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La República Bolivariana de Venezuela tiene más de 31 millones de habitantes, de cuyos electores el 68 por ciento apoya a su gobierno. Por su tamaño ocupa el séptimo lugar entre los países latinoamericanos más grandes. Tiene dos características sobresalientes que constituyen una verdadera ofensa para “el mundo de las libertades”. La primera, que durante el gobierno de Hugo Chávez Frías se instauró el socialismo, 10 años después de la caída estrepitosa de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS); y, la segunda, que posee el 20 por ciento de los veneros del diablo (yacimientos de petróleo) del total mundial y una dotación abundante de otros minerales con alto valor comercial.
El comandante Hugo Chávez optó por una ruptura total con Washington y el control financiero que la Casa Blanca ejerce a través del Banco Mundial (BM) y del Fondo Monetario Internacional (FMI). La injerencia de Estados Unidos (EE. UU.) en los países latinoamericanos no es nueva, ya que procede desde que promulgó la Doctrina Monroe a principios del siglo XIX y con ella ha hecho y desecho a su antojo en nuestros países.
En su asedio contra Venezuela, primero contra el comandante Chávez y ahora contra Nicolás Maduro, participan los gobiernos de diversos países encabezados por EE. UU. Lo hacen con el argumento de que quieren restaurar la “democracia” en un país democrático y restablecer las “libertades” en un país que ejerce su libertad soberana.
El imperialismo “libertador” bombardea diariamente a Venezuela mediante el uso de los medios de comunicación internacionales; con información amarillista hablan del sufrimiento del pueblo venezolano, del desastre económico y la hiperinflación insostenibles. Pero callan el criminal boicot comercial permanente que Washington y sus aliados han impuesto a este país a fin de provocar el caos y el desorden social.
Esos medios de prensa guardan un silencio sepulcral de los avances sociales que el Estado bolivariano ha logrado para beneficio de la población mayoritaria de Venezuela a través de programas de vivienda, salud y aumentos de salarios para los trabajadores. No podemos negar que el pueblo sufre, pero ¿qué nación puede soportar estoicamente tales embestidas sin desgastarse un ápice?, ¿por qué reclamar al gobierno en turno el bajo crecimiento económico, cuando esto es el resultado de la embestida yanqui?
Si contáramos tan solo los últimos eventos de este año, veríamos que el asedio no da tregua ni respiro para hacer tronar a Venezuela y así apoderarse de sus valiosos recursos. Tales estrategias deberían avergonzar al mundo civilizado, porque no solo son ridículas y descabelladas, sino que violan flagrantemente las leyes internacionales.
Los ejemplos sobran: la insistencia en sostener a un presidente interino surgido de la nada y nombrado por nadie. El show de los artistas y la “ayuda humanitaria” que solo es una provocación para minar la soberanía. Además de esto, hay varias preguntas que conviene plantear a los países civilizados que ven como normal que el imperialismo yanqui esté interviniendo en Venezuela: ¿Sus Estados permitirían que grupos de oposición radical y violenta promueva un golpe de Estado (fallido) y que los dirigentes de estos canallas se paseen libremente como lo hacen en Venezuela? ¿Cuánto más debe soportar el pueblo venezolano ante el silencio cómplice del mundo civilizado? ¿Qué tiempo le dejan al pueblo y al Estado para corregir las deficiencias en la producción de satisfactores industriales y agropecuarias, si a diario deben estar defendiéndose de tan feroz embestida?
Es curioso ver cómo en México los líderes de opinión de la prensa más rancia funcionan como el muñeco del ventrílocuo. No puede ser coincidencia que prestigiados periodistas como Carlos Loret de Mola, Sergio Sarmiento, Pablo Hiriart y Raymundo Riva Palacio, por mencionar algunos, rasguen sus vestiduras exigiendo a Nicolás Maduro que restablezca la libertad y la democracia en el país hermano, sin considerar las terribles consecuencias que una intervención militar tendría para el pueblo venezolano y para el mundo entero.
Y, lo más irónico de todo, es que uno de los personajes que más ha empobrecido al pueblo mexicano, don Ricardo Salinas Pliego, el actual asesor económico del presidente López Obrador, haya señalado en una de las conferencias mañaneras de éste que la desigualdad es un proceso natural y que en el diario El Financiero haya escrito, basándose en el respeto al derecho juarista –que por lo visto no ha comprendido bien–, que los venezolanos merecen un país libre y próspero, claro, sin Maduro y sin socialismo.
Sí, don Ricardo, los venezolanos merecen eso y más, pero la prosperidad y el progreso no vendrán de EE. UU. ni del neoliberalismo. Pero no solo los venezolanos, don Ricardo, merecen un país libre y próspero: también los mexicanos lo merecemos. Pero, por lo visto, tampoco será usted y su cofradía los que traigan felicidad al pueblo mexicano. Éste será el resultado de una larga lucha que los mexicanos tendrán que dar para conquistar sus reivindicaciones sociales. Pero, eso sí: si Venezuela resiste el asedio, el mundo saldrá ganando.
Nuestro Reporte Especial habla de la toma de posesión de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela.
El gas del que depende la producción de electricidad en México viene de capital privado y extranjero; de no subsanarse esta dependencia, se repetirán sus efectos, como los apagones de diciembre de 2020 y febrero de este año.
Con cinco millones 150 mil 92 votos, el 51.20 por ciento de los votantes, el presiente Nicolás Maduro ganó las elecciones de Venezuela.
En solo una semana, la FGE reportó la detención y vinculación a proceso de media docena de elementos por desaparición forzada. Veracruz figura entre las entidades con mayores índices de inseguridad.
Los centenares de congresistas se comprometieron a derribar las modernas estructuras de odio que tales agrupaciones políticas ultraderechistas operan.
Maduro agradeció la solidaridad que el gobierno chino le ha brindado al enviar ayuda técnica sanitaria y más de 130 países más para contender la pandemia de Covid-19.
Miles de mujeres y hombres con brazos y palmas arriba clamaban: “¡Yo juro con Maduro!”, con ese gesto, los venezolanos llegaban a tiempo a la historia para darse un Estado desarrollado, soberano y multipolar. Sin entender, el neofascismo sigue del lado erróneo de la historia y la justicia.
Maduro aseguró también que pueden tratar acuerdos de economía, sobre los servicios sociales del país, así como acuerdo para exigir el cese del bloqueo y sanciones impuesta por el gobierno de los Estados Unidos.
Nicolás Maduro acusó a sectores de la oposición y a actores internacionales de intentar llevar a cabo un golpe de Estado.
La medida responde a la intención de estos exmandatarios de participar en la juramentación de Edmundo González Urrutia, quien planea asumir la presidencia el 10 de enero
"El Estado colombiano debe responder", ha aseverado el canciller venezolano, Jorge Arreaza, a través de su cuenta de Twitter.
Este domingo 28 de julio, 21.3 millones de venezolanos saldrán a las urnas para decidir el futuro de su país: la continuidad de la Revolución Bolivariana o la propuesta neoliberal de María Corina Machado.
Venezuela declaró persona “non grata" a la embajadora de la Unión Europea (UE).
Escrito por Capitán Nemo
COLUMNISTA