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Esta novela del escritor estadounidense (1924-2003) está basada en el episodio histórico más dramático del Siglo XX, ya que pudo ser mucho más catastrófico que las guerras mundiales de 1914-1918 y 1939-1945 y la crisis de los misiles nucleares en Cuba en octubre de 1962. De este suceso, sin embargo, Uris solo hace referencias aisladas y vagas salvo cuando alude al despliegue militar de Estados Unidos (EE. UU.) para obligar a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) a desmantelar los cohetes atómicos de Pinar del Río, y para exaltarlo como la “puesta en pie de guerra la más rápida, callada y brillante” en la historia militar de su país.
En el mismo tono “patriótico” de sus personajes ficticios, Leon Uris plantea una “victoria” estadounidense, olvidándose que, con tal intervención militar, el gobierno soviético, liderado entonces por Nikita Krushev, obligó al presidente gringo, John F. Kennedy, a no intentar otra invasión armada como la de Bahía de Cochinos en abril de 1961. Fuera de estas alusiones objetivas y de los presuntos “blancos” militares de los cohetes soviéticos –Washington y las principales ciudades de América Latina, incluida México– Uris oculta o disfraza a personajes históricos centrales como Kennedy, a quien no cita por su nombre y el presidente de Francia, Charles de Gaulle, al que alude como Pierre la Croix.
Al que sí menciona por su nombre es a Fidel Castro, el dirigente nacional de Cuba, a quien describe como “un político demagogo, mujeriego y bravucón” que se opone al desmantelamiento de los misiles nucleares. El resto de los personajes de Topaz son ficticios, entre ellos el protagonista principal André Devereaux, agente francés proyanqui y anticomunista; Boris Kuznetov, desertor de la agencia soviética KGB y Michael Nordstrom, agente estadounidense de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), en quienes recae la tarea de descubrir y denunciar la instalación de los misiles atómicos soviéticos en Pinar del Río.
También destaca Jacques Granville (Columbine), agente francés al servicio de la URSS y la causa comunista internacional, quien, como ayudante presidencial ejecutivo de De la Croix, opera una de las estrategias de espionaje y manipulación política más audaces de la KGB, la cual es denominada “desorientación” (Topaz); y consiste en descubrir y facilitar “información falsa” a los jefes de Estado rivales o enemigos. En este caso se halla De la Croix (De Gaulle), a quien Uris describe como antiestadounidense, europeísta y megalómano que cree encarnar a Francia en su persona y sus deseos de poder.
Además de exaltar a la democracia imperial de EE. UU. y exhibir a Castro y De Gaulle, Topaz tuvo otro objetivo extraliterario o político en extremo obvio, cuando apareció su primera edición en 1967: denunciar que, con la crisis de los misiles, la URSS pretendió “negociar” con Washington –sin la presencia de Francia– el “reparto” del mundo con sus respectivas áreas de influencia territorial, política e ideológica; y trazar una “línea roja” entre los hemisferios occidental y oriental.
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Escrito por Ángel Trejo Raygadas
Periodista cultural