció 8.7 por ciento, la mayor tasa de las 20 grandes economías mundiales. En su agenda de diversificación Visión 2030, el reino se propone abandonar su dependencia del petróleo. Ante los desafíos geopolíticos y económicos, la integración resulta un buen augurio, reporta el profesor Ullas Rao, de la Escuela de Negocios de Edimburgo en Dubai.

La adición de estos gigantes exportadores petrolíferos “reforzará su poder de oferta e influencia en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)”, otro bloque estratégico también alineado a su táctica, pero en adelante lo harán dentro de los BRICS Plus.

Hace tiempo que Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos han establecido fuertes vínculos con China e India, miembros originales de los BRICS, además de su segundo y tercer sitio entre los mayores consumidores de crudo. Con esos tres estados árabes, el bloque tendrá mayor intercambio comercial con monedas locales, anticipa la economista del Banco Standard Chartered, Carla Slim.

Irán resurge

Actor clave en Medio Oriente es la República Islámica de Irán, cuyo gobierno calificó su inclusión en los BRICS Plus como una “victoria estratégica para su política exterior”. En ello coincide el Consejo Estratégico de Relaciones Exteriores del Estado Persa, que estima su ingreso como un “juego de ganar-ganar”.

La superación de las sanciones de Occidente, la proyección de su influencia en las relaciones internacionales con el apoyo político de los miembros del bloque y la capitalización de sus enormes reservas de crudo y gas son el objetivo principal del gobierno iraní, que aspira también a mejorar la situación socioeconómica de sus 87 millones de habitantes.

Para sus nuevos socios, Irán es interesante por la capacidad económica de su mercado interno, mano de obra especializada, abundantes recursos naturales y fuerte cooperación con los BRICS originales. Ahí destaca el Corredor Norte-Sur de Rusia e India.

En noviembre, después de discutir su agenda en los BRICS Plus, Irán y Rusia definieron sus prioridades: impulsar las relaciones económico-comerciales en energía, agricultura, ciencia, tecnología, ambiente y cultura.

Emiratos se libera

El 1° de diciembre, en inesperado gesto financiero, Emiratos Árabes Unidos sacó al dólar de sus energéticos y recurrió al uso de monedas propias con unos 15 socios locales y extrarregionales (como India)

En 2023, el crecimiento económico de Emiratos Árabes Unidos fue de 3.4 por ciento debido a la apertura comercial, el turismo, las inversiones inmobiliarias, la industria de la construcción, el transporte y las manufactura, según el Banco Mundial. Es la segunda mayor economía de la región árabe y tiene acuerdos comerciales con casi todo el mundo, entre los cuales están los recientes miembros de los BRICS.

Fue así como la monarquía se preparó para abandonar definitivamente lo que alguna vez fueron los petrodólares. Esta decisión de Abu Dabi fue consecuencia de un acercamiento previo con China, Rusia e India, en cuyo grupo buscará diversificar su comercio.

Egipto: seguridad

Como puerta de entrada de Europa hacia África oriental, el país del Nilo es un puente estratégico para los BRICS Plus. Su nueva membresía testimonia la confianza en su economía, que abre la posibilidad de diversificar e industrializarla y mejorar su infraestructura y servicios de salud y educación.

Esta adhesión permitirá garantizar a los 104.7 millones de egipcios un confiable suministro de energía y alimentos, así como operar como un centro regional de logística y acceso a las tecnologías de la comunicación.

Así se informó en la Reunión de Sherpas (Negociadores o asesores de alto nivel) y Sub-sherpas de los BRICS Plus, realizada el 31 de enero en Moscú, a la que por primera vez asistió Egipto como miembro. Su adhesión es un paso más para romper gradualmente la dependencia con el dólar.

Al mejorar su economía con las inversiones e intercambios entre bloques, el país puede contribuir al Banco de Desarrollo BRICS (creado en 2015) con mil 196 mdd. La adhesión le permitirá dar un paso más en la independencia con respecto al dólar.

En la banca

Argentina y Venezuela eran los prospectos latinoamericanos para ingresarse al bloque ampliado; pero el economista y presidente de Argentina Javier Milei no desea pertenecer a los BRICS Plus, como solicitó su antecesor Alberto Fernández. En su campaña, el candidato del Partido Libertario se comprometió a alinearse políticamente con Estados Unidos (EE. UU.) e Israel; “No nos vamos a alinear con comunistas”, sentenció.

Por ello no sorprendió que el 29 de diciembre, a 10 días de asumida la presidencia, emitiera una misiva con mensaje rotundo: “en esta instancia no se considera oportuna la incorporación de la República Argentina al BRICS como miembro pleno a partir del 1° de enero de 2024” e instruyó a su ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino, estrechar lazos con EE. UU.

Rusia lamentó esta decisión y declaró que confiaba en que Buenos Aires pudiera recapacitar esa postura. “Es su derecho soberano y esperamos que, con el tiempo, los dirigentes consideren más rentable para sí mismos ingresar al BRICS Plus”, advirtió el Kremlin en voz de Dmitry Peskov.

En contraste, Venezuela, otro país latinoamericano que aspira a ingresar a los BRICS para superar el cerco político-financiero-mediático del gobierno imperialista estadounidense, debió ponderar un mejor bloqueo con éste y esperar la ocasión más pertinente para incorporarse al nuevo grupo.

A cambio, Caracas ofreció un mayor acceso a la seguridad energética del bloque; sus ingresos petroleros contribuirán a los fondos del NBD, se comprometió a reimpulsar la integración de la CELAC y la Unasur y ofreció cooperar con el sur global en materia educativa, médica y de desarrollo.

Para algunos, los BRICS+ son el brazo económico del sur global, que ahora se cohesionan contra la explotación económica y el dominio político de Occidente mediante el liderazgo de una inédita rebelión anticolonial y antimperialista.

Es cierto que este grupo enfrenta múltiples retos; pero es previsible que paulatinamente disponga de mejores estrategias para articular con mayor eficacia los intereses comunes de sus integrantes.