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Con la aurora de fondo, tremolantes y pintorescas, las enramadas visten de fiesta al Rubí de la Sierra Norte: el municipio de Huitzilan de Serdán, en el estado de Puebla. Es el primer día festivo de un pueblo trabajador, una mañana cálida, perfumada con el aroma del café de olla, un cielo de un azul tan profundo como el océano y montañas relucientes por el verdor de árboles centenarios y cafetales húmedos por las recientes lluvias. Se trata de la celebración que permite a las familias humildes elevar su espíritu y les brinda un espacio para estrechar lazos de amistad y fraternidad con otros pueblos.
Las competencias deportivas destacaron por ser las primeras actividades, le siguió un desfile encabezado por la monumental banda musicalizada de la Secundaria Técnica No. 97 del municipio de Libres, Puebla, y el carro alegórico de Natali Bonilla Hernández, reina de la feria 2024, acompañada de sus princesas, Tonantzin Bonilla López y Yuridia Sarahí Bonilla Quintero.
Rostros arrebolados, alegría que inunda las calles iluminadas; familias, amigos y paisanos que ocupan un lugar en el majestuoso auditorio municipal “Máximo de la Cruz Rivera” para apreciar la música, el zapateado de las danzas propias de Mesoamérica, que amenizan comúnmente las celebraciones religiosas y que se sumaron al desfile de apertura para más tarde rendir tributo al folclor mexicano con un espectáculo artístico de enorme calidad.
Como cada año, la grandeza de la feria en honor a la Virgen de la Asunción destacó por la calidad, cantidad y gratuidad de sus eventos organizados para llevar un momento de alegría a las familias humildes, que toda la semana trabajan arduamente para llevar el pan a sus hogares, así como el desarrollo material que ha convertido al municipio en un modelo de progreso y trabajo organizado.
Por su historia, por el trabajo en beneficio del colectivo para alcanzar mayor bienestar, la feria de Huitzilan de Serdán no es una fiesta formal y con acceso para quienes tienen la posibilidad de pagar por un buen espectáculo artístico, sino el resultado de cuatro décadas de lucha y desarrollo deportivo, artístico, cultural, educativo y político, que permiten su realización con la infraestructura adecuada para los diversos eventos gratuitos, estrechar los lazos de unidad entre los pueblos, fomentar y rescatar las tradiciones originarias de un municipio en paz social.
Tradición originaria
Enclavado en la Sierra Norte del estado de Puebla, Huitzilan de Serdán destaca entre muchos municipios por su belleza natural, la fertilidad de su tierra para la producción de vegetales, frutos y en especial el café de altura, así como por su clima templado y húmedo casi todo el año. Gracias a sus riquezas naturales, mestizos oriundos del municipio de Tetela de Ocampo se adueñaron de las tierras de los huitziltecos mediante la usura para enriquecerse.
Hablantes de la lengua náhuatl, los huitziltecos han sumado a su bagaje cultural una importante cantidad de tradiciones originarias y alimentan el espíritu, por ejemplo los xochisones: melodías en las que se conjuntan el violín, la guitarra y la jarana, se cantan en la dulce lengua de los mexicas y se bailan con un collar, un ramo de flores y pan; su exquisita gastronomía: el pitzoquilit, huauquilit (quintoniles), tix-atol (atole de masa), Ijtikokok (tamal de frijol), nextamalatol (atole de nixtamal); o la elaboración de la cera para la mayordomía, que se eleva a más de dos metros, brilla con los rayos del Sol por sus colores pintorescos y se impone debido a su diseño, en el que se fusionan símbolos prehispánicos con imágenes católicas.
Los huitziltecos son artistas natos: bailan, declaman, danzan, cantan; son compositores de bellas melodías en náhuatl y destacan en cualquier deporte por su estructura ósea, recia como la de nuestros antepasados.
Es un pueblo que lleva la semilla del espíritu revolucionario, que lo ha impulsado a superar las cruentas etapas de su historia e iniciar una nueva fase desde el trabajo organizado. Se puede hablar de tres épocas: el sometimiento del cacicazgo, la violencia generada por la Unión Campesina Independiente (UCI) y el florecimiento de un pueblo que ahora ondea en lo alto la bandera del progreso.
¿Cómo era la Feria de Huitzilan de Serdán hace medio siglo?
En 1975, el antropólogo James Mounsey Taggart publicó el libro Estructura de los grupos domésticos de una comunidad de habla náhuatl de Puebla, una disertación sobre las diferencias de los grupos domésticos en el municipio de Huitzilan de Serdán. El autor realizó una investigación de campo de 1968 a 1970 en este municipio y, entre otros aportes, permite conocer una de las tradiciones más antiguas de los indígenas huitziltecos: la mayordomía en sus ferias.
Taggart describe que, a pesar de que el santo patrono del municipio es Santiago Apóstol, la fiesta principal es la del 15 de agosto en honor a la Virgen de la Asunción (aunque no existe registro de a partir de cuándo y por qué). “Los mayordomos, tanto de la fiesta de Santiago en agosto, como los demás, se obligan a hacer cuantiosos gastos (…) costean la misa y pagan la comida del sacerdote y de su cabalgadura. Pero el gasto más oneroso es la comida ofrecida en casa del mayordomo y a la que está invitado el pueblo entero (…) las mayordomías son voluntarias. Hay mayordomos que continúan en su puesto hasta tres años; otros sirven un año solamente. Los aspirantes a una mayordomía tienen que hacer su solicitud con nueve o doce meses de anticipación”.
El ritual en honor al santo local consta de tres ceremonias: llevar la cera al mayordomo, un fiscal de la iglesia entrega barras de cera como invitación formal; la segunda consiste en la entrega de la cera a la iglesia mediante una procesión; y la tercera radica en la misa.
Durante la fiesta son comunes los grupos de danzantes. Para esos años, en Huitzilan sólo existían dos grupos: “los Migueles y los Cuetzales”. “De los poblados vecinos llegaban otros danzantes: Voladores de San Andrés Tzicuilan, del municipio de Cuetzalan del Progreso y Negritos, uno del barrio de Xinachapan y otro de Ocotzota-Chagchaloyan”.
La fiesta era meramente religiosa, sin embargo, destacaron otros aspectos tras la celebración. Los mestizos que llegaron a la región, cuenta Mounsey Taggart, “encontraron indígenas analfabetas e ingenuos. Los indígenas confiaban y compraban a crédito en las tiendas. Gastaban mucho para cumplir sus obligaciones religiosas; y los comerciantes solían anotar en las cuentas artículos que el indio no adquiría (…) En los últimos 70 años de contacto, los indígenas de la cabecera y de los barrios de Xinachapan y San Miguel del Progreso han entregado 80 por ciento de sus tierras a los mestizos que constituyen alrededor del 10 por ciento de la población”.
Además, describe el autor en su libro que había varios términos para referirse a la población indígena: “macehual, gente indígena, indios, y dos términos peyorativos: inditos y nacos. Los indios llaman a los mestizos cóyotl, gente de razón y, a veces, “españoles” (…) Por regla general, los indígenas de Huitzilan hablan náhuatl dentro y fuera de casa, aunque sepan hablar castellano”.
Y agrega: “Los mestizos los humillan cuando cometen un error o no entienden una palabra dicha a media voz, apenas audible (…) Los indios son orgullosos; y para no exponerse a humillaciones dolorosas, hablan solamente náhuatl (…) No se impide a los indios participar en los acontecimientos sociales mestizos, pero ellos prefieren apartarse”.
Así era la fiesta del pueblo huitzilteco en la etapa de opresión del cacicazgo.
Violencia y éxodo oscurecían la fiesta
La situación de miseria, endeudamiento y pobreza extrema a la que llevaron al pueblo huitzilteco los mestizos convertidos en caciques del municipio lo motivó a rebelarse y buscar una vida mejor.
Encontraron en el discurso “revolucionario” de la UCI una alternativa ante su situación de marginación y abuso; pues bajo la promesa de ayuda para recuperar las tierras arrebatadas por los caciques, un grupo de pobladores se organizó y confió en la perspectiva.
Huitzilan de Serdán, la derrota de los caciques, una obra del periodista Alejandro Envila Fisher, narra lo sucedido: “la UCI irrumpió abiertamente en el escenario de Huitzilan en 1977; pero sus juntas secretas para invitar y reclutar adeptos iniciaron entre 1975 y 1976”. Pero esa organización perdió el rumbo cuando su dirigencia se apartó; no contaba con una base ideológica; y orientó las armas contra quienes había prometido defender: el pueblo de Huitzilan.
A partir de la llegada de la UCI y hasta antes de 1984, la fiesta del pueblo huitzilteco apagó su luz debido a la violencia desatada entre los pistoleros caciquiles de la UCI; pues ésta escaló no sólo contra los familiares de los involucrados en ambas partes, sino contra el pueblo en general, provocando un éxodo de más de la mitad de la población, que huyó para poder salvar su vida.
El florecimiento de un pueblo herido y la grandeza de su fiesta
El pueblo huitzilteco tiene sembrada la semilla del espíritu revolucionario y, nuevamente, ante el escenario cruento, la realidad llevó a sus mejores hombres a buscar ayuda para conseguir la tranquilidad social tan anhelada; encontró a su vanguardia en el Movimiento Antorchista Nacional (MAN), que realmente representa sus intereses y, desde hace ya 40 años, los guía hacia un futuro luminoso.
Los pobladores se organizaron, lucharon y trabajaron guiados por su organización, logrando tomar el poder político del municipio en 1984 y colocando a un presidente municipal surgido del pueblo. Aunque fue una larga lucha, y en ella perdieron la vida grandes hombres que se habían convertido en líderes de sus pueblos, lograron levantar al Huitzilan en ruinas y ondear la bandera de progreso en lo más alto de la cima.
A partir del 21 de marzo de 1984, los pobladores organizados comenzaron los trabajos para cambiar el rostro de este pueblo, donde únicamente había unas cuantas casas con luz eléctrica, la calle principal empedrada, unas cuantas tiendas abiertas, sin caminos, ni servicios básicos.
En 40 años, el proyecto de progreso encabezado por alcaldes antorchistas y el pueblo organizado ha dado importantes frutos, a pesar del panorama nacional en el que la pobreza se incrementa –más de 100 millones de pobres a la fecha–, en Huitzilan no prevalecen los altos índices de inseguridad, la falta de infraestructura educativa, deportiva y hasta de espacios recreativos que son la constante en el resto del país; por el contrario, escuelas y espacios deportivos son el orgullo de los huitziltecos.
El Consejo Nacional de Población (Conapo), reportó en 2010 que Huitzilan de Serdán se ubicaba en el 7º lugar de los municipios con mayor grado de marginación; en 2015 se alejó de esa posición hasta el puesto 17; y para 2020 pasó al lugar 21.
Llevar la tranquilidad social al municipio permitió al pueblo huitzilteco, apenas tomar el poder político en 1984, con Ramírez Velázquez Gobierno, celebrar su fiesta anual; pero ya no sólo como un evento religioso, sino como una fiesta del pueblo trabajador.
En 2024, la feria del pueblo huitzilteco es radicalmente distinta a la que se celebraba hace 50 años; ahora se ha convertido en una ocasión para celebrar la unidad entre pueblos de la región y del estado, donde muestran con orgullo sus raíces y realizan un intercambio cultural.
El rescate de sus tradiciones autóctonas, como la conservación de los xochisones y su gastronomía, es una de las principales actividades, en las que participan familias enteras de huitziltecos, de ahí que en 2024 tendrá lugar la XVI demostración gastronómica, el concurso de xochisones y el XXIV encuentro de tríos huastecos y sones tradicionales.
La mayordomía, una tradición de más de medio siglo en la zona, correspondió ahora al presidente municipal en turno, el Prof. Josué Elías Velázquez Bonilla, quien fue nombrado mayordomo principal; siguiendo la costumbre de los alcaldes antorchistas, Josué Elías preparó un convivio para todo el pueblo, preparando más de 40 mil tamales, un exquisito café de olla y el tradicional mole. El edil cumplió con los preparativos para la elaboración de la cera, la entrega con la procesión por las principales calles del municipio, en la que ya no sólo participaron tres o cuatro grupos de danzantes de la región, sino que se logró reunir a más de 100 grupos de distintos municipios y de varios tipos: Migueles, Negritos, Quetzales, Moros y españoles, Voladores y muchos más.
La tranquilidad que impera en la comunidad alentó la llegada de cientos de visitantes a la casa del mayordomo para apoyar con los preparativos, en muestra de solidaridad y fraternidad. Es peculiar ver en la casa del mayordomo a pobladores con níveos atuendos, bordados en hilo o chaquira y conversando en su lengua nativa, que puede ser el náhuatl o totonaco, si provienen de algún municipio vecino.
Aquí no se avergüenzan de su lengua materna, no se les humilla y menos se les discrimina. El alcalde, por ser hijo del pueblo huitzilteco, se entiende con sus gobernados en lengua originaria, porque ésta domina en la comunicación diaria; y conviven durante este momento especial de preparativos. Se adorna la casa del mayordomo con bellas flores de la región y se ameniza con la música de los danzantes o los xochisones.
Con apoyo de un comité de feria, se organizaron eventos deportivos como el Trail Running, torneos de basquebol, futbol soccer y rápido, carrera ciclista, rodada de motos y derby de gallos.
Durante la semana de feria, el Ayuntamiento de Huitzilan de Serdán, el comité de feria y el Movimiento Antorchista organizaron espectáculos artísticos totalmente gratuitos para el disfrute de la población y la convivencia sana de todas las familias, como los jaripeos con ganaderías de renombre, artistas del momento, así como la Expo Café.
La población disfrutó su fiesta, que representó una oportunidad para conseguir un ingreso extra, gracias a la afluencia de visitantes, que se incrementa cada año y deja una importante derrama económica. La Feria de Huitzilan de Serdán se desarrolló en un ambiente familiar, gracias a la tranquilidad social garantizada para que las familias pudieran caminar a cualquier hora por ser un municipio seguro.
La juventud, talento huitzilteco
“El arte es una poderosa arma transformadora del hombre, de su conciencia, sensibilidad y voluntad, haciéndolo un hombre mejor, con sentimiento y pensamientos más elevados; transformándolo en un hombre nuevo, más solidario, tolerante e inteligente y, por lo tanto, más capaz de convivir con sus semejantes y de ayudarlos a vivir una vida más plena”, señala el Secretario General del Movimiento Antorchista, Aquiles Córdova Morán en su libro Conferencias Culturales.
En cuatro décadas, el arte impulsado por el Movimiento Antorchista en el municipio, como arma transformadora, ha permeado entre la juventud, potenciando su talento originario. Este año, Natali, Tonantzin y Yuridia Sarahí, reina y princesas de la Feria de Huitzilan de Serdán 2024, son un ejemplo. Estudiantes de nivel medio superior, participaron en la celebración portando la corona, haciendo actividades con el comité de feria para recaudar recursos y engrandecer la feria con eventos de altísima calidad; son artistas del pueblo trabajador que, en el primer día de fiesta y después de la coronación, participaron con el grupo de danza y baile que presentó un cuadro con folclor del estado de Chiapas y Campeche. Son dignas representantes del rescate de sus tradiciones y portadoras del traje tradicional de la mujer huitzilteca.
“Nuestra fiesta también desempeña un papel revolucionario, pues es el resultado de 40 años de lucha organizada y de la liberación y elevación del pueblo trabajador organizado en el Movimiento Antorchista”, destacó durante la inauguración de la fiesta patronal el alcalde antorchista Josué Elías Velázquez Bonilla.
Y agregó: “sostenemos que nuestra feria es absolutamente necesaria, porque, precisamente, el objetivo más profundo de nuestra lucha se orienta a la construcción de una sociedad más justa y equitativa, donde toda la clase trabajadora disfrute de la riqueza que produce con sus manos, no sólo para solventar sus necesidades materiales más elementales, sino para elevar su conciencia y su carácter de ser humano a través del disfrute de actividades culturales, artísticas, de conservación de tradiciones, deportivas y políticas, que le permitan elevar su espíritu y se conviertan de manera paulatina en un ser humano superior”.
El munícipe, junto a muchos corazones unidos por el ideal revolucionario, trabajan anualmente para alegrar al pueblo trabajador mediante la fiesta de convivencia sana para estrechar los lazos de fraternidad; pero también con el trabajo arduo diario para mantener la tranquilidad social y mejorar las condiciones materiales de los pobladores. En Huitzilan de Serdán ondea en lo alto la bandera de la lucha, de la unidad y la tranquilidad social a pesar de las vicisitudes, por lo que el pueblo muestra con orgullo su feria.
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Las competencias deportivas destacaron por ser las primeras actividades.
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Escrito por Carmen Guevara
Reportera poblana